Desayunamos en el hotel (estaba incluído), un hermosísimo comedor y la comida excelente (era internacional). Aprovecho y les dejo unas fotos del hotel.
Ya desayunados nos dirigimos hacia el Museo de El Cairo. Aquí no me arrepiento de haber tenido un guía. Hay tantas cosas en este museo, ¡muchísimas! La fachada bellísima no concuerda con lo que encuentras dentro. Desgraciadamente no está organizado como uno esperaría esté el principal museo de un país y, sobre todo, con tanta historia y tanto turismo como este. Al final, gracias al guía pudimos ver de manera adecuada lo más importante y asociándolo a todos aquellos templos, tumbas, etc. que ya habíamos conocido (por cierto me gustó que lo hubiéramos visto al final porque así entendíamos mejor todo).
No se pueden tomar fotos dentro, hay que dejar las cámaras afuera asi es que me dediqué a comprar postales de lo que más me llamó la atención en la tienda del museo para tener un pequeño recuerdo.
De allí, al Cairo Copto. Me gustó muchísimo ver las diferentes religiones mezcladas en un pequeño barrio. Allí se puede observar la Cripta Sagrada donde María y José estuvieron durante su huída.
La Iglesia Católica: hermosa. Muy diferente su decoración a lo que vemos usualmente en países occidentales, la influencia de la cultura árabe se puede palpar.
En la Sinagoga (que no se podía tomar fotos) también se veía esa bella influencia en la decoración.
Luego visitamos la ciudadela con la Mezquita Mohamed Ali. Un sitio muy bello pero rodeado de muchísima pobreza, los barrios construídos en cementerios.
El día estaba llegando a su final y nos dirigimos al Khalili Bazar. Ya era el último día asi es que casi todas las compras estaban hechas, pero queríamos experimentar el ambiente y comprar algunos regalitos más.
Y así terminó esta maravillosa semana que jamás olvidaré en mi vida. Es un país que hay que conocer alguna vez en la vida y que nos dejó con ganas de volver pero teníamos que tomar nuestro vuelo rumbo a Madrid... las vacaciones a penas empezaban.