El bus desde Takayama nos dejó en Matsumoto en poco más de 2 horas, después de atravesar los paisajes más espectaculares que hayamos visto nunca desde un autobús. Qué pena que no nos salieran bien las fotos!
Teníamos reservado el Dormy Inn, así que allí nos fuimos nada más salir del bus. El plan era ver el castillo prontito a la mañana siguiente, así que esa tarde podíamos descansar después del madrugón que nos habíamos metido y disfrutar del onsen del hotel. Aprovechamos para revisar fotos, hablar con la familia, comprobar horarios de trenes para los siguientes días… Y habíamos comido tanto en Takayama que esa noche sólo compramos algo rápido en un combini y aprovechamos los “complimentary Ramen” del hotel.
A la mañana siguiente, siguiendo nuestros planes, nos dirigimos al castillo. Tengo que decir que Matsumoto no tiene nada más que eso: el castillo. Creo que es buena idea parar (o desviarse) aquí si te pilla más o menos de camino, por ejemplo si vas hacia Tokyo, como teníamos pensado hacer nosotros. Si no, la verdad es que no estoy segura de que merezca la pena. El castillo es de los pocos que es original, eso es verdad, y es muy muy bonito, pero… no sé, me decepcionó un poco la ciudad. Con lo carísimo que nos había salido el hotel, nos dimos cuenta de que había sido una cagada ir hasta allí y pasar la noche, podíamos haber dormido en Nagoya, pero bueno. De estas cosas sólo te das cuenta a posteriori, y menos mal que por lo menos nos hizo muy buen día y pudimos hacer buenas fotos! Eso sí, no esperéis fotos de otra cosa que no sea el castillo
No madrugamos excesivamente, a las 9 estábamos en la calle rumbo al castillo, pero nos costó mucho encontrar un sitio para desayunar. Acabamos comprando un par de bollos y unas bebidas en un combini (¥450) frente a la entrada principal. Pagamos religiosamente nuestras entradas (¥600) y, mapita en mano, nos dedicamos a recorrer el recinto. Es cierto que el castillo es muy bonito, pero sinceramente, yo no vi grandes diferencias entre este (original) y el de Kumamoto (reconstruido), y de hecho me gustó mucho más el de Kumamoto. Lo bonito de este es que tiene el foso lleno de agua, con su puentecito rojo y las montañas nevadas al fondo, que lo hace súper fotogénico.
También puedes entrar dentro y subir hasta el último piso, pero aquí también gana el de Kumamoto: la “exposición” interior es bastante mejor. Pero bueno, está curioso, y las vistas desde arriba están bien. Pero es que aparte de esto hay poco más que hacer, rodeas el castillo y sales por el otro lado, y ya está. Aquí os dejo fotos desde todos los ángulos posibles, y también alguna armadura de samurai del interior:
El foso, como casi todos los estanques en Japón, está lleno de carpas. A lo largo del viaje habíamos visto ya muchas, pero las de aquí nos parecieron especialmente numerosas y hambrientas, mirad cómo se tiraban a por los trocitos de pan que les echaban y el tamaño de sus bocas:
Cuando ya habíamos hecho todas las fotos posibles, volvimos al hotel a por nuestra mochila para ir a la estación de trenes. Nos sobraba tiempo hasta el tren que teníamos previsto coger, así que comimos pronto en la estación, en una hamburguesería que tenía mejor pinta de lo que luego era (¥1300). Ya en el tren, la idea era parar en Narai, uno de los pueblos de postas que forman parte de Kiso Valley, pero en el último minuto cambiamos de idea y decidimos hacer todo el trayecto hasta Osaka del tirón y saltarnos Narai. Pensamos que si llegábamos ponto a Osaka podríamos ver algo esa tarde y aligerar los siguientes días… qué ilusos! En Matsumoto hacía un sol radiante pero en Osaka estaba cayendo el diluvio, así que nuestros planes se fueron al garete. Luego nos arrepentimos de no haber parado en Narai… pero qué le vamos a hacer, es lo que tiene improvisar!!
El shinkansen nos dejó en ShinOsaka (en total, unas 3 horas desde Matsumoto) y desde ahí, como teníamos JRP y el hotel estaba justo en la estación de JR-Namba, en lugar de coger el metro cogimos la JR Kyoto Line hasta Osaka y ahí empalmamos con la JR Loop Line hasta Imamiya, donde podíamos coger cualquier tren de JR que terminara en Namba (una parada). Parece mucho lío pero luego no es para tanto!
El hotel estaba justo sobre la estación, una torre enorme, teníamos la habitación en el piso 26 así que imaginaos. Un pedazo de hotel! Aunque seguía lloviendo sin parar, decidimos salir a la aventura y ver la zona. Habíamos elegido un hotel en la zona sur precisamente por el ambiente, los restaurantes… pero esa noche no tuvimos mucha suerte y no dejó de llover, así que nos dedicamos a recorrer el subterráneo que recorre la zona, lleno de restaurantes, y uno de los arcades cubiertos que vimos. En realidad íbamos buscando DenDen Town, el barrio electrónico, pero nos perdimos y no fuimos capaces de dar con él. Osaka era la primera ciudad “de verdad” que visitábamos, porque Kyoto es grande pero no tiene nada que ver con Osaka, es mucho más fácil orientarse en Kyoto! Al final acabamos cenando en un restaurante de sushi de esos de cinta donde vas cogiendo lo que quieres, bastante decente (aunque luego vino uno mejor), por ¥1680. Como no dejaba de llover y no podíamos ni hacer fotos, nos rendimos y volvimos hacia el hotel. Al día siguiente tocaba excursión: Koyasan!