Salimos temprano del hotel con dirección al palacio de Schonbrünn (directos desde el hotel con la línea U4). Una vez en la calle es fácil encontrar el camino ya que basta con seguir a la gente (si, lo de dónde va Vicente...). Conforme te vas acercando hay una especie de carteles publicitarios que te van orientando de la distancia que te queda.
Una vez dentro del recinto, la entrada es por la parte frontal izquierda. Allí tienes que dejar las mochilas en consigna y a través de una escalera, accedes al “Grand Tour” (incluido en el Sissi Ticket sacado en el Hofburg). Al igual que comenté en Hofburg, destaca la falta de lujo, el “minimalismo” podríamos decir de los aposentos de Francisco José I. Por cierto; ¡qué barbaridad la cantidad de japoneses que había!
Cuando terminamos la visita (no se tarda mucho a menos que oigas todo el contenido de la audioguía), y una vez recuperada la mochila accedimos al jardín por la parte de detrás y al fondo, sobre elevado, distinguimos la Gloriette.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Una vez que llegas arriba, a la Gloriette, y después de subir mucho, mucho, tienes las vistas de palacio y Viena detrás tan famosas y tantas veces fotografiadas. Nada, que nos hartamos de hacer fotos.
Después de haber descansado en alguno de los bancos que hay, empezamos a bajar y de vuelta al metro. Volvimos a coger la línea U4, pero esta vez nos bajamos en Karlsplatz, y de ahí, a un paso, la Iglesia de San Carlos, Karlkirche, www.karlskirche.at/.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Entramos a verla y nos pareció muy bonita, sobre todo el altar. Coincidió nuestra visita con una boda que añadió un poco de colorido dentro y a la salida de la iglesia, donde descansamos un poco cerca de una fuente que está justo enfrente de la entrada.
Empezamos a andar camino de nuestra siguiente etapa, rumbo al Palacio del Belvedere, www.belvedere.at/ ...art?rel=en. Si bien mirando en cualquier plano de la ciudad, podéis comprobar como el extremo de este palacio aparece justo al lado de Karlkirche, esto induce a error, ya que la entrada la tiene justo en el lado opuesto. Para llegar a ésta, comenzamos a andar por la calle Prinz-Eugen-strasse, que es una calle que bordea el palacio, larguísima y cuesta arriba. A través de ella pudimos ver muchas embajadas y justo en el cruce con Belvederegasse, a la altura del Belvedere superior, ahí está la entrada.
Comimos justo enfrente de esta entrada, en un restaurante griego (no tiene pérdida, ya que es el único que hay). Un poco caro, pero comimos una barbaridad, que después de lo que habíamos andado, nos vino muy bien.
Sacamos sólo la entrada para el Belvedere Superior ya que lo que teníamos verdadero interés en ver era la colección que alberga en su interior de Gustav Klimt, en especial “el beso”, upload.wikimedia.org/ ...mt%29_.jpg,
Todavía no tengo una opinión muy formada sobre este cuadro, vamos, que no se si me gusta o no. Lo que si tengo que decir es que no me dejó indiferente. ¡Ah!, antes de que se olvide; la iluminación de la sala donde está este cuadro, fatal. Tiene justo detrás una ventana, ésta estaba abierta y le daba todo el reflejo de la calle.
También destacar en esta galería, la obra más conocida de Franz Xaver Messerschmid, los bustos con expresiones faciales exageradas, www.belvedere.at/ ...ode=active, algo espectacular.
Teníamos previsto ir a continuación al parque Prater, pero la verdad es que estábamos reventados, cansadísimos, hacía muchísima calor y decidimos volvernos al hotel y descansar un poco.
El camino más corto fue salir por la parte de atrás del Belvedere superior, a través de los jardines “Alpengarten”, hasta salir del recinto. A la derecha por la calle Wiedner-Gürtel, hasta llegar después de 5 minutos andando a la estación de metro”Südtirolerplatz”. Allí, a través de la línea U1, al hotel.
Volvimos a salir a eso de las 18h. Estuvimos dando un paseo y aprovechando para comprar algún recuerdo a través de la plaza de la Catedral, calle Graven, Kohlmarkt y sus tiendas, Augustinerstrasse (entramos a ver la Iglesia de los Agustinos), Albertinaplatz, con la vista del Museo Albertina, el edificio de la Ópera y el Hotel Sacher, desembocando en Kärntnerstrasse, calle súper ambientada de gente hasta volver de nuevo a la plaza de la Catedral.
Cenamos en una pizzería y sobre las 22h, ya estábamos de vuelta en el hotel, preparando las maletas para la vuelta a España al día siguiente.