- Alemania -
Berlín
22/05
El hostel en el que nos hospedábamos se llama Schlafmeile , está cerca de la Estación Frankfurter Alee y verdaderamente ha sido uno de los mejores que estuvimos, y a juzgar por el precio - € 15 la noche – fue una ganga. El barrio es el de Friedrichshain, en pleno corazón del Berlín Oriental, muy pintoresco por cierto.
Dejamos las cosas en el hostel, almorzamos y salimos para solucionar nuestra ida de Berlín hacia Viena. Este fue un tema un poco sencillo porque la mayoría estábamos de acuerdo en que en Eurolines no viajaríamos mas por la incomodidad de los bondis(en el itinerario que armamos en Buenos Aires teníamos pensado viajar en bus).
Si bien ya veníamos barajando la posibilidad de ir a Praga anteriormente, con Sebastián vimos una posibilidad más concreta y decidimos separarnos de los chicos por un día para conocer una ciudad que nos recomendaron muchísimo, pero de esto hablare más adelante. Como decía, reservamos Seba y yo para Praga y Noni, Mila y Santiago directo para Viena.
Después de salir de la estación, dimos unas vueltas por el centro de la ciudad, cerca de la Torre de TV y de la Plaza Alexander Platz, acompañamos a Milagros a la casa de un amigo que le daba alojamiento, después cena y a dormir.
Día veintinueve - Berlín
23/05
Salimos con destino la Puerta de Brandemburgo para encontrarnos con Mila y esperar que saliera el Free Tour que decidimos hacer (igual al que habíamos hecho en Ámsterdam). Este tour tiene como finalidad hacerte conocer los lugares más importantes de la ciudad y a su vez la agencia aprovecha para hacer un "gancho" para venderte las excursiones que tienen. De todas maneras, no te das cuenta de lo comercial de la agencia, porque no trata a sus pasajeros como clientes sino como amigos, el guía no ve a los turistas como a un euro caminando, sino que trata de que durante el tour aprendan y conozcan lo maravilloso de cada ciudad.
El tour comandado esta vez por Pamela, una chilena que nos llevo por el centro histórico de Berlín y durante tres horas nos hablo de la Puerta de Brandemburgo, el parlamento, los palacios, el único edificio que queda de la era nazi, el búnquer de Hitler y del controvertido y famoso muro!. Pasamos también por el Check Point Charlie, las iglesias gemelas, la Universidad que tenía una feria de libros bastante interesante y económica, la única Catedral católica de la ciudad en la que justamente se celebraba una importante misa ese día.
Las últimas horas de este día no fueron muy significativas, caminamos por la isla de los museos una vez que terminó el Free tour, y admiramos como siguen reconstruyendo la ciudad. Después desandamos el camino que habiamos hecho con la guía para hacer fotos en el muro y en Check Point Charlie para luego terminar en el Edificio Sony, una obra muy buena de arquitectura moderna.
Algo que merece la pena destacar es la rapidez con la que están reconstruyendo todo Berlín, estos 17 años que lleva unificada la ciudad no han servido más que para adelantos, a diferencia de Argentina que nos han fundido el país 2 veces, nos han cagado de mil maneras y creo que vamos peor de lo que estábamos, pero en fin, no quiero amargarme pensando en la mierda política, sino la idea es contar nuestro viaje.
Otro párrafo aparte para el Muro de Berlín, nos hemos llevado un chasco bastante importante, porque nosotros, como el resto del que visita Berlín, pretendemos encontrar una muralla china. Para desilusión de muchos, y nuestra también, solamente encontramos una pared de no más de 20 centímetros de espesor y unos 2 metros de altura que a simple vista era muy sencilla de cruzar. Pero no crean que ha sido tan fácil, porque existía una franja que denominaban "de la muerte", que quedaba entre los dos muros y para poder cruzarla había que escapar de los francotiradores, los campos minados y los alambres de púas electrocutados.
Dia treinta – Berlín y Sachsenhaussen
24/05
Nos levantamos temprano, y salimos con destino a la puerta de Brandemburgo para tomar un tour que nos pareció imprescindible: un campo de concentración Nazi.
Salimos esta vez con Jaime, un español muy buena onda, que está terminando sus estudios de arquitectura en Berlín y en sus ratos libres trabaja como guía turístico.
