Este día fue sobretodo un día de carretera, pues para llegar al norte hay que pasar la zona de los fiordos, que aunque no sean demasiados kilómetros al tener que rodear cada fiordo hace que el camino sea mucho mas largo.
Por la mañana fuimos a Höfn, donde habíamos visto que había una pastelería además de un supermercado. Desayunamos estupendamente en la pastelería y compramos algunos víveres. Enfrente del centro comercial, donde esta la pastelería, esta el museo del glaciar, en el que no llegamos a entrar.
Lo que hicimos fue dar un paseo por la costa, desde donde hay vistas a los glaciares, además con mucho mejor tiempo que el día anterior, casi nos entraron ganas de volver, que pena que había demasiados kilómetros.




Nos dirigimos a la carretera de los fiordos listos para un largo día de viaje, aunque con la ilusión de ver algún puffin o frailecillo, pero nada de nada, los puffins se habían marchado ya de la isla hacia zonas más cálidas para pasar el invierno.




Los fiordos de esta zona del país son bonitos, pero bueno, si uno tiene en la cabeza los de Noruega entonces se hacen bastante monótonos y no tan impresionantes. Durante bastante tiempo fuimos conduciendo, disfrutando del paisaje y parando de vez en cuando para hacer unas fotos.
En esta zona hay alguna ciudad que en la guía aparece como mas o menos interesante, pero a nosotros no nos llamaron mucho la atención las que vimos, por lo que seguimos nuestro camino sin parar demasiado en ninguna.





Ya al llegar a Egilsstaðir, después de toda la mañana recorriendo fiordos quisimos ver unos dos últimos que habíamos leído que eran los más bonitos. Ambos eran fiordos mas cerrados, con cascadas y una carretera que zigzagueaba hasta la zona baja, y la verdad que no tenían nada que ver con lo anterior, estos nos gustaron mucho más.






Volvimos a Egilsstaðir para dormir, pretendíamos llegar un poco más lejos en el camino, pero esta fue la única ciudad en nuestra ruta donde encontramos alojamiento, buscamos nuestro hotel, de nuevo un Edda, esta vez con baño en la habitación, todo un lujo! Además llevábamos un par de días durmiendo con sabanas en vez del saco de dormir y la verdad que se agradecía.
Nos fuimos a dar una vuelta y en el pueblo de al otro lado del río encontramos una cafetería, pastelería, biblioteca, internet, todo en uno, que estaba bastante bien. Comimos algo allí, sirven comida thai, de echo la cocinera tenia bastante pinta de tailandesa, y nos conectamos un rato a internet, que es gratuito. Lo de la biblioteca también esta muy bien, pero lo de ponerse a leer en icelandic no nos apetecía mucho en ese momento.
Pasamos allí la tarde descansando y aprovechamos también para pasar por el súper. Hay dos, uno el Bonus y el otro que no recuerdo el nombre, que es un poco mas caro pero tiene mas o menos de todo. Al lado del Bonus también hay un subway y alguna tiendecilla más. A parte de eso la verdad que el pueblo parecía tener mas bien poco.