Tras la fiesta de Kochi partimos temprano camino de Osaka, pero antes hicimos una parada en Himeji, una pequeña ciudad japonesa que es conocida por tener intacto uno de los pocos castillo de madera que quedan en Japón. Merece la pena surmergirse en el Japón feudal, y aunque muy bonito voy a arriesgarme a decir que entre una castillo japonés y uno europeo el europeo me parece más preparado para la guerra:
A parte del castillo Himeji no tiene mucho más, abajo os muestro al avenida principal que va recto desde la estación de tren hasta el castillo (desde donde está hecha la foto). Camino a la estación las calles paralelas de la izquierda son peatonales y están llenas de restaurantes, tiendas y recreativas. Llevando ya 20 días pateando Japón nos lo tomamos con calma y tras comer paseamos mirando precios, los días de compras se acercaban:
Por la tarde llegamos a Osaka, y tengo que decir que el hostal merecería casi un 10 si no fuese porque tiene toque de queda, pero por lo demás es perfecto, es limpio, tiene una sala principal comoda y con todo lo necesario, el baño es tradicional (tiene hasta piscina de agua ardiendo!) y sobre todo, está a mucha altura, puedes ver gran parte de Osaka desde la habitación: