LUANG PRABANG VIENTIANE ✏️ Diarios de Viajes de Tailandia

Llegar a Luang Prabang es llegar a un oasis de paz. Es una ciudad donde podría haberme quedado mucho tiempo.

Alquile una bicicleta, siendo una idea estupenda para visitarla. Muy recomendable el mercado nocturno. La verdad es, que Luang Prabang es preciosa guardando cierto recuerdo frances, con tradicones típicas del budimso. Y luego el omnipresente río Mekong, que todo lo llena.

Presencie el espectáculo del deporte nacional por excelencia, el futvolley. Fervor popular que llevan en la sangre las gentes laosienses. Con sus bubucelas, sus tambores. No dejan de animar, pero con un respeto al contrario que a mi se me cae la cara de vergüenza cuando lo comparas con el comportamiento que tenemos por aqui.

El transporte en este país es una aventura total. El autobus de Luang Prabang a Vientiane en clase VIP, no sabría esplicar cual es la clase turista, donde van las gallinas me imagino, tarda alrededor de 10 h para un total de 380 Km. Pero esto no es más que la teoría. La práctica es mucho más aleatoria.

El billete lo puedes conseguir en cualquier agencia o en la misma estación de autobuses. Yo lo hice en la agencia, asi también tenía el tuk-tuk que me llevaba a la propia estación, situada a unos 3 Kