Estábamos justo en el Ecuador de nuestro viaje y tocaba empezar la ruta de los Alpes Japoneses. La ruta más popular recorre Kanazawa – Shirakawago – Takayama. Sin embargo, nosotros íbamos a saltarnos Shirakawago para poder ir desde Kanazawa en tren, siguiendo los consejos de un diario del foro (un diario que, por cierto, no he sido capaz de encontrar ahora, y creo que ha desaparecido, puede que fuera de oysterman?). En Takayama veríamos la aldea Hida no Sato para sustituir a Shirakawago. Pero vamos en orden. Hoy tocaba Kanazawa, famosa por sus barrios de geishas y samurais y por su jardín Kenrokuen.
Al hacer el check out en el hotel les pedimos que nos enviaran la maleta a través de Yamato Transport al hotel de Osaka, al que llegaríamos 2 días más tarde (¥1370). También aprovechamos para pedirles que llamaran por teléfono al Ninjadera, el templo “ninja” de Kanazawa, porque en el último minuto decidimos ir a verlo pero es necesario tener reserva hecha, y por supuesto sólo hablan japonés. Fuimos a la estación y compramos el desayuno en una tienda de gofres que habíamos fichado el día anterior, junto con un smoothie natural y un café (¥1368), y nos fuimos al andén a esperar al tren de las 9:10. El tren desde Kyoto tarda algo más de dos horas, así que a eso de las 11:15 estábamos en Kanazawa. Esa noche íbamos a dormir también en un Dormy Inn, que estaba justo al lado de la estación, así que lo primero que hicimos fue ir a dejar la mochila. Lo primero que ves al salir de la estación de Kanazawa es que combina perfectamente una estructura metálica ultra moderna con una especie de puerta gigantesca de madera rojiza. En frente de la puerta está la famosa fuente-reloj, que con sus chorritos de agua va escribiendo distintos mensajes en inglés y en japonés, alternándolos con la hora.
Después de dejar la mochila, volvimos a la estación y pedimos un mapa en el centro de información turística (nos dieron muy buena información, mapas, consejos…) y de ahí cruzamos la acera para comprar los billetes especiales de 1 día para los autobuses locales, que por ¥500 cada uno nos permitirían coger tantos autobuses como quisiéramos, tanto el turístico típico (el loop bus) como los urbanos.
Pues ala, al bus, nos montamos en el loop bus porque era lo más sencillo para empezar nuestro recorrido circular. Primera parada: Higashi Chaya o el barrio de geishas de Kanazawa. No está mal, pero si vienes de ver Gion creo que no llama tanto la atención. Son dos callecitas que están bien para comprar recuerdos, eso sí. No me pareció excesivamente caro. Pero las casitas no son nada espectacular, y por supuesto de geishas nada de nada, y menos a esas horas de la mañana.
Dimos un paseo y después de unas cuantas fotos volvimos a la parada para volver a coger el bus. Son tan modernos que las paradas tienen unas pantallas enormes con el mapa de la ciudad y el recorrido del bus dibujado, y los buses que hay en ese momento circulando con su posición exacta y el tiempo que van a tardar en llegar a la siguiente parada… muy útil.
Siguiente parada: Kenrokuen, uno de los jardines más famosos de Japón, y dicen que uno de los 3 más bonitos. La entrada normalmente vale ¥300, pero ese día era gratuita, estaban celebrando el sakura durante toda la semana así que tuvimos suerte. Pero no sólo por la entrada, sino también porque habían montado una parecida a la que había en el Maruyama Park de Kyoto (salvando las distancias!), con casetas de comida y ambientillo de fiestas. Así que decidimos ver el jardín y comer ahí mismo al salir. Lo malo es que el día no acompañaba del todo, estaba medio nublado, amenazando lluvia, y no pudimos disfrutar la visita en condiciones. Aún así, el jardín es muy muy bonito, y en un día soleado debe ser espectacular.