El viaja hasta Sachsenhaussen (así se llama el campo al que fuimos, y es el más cercano a Berlín) es de 50 minutos en tren y estaba incluido en el precio de la excursión (€ 12, que no nos pareció caro para nada, y menos después de haber hecho el “paseo”-.
El lugar en su momento albergó a millones de presos de la dictadura nazi y a otro millar de presos de la segunda guerra. En su momento superó las 400 hectáreas de extensión y dentro de él funcionaban fábricas, vivían familias de las personas que "trabajaban" allí, y a finales de la guerra funcionó también como campo de exterminio.
No alcanzan las palabras para poder describir las emociones fuertes que nos han tocado vivir durante las 5 horas que estuvimos dentro, lo que se viene a la mente en este momento es impotencia, bronca, dolor, desesperación, terror.
Las barracas son desoladoras, aberrantes las salas de acumular cadáveres, impensado el modo de proceder de esta gente y mucho mas inentendible su forma de pensar, por suerte.
El lugar que a mi particularmente me ha shoqueado es la morgue, lugar donde practicaban atrozmente con los cadáveres y que luego incineraban para tapar sus atrocidades, o que, argumentaban que fallecían de muerte naturales. Otro lugar aterrador es el lugar donde "dormían", en una cama de 60 centímetros de diámetro, dicen que, llegaban a dormir hasta 4 personas. Juagaban con la gente, con la vida, con el dolor, tratando siempre de borrar la personalidad, llevando a la pobre gente a ser menos que animales.
Sinceramente es un lugar al que debería ir todo el mundo, todas las personas del planeta, para poder aprender que es lo que NO hay que hacer y NUNCA MÁS debería repetirse, bajo ninguna circunstancia. Principalmente, tendrían que ir allí nuestros gobernantes, para aprender y para que les sirva de lección, pero sé que esto es una utopía, por lo tanto sigo relatando el viaje, pero no quería pasar por alto todo esto porque fue una experiencia más que fuerte para nosotros.
El final del día fue coronado con bombos y platillos, fuimos a cenar con Cacho, el amigo de Milagros, que es alemán y nos llevo a un restaurante muy pintoresco. Después de cenar fuimos con Cacho, a un bar para degustar las más variadas cervezas, pero no se preocupen que no nos emborrachamos, somos bastante conscientes y sabemos tomar.
El día termino a las 3 de la mañana, previa perdida en los metros berlineses, horario en el que llegamos al hostel y nos separamos Sebastián y yo porque debíamos tomar el tren a Praga a las 4,50 hs. Noni y Santiago se quedaban en el hostel hasta el día siguiente, se encontraban con Milagros y viajaban a Viena, lugar donde nos volveríamos a reunir todos.
Algo nos pasó en esta noche por culpa de las cervezas, salimos con Seba del hostel para tomar el tren a Praga, llegamos 30 minutos antes a la estación, y como la formación que debíamos tomar estaba en el andén nos mandamos arriba. Estábamos muy cansados y con copas encima entonces la decisión fue unánime: faltan 25 minutos para salir mejor nos dormimos. Resultado: me despierto 1 hora después, el tren parado y 5 chinos mirándome fijo y hablando en inglés a los gritos, se podrán imaginar que si mi inglés es precario, mas me iba a costar entenderlo hablado por chinos, estando muy dormido y tras eso con influencias alcohólicas!!!. Buen, les explico a lo indio que me hablen más pausado para poder entender, lo hacen y resulta que lo que me querían decir es que me había equivocado de asiento y estaba sentado en los números que a ellos les correspondía. Despierto a mi colega, nos cambiamos de asiento y nos acomodamos de nuevo para seguir durmiendo la mona, pero al instante saltamos los dos como resortes mal armados, dándonos cuenta que el tren no se movía, que ya había pasado más de una hora del tiempo que debía salir y aún estábamos en el mismo lugar! Salgo corriendo a ver si había alguien más normal que los chinos, pregunto a un par de personas y resulta que nuestro tren se había demorado en la salida y recién en diez minutos emprendería viaje. Más tranquilo, subo de vuelta, busco a mi colega que había salido también a buscar información, nos acomodamos y seguimos haciendo la siestita. Finalmente el tren arranca, llega a Praga sin problemas y los chinos, como siempre, apuntando con sus megas cámaras a cuanta cosa se movía.