Esta noche duermo a pierna suelta y sólo recuerdo que, en medio de mis sueños, oigo el canto de un pájaro que parece cantar “hello, hello”. Me encanta el sonido de este pájaro, tiene una voz suave y musical, pero es muy insistente, tanto que ya empieza a molestarme y estoy empezando a despertar. De pronto el pájaro empieza a dar palmas. Algo anda mal, me digo



Bueno, ya ha conseguido su propósito y nos levantamos, para dirigirnos a tomar un café calentito y unas galletas, pues hoy hemos quedado en salir de safari a las 6 de la mañana

Como nos han advertido de que hace mucho frío de madrugada me he puesto varias capas, incluido un jersey polar y me llevo mi pasmina de angora que abriga un montón.
Ocupamos nuestros asientos y ¡TACHAN! Otra bolsa de agua caliente nos espera a cada uno junto con una manta masai. Coloco la bolsa entre la puerta y mi persona y me envuelvo la cabeza y el cuerpo con la pasmina y la manta masai y así, calentita, nos dirigimos a nuestra aventura de hoy, lunes 18 de julio.

Fuimos directos a la zona donde se suponía que encontraríamos al rinoceronte y PREMIO, allí estaba, escondido entre la alta hierba.

El rinoceronte negro es uno de los animales más tímidos que existen y en cuanto notan la presencia del hombre se esconden entre los arbustos.
El rino tiene muy mala vista pero un olfato muy fino por lo que puede captar el olor del hombre desde lejos. Y este lo hizo e, inmediatamente, se metió entre la espesura. Todo un premio a nuestro madrugón pues el animal pasará el resto del día escondido y sólo volverá a salir de noche para beber agua y el que pase un poco más tarde por este paraje no podrá verlo.
EL OBJETIVO DEL DIA CONSEGUIDO.


Ahora ya podemos desayunar. Buscaron un lugar despejado y con un arbolito para disfrutar de su sombra y sacaron el desayuno: huevos duros, salchichas, becon, fruta, màs fruta, galletas, bizcocho, frutos secos, pan, zumos, yogures, café, te y leche. A eso se le llama reponer fuerzas. (y aprovechamos para ir detrás de un arbusto).
Proseguimos nuestro safari, vimos jirafas, alguna con su correspondiente picabueyes
Un pájaro “go away”, llamado así porque es un chivato y cuando ve algún peligro da el “queo” para que todos los demás animales se enteren y salgan huyendo.
Una inmensa manada de Elands y cebras. El eland es el antílope de mayor tamaño que surca las llanuras de Kenia. Tambien sigue la migración aunque en menor medida que los ñus y gacelas.
Después Jose nos dejó para ir a despedir a una pareja de americanos que estaban en el campamento y nos quedamos con Morris como conductor y con Tipira como rastreador. Aquí me di cuenta de lo importante que es tener un guía que hable tu idioma, pues Morris solo hablaba inglés y yo de inglés, “na de na”

Y proseguimos de vuelta hacia el campamento y de camino seguimos viendo animales:
Un elefante merendándose todo un árbol
Y al que no le sentó nada bien nuestra presencia
Morris no se le pensó dos veces, metió la primera y salimos corriendo de allí.
Nuestro conductor buscaba al leopardo y nos llevó cerca de los cauces de agua que es la zona donde se suelen esconder. No los vimos, pero si vimos una familia de Bohor Reedbuck, un precioso antílope al que le gusta vivir cerca del agua.
Una pareja de facoceros, animal parecido al jabalí y tan tímidos ellos que salen zumbando en cuanto sienten tu presencia, por lo que es difícil obtener una buena captura,
Y una familia de leones con más de 7 cachorros mayorcitos que se estaban comiendo un ñu (pobrecitos, los ñus, todo el mundo se los come

Era gracioso verlos comer, empujándose unos a otros, gruñéndose y hasta enseñándose los dientes.
Pero lo que me llegó al alma fue ver el recibimiento que le hicieron a la leona cuando se acercó a ellos. Varios dejaron de comer y se fueron a hacerle carantoñas. Os lo juro, de verdad, fue una escena de lo más tierna


Y por fin llegamos al campamento, mas tarde de lo que esperábamos y bastante más cansados de lo que hubiéramos deseado, pero todo tiene su parte buena. Corrí hacia nuestra tienda, me puse el bañador y me fui derechita a la ducha que hay en el arroyo, dispuesta a quitarme todo el calor y el polvo.


El campamento no dispone de piscina pero han encontrado un sustituto muy agradable, se trata de un lugar sombreado junto al arroyo en donde han colocado dos bancos de madera y unas perchas rudimentarias, han canalizado el agua del arroyo y el resultado es una ducha de agua fría.
Luego comida agradable y tranquila: ensalada de aguacate, espagueti carbonara y macedonia de frutas y despues de una reparadora siestecita nos fuimos al río, a bañarnos. No creáis que exagero, digo a bañarnos y eso fue exactamente lo que hicimos.

Jose S nos llevó hasta una zona del río de la Arena (Sand River) que discurre entre piedras y en donde se han formado varias pozas, en una de las cuales puede uno bañarse. Es una zona en donde el agua no tiene parásitos y se puede uno meter en el río sin peligro.
El acceso está muy escondido pero ellos conocían de sobra el camino. Elegimos una poza amplia donde el río se introduce bajo las rocas, los demás no estaban muy convencidos de meterse en el agua, pero yo no lo dudé, me puse el bañador y ¡al agua, patos!
La poza tenía una suave arena en su borde, parecía una playa. Pero todo tiene su parte negativa y según te acercas al río la arena se convierte en cieno en donde los pies se hunden hasta las rodillas. Fue tal la sorpresa que resbalé, los pies se fueron ellos solitos hacia el cielo y os podéis imaginar sobre qué aterricé. Las risas fueron generales pero yo, muy digna, dejé que el culo resbalara sobre el cieno y aterrice con un “chop” sobre las aguas. Estaban buenísimas, algo fresquitas pero eran un gozo en el calor de la tarde.


Al ver que seguía entera y no me había comido ningún bicho, se animaron los demás y estuvimos un buen rato nadando.
Al salir tuvimos buen cuidado con el cieno y Jose nos trajo agua del propio río para que pudiéramos quitarnos todo el légamo de los pies.
Lesaloi vigilaba desde lo alto por si se acercaba algún animal y nos miraba como diciendo “il sont foul, c’est romaine”.
Y después del refrescante chapuzón nos dirigimos de nuevo a un lugar desde el que contemplar otra puesta de sol
Y como algunos habeis comentado que os encantan las puestas de sol, pues pongo dos momentos de la misma puesta. (la verdad es que no sabía cual elegir, así que pongo las dos)
Y de nuevo hicimos safari nocturno hasta el campamento y esta vez vimos unas cuantas mangostas rayadas
y el resto del día transcurrió igual que el anterior, así que no os canso con su descripción, buenas noches y hasta mañana.