Estuvimos alrededor de una hora paseando por el jardín y al salir, como habíamos planeado, comimos en los puestos que tenían montados. Probamos una especie de okonomiyaki pequeñito y compacto, unos onigiris rellenos, boniato asado y una especie de masa de arroz ensartada en un palo y recubierta de salsa por ¥1900. Después de comer entramos a ver el castillo, aprovechando que estábamos justo enfrente y que nos sobraba tiempo hasta nuestra reserva en Ninjadera. La entrada es gratuita, y aunque es verdad que no es un castillo espectacular como el de Kumamoto o el de Matsumoto, merece la pena una visita si se tiene tiempo.
Como la reserva para el Ninjadera era a las 16:30, decidimos volver a coger el bus para pasar primero por el barrio de los samurais o Nagamachi, y ya ir andando desde allí.
Este barrio tampoco es que sea nada espectacular, tiene callecitas estrechas y algunas casas donde puedes entrar gratuitamente (al jardín), pero quizás lo más famoso y destacable es la casa Nomura, antigua residencia de samurais. Eso sí, esta de gratuito tiene poco (¥500). No teníamos pensado entrar, pero estando allí cambiamos de idea. La visita dura unos 20 minutos, así que no lleva mucho tiempo. Tiene una salita de té donde puedes pedir que te hagan la ceremonia (pero hay que pagar, claro), y luego tiene una pequeña sala donde hay varios artículos expuestos (lo más llamativo, las katanas). El principal atractivo de la casa, sin embargo, es el pequeño jardín posterior que tiene, con un estanque con las carpas más grandes que he visto en mi vida. Parecían atunes, lo juro.
Cuando terminamos con la Nomura-ken ya nos fuimos hacia en Ninjadera para no llegar tarde. Aquí sólo os puedo poner una foto del exterior, porque dentro está prohibido hacer fotos. Por fuera no parece gran cosa, pero, ¿y si os digo que ahí donde lo veis tiene 7 niveles?
En la época en la que se construyó, no estaban permitidas las casas con más de 2 pisos, pero se las ingeniaron para que este templo, aparentemente de 2 pisos, tuviera en realidad 7 niveles, 4 plantas, 29 escaleras y 23 habitaciones (incluida una para harakiris que, una vez que entras, sólo se puede abrir desde fuera, sería por si se arrepentían?). Se usaba para proteger al castillo, y en el jardín hay un pozo que (dicen) conecta con una salida secreta del castillo. En realidad, no tiene nada que ver con ninjas, pero se le puso el “mote” por la cantidad de trampas, escondites, pasadizos secretos y puertas corredizas que tiene. La entrada no es barata precisamente (¥800), pero la visita, en mi opinión, merece la pena. Aunque el tour es en japonés, te dan una guía bastante decente en inglés con fotos y explicaciones, y es fácil de seguir, te enteras de todo.
Después de esta visita decidimos coger el primer bus que nos llevara al hotel. Kanazawa tiene alguna cosa más que visitar (la zona de templos o Teramachi, el santuario Oyama…), pero ya habíamos echado el día y nos dábamos por satisfechos. El resto de la tarde la dedicamos a descansar y disfrutar del onsen del hotel (para variar!!), aunque tengo que decir que no tenía nada que ver con el de Kyoto, estaba bastante más descuidado.
A última hora salimos a cenar a la zona de restaurantes que había en el centro comercial que estaba justo entre la estación y el hotel. Después de dar una vuelta nos decidimos por un restaurante de shabu-shabu y sukiyaki, que son dos maneras de cocer carne y verduras, que luego puedes mojar en unas salsas especiales y acompañarlas de arroz, fideos, ensalada… A nosotros nos gustó más el sukiyaki, es mucho más sabroso, y nos pusimos hasta arriba (era buffet…). Nos costó ¥3986 y fue de las mejores cenas del viaje!! Es una pena que casi lo único que se conozca de la comida japonesa en España sea el sushi, porque hay tantas cosas taaaan buenas! Esta concretamente era una de nuestras grandes desconocidas y nos encantó.
Este fue nuestro día en Kanazawa, una ciudad que nos sorprendió muy gratamente y que nos ofreció mucho más de lo esperado.