DÍA 9. SALZKAMMERGUT: GOSAUSEE Y HALLSTTAT
Después de desayunar en el buffete del hotel pusimos rumbo a esta fantástica zona que merece muchos días de dedicación.
Nuestra primera parada fue el pueblo de Gosau (120 km.)
Después de desayunar en el buffete del hotel pusimos rumbo a esta fantástica zona que merece muchos días de dedicación.
Nuestra primera parada fue el pueblo de Gosau (120 km.)
y, a continuación, el lago Gosau
Al ser domingo y hacer un día espléndido, todos los aparcamientos cercanos al lago estaban llenos, así que tuvimos que aparcar bastante más lejos, en los primeros que se ven antes de llegar arriba, y subir a patita. Pasando el gasthof “Gosausee”, se accede. El Gosausee es un lugar idílico, un remanso de paz a los pies del macizo del Dachstein; en las montañas se ve el recorrido que ha hecho al agua del deshielo de los glaciares.
Puede bordearse sin ninguna dificultad...
...y subir también en el teleférico hasta Zwieselalm, a 1587 m.
...Y LA BELLEZA SE HIZO HALLSTTAT. Todo lo que habíamos oído sobre “el pueblo más bonito a orillas de un lago”, como decía Humboldt, se nos hizo poco.
No se puede acceder al pueblo con coche, por lo que puede dejarse en los aparcamientos que hay en la entrada del mismo, excepto los residentes y huéspedes.
...Y LA BELLEZA SE HIZO HALLSTTAT. Todo lo que habíamos oído sobre “el pueblo más bonito a orillas de un lago”, como decía Humboldt, se nos hizo poco.
No se puede acceder al pueblo con coche, por lo que puede dejarse en los aparcamientos que hay en la entrada del mismo, excepto los residentes y huéspedes.
Desde nuestro alojamiento (en la foto anterior, la 2ª casita amarilla, con árbol a la izquierda), “Pension Hallberg”,
nos habían indicado que podíamos obtener una tarjeta en la tienda “Souvenir Getränke” para pasar la barrera con el coche (se encuentra pasando esta a la izquierda), así que sorteando a los muchos paseantes por la Seestrasse, llegamos en unos minutos al hotel, enfrente de la oficina de turismo y del Museo de Hallsttat (algunos de los hallazgos arqueológicos de la cultura celta -800-400 a.C.- que dan nombre a la “civilización Hallsttat” están aquí).
El matrimonio Winkelmann nos atendió a pesar de ser la una (en la web especificaba que se atendía a partir de las 3); tienen una tienda de antigüedades en la planta baja y en la de arriba, donde están las habitaciones y apartamentos, hay unas vitrinas con múltiples objetos de la época de la 2ª Guerra Mundial que el hermano de Gerda fue sacando del lago. Además, hay frutas, galletas y té para los huéspedes (gratuito). Nuestra habitación, la número 4, era pequeñita (75€), con menaje de cocina (platos, vasos, cubiertos y jarra para calentar agua), pero muy coqueta y con unas vistas fabulosas al lago.
El matrimonio Winkelmann nos atendió a pesar de ser la una (en la web especificaba que se atendía a partir de las 3); tienen una tienda de antigüedades en la planta baja y en la de arriba, donde están las habitaciones y apartamentos, hay unas vitrinas con múltiples objetos de la época de la 2ª Guerra Mundial que el hermano de Gerda fue sacando del lago. Además, hay frutas, galletas y té para los huéspedes (gratuito). Nuestra habitación, la número 4, era pequeñita (75€), con menaje de cocina (platos, vasos, cubiertos y jarra para calentar agua), pero muy coqueta y con unas vistas fabulosas al lago.
Hallstatt no tiene nada de particular: es un pueblo pequeño, muy bien cuidado hasta el último detalle (por ejemplo, las parabólicas pintadas de color madera para disimularlas en las fachadas), pocas calles, su lago y sus casitas con flores…
... sus montañas al fondo
… tiene algo que no se puede describir, pero que da una sensación de plenitud y felicidad…
Puesto que era hora de comer, cogimos el funicular, el que lleva a la mina de sal (hay entrada combinada), para ver el pueblo desde arriba...
Puesto que era hora de comer, cogimos el funicular, el que lleva a la mina de sal (hay entrada combinada), para ver el pueblo desde arriba...
...desde Rudolfsturm. Allí comimos, en Baltasar Rudolfsturm, unos embutidos y quesos austriacos con un wok de verduras y carne con dos Zipfer y café (45€). Lo mejor son las vistas desde la terraza, tanto sobre Hallsttat como sobre el pueblo de enfrente, Obertraun...
...al que llega el tren y que conecta mediante barco con Hallsttat.
Es muy importante aprovechar la luz para hacer las fotos, pues a media tarde, en agosto, el sol da en Obertraun y Hallsttat queda un poco más “a oscuras”. Alquilamos una barquita (una hora, 16€) y nos entretuvimos bastante recorriendo el lago y acercándonos a las dos orillas.
Aquí se ven las dos iglesias que tiene el pueblo, la católica Pfarrkirche, en cuyo cementerio está la Beinhaus, capilla donde se guardan las famosas calaveras con nombre, fecha y causa de la muerte, y la neogótica protestante, cerca del ayuntamiento.
Después recorrimos el pueblo, encontramos en la calle principal la fuente en la que, dicen, bebieron agua Sissí y Francisco José,
subimos a la Pfarrkirche, pasamos por la Markplatz...
...y llegamos hasta el sitio desde el que está sacada la típica estampa del pueblo...
...nada que ver con la que hicimos al día siguiente con buena luz.
Mientras veíamos anochecer, dimos cuenta de unas buenas cervezas en una terraza con vistas al lago. Nos acostamos con esta imagen.
Mientras veíamos anochecer, dimos cuenta de unas buenas cervezas en una terraza con vistas al lago. Nos acostamos con esta imagen.
DÍA 10. FIN DEL SUEÑO Y VUELTA A LA CIVILIZACIÓN.
A las siete estábamos ya en la calle; acompañamos al hermano de Gerda a dar de comer a los cisnes (lo viene haciendo hace años) y volvimos a recorrer el pueblo, exprimiendo los últimos segundos que nos quedaban aquí. ¡Si pudiéramos detener el tiempo!
El lago con luz cambia mucho...
¡Ni comparación con la sacada la tarde anterior!
Con gran tristeza nos despedimos de la simpática Gerda y nos alejamos del paraíso dirección a Salzburgo.
Paramos en St. Gilgen, otro de los pueblos de la zona de los lagos...
...que da al Wolfgangsee. Hay barcos que conectan St. Gilgen y St. Wolfgang.
Habíamos leído que era muy turístico, pues es un centro vacacional, y que esto le hacía perder su encanto, pero no nos lo pareció.
También hay un teleférico, pero había mucha cola, así que… para la próxima.
Con el alma en un puño volvimos a Salzburgo, devolvimos el coche y cogimos el tren de vuelta a Viena.
Con el alma en un puño volvimos a Salzburgo, devolvimos el coche y cogimos el tren de vuelta a Viena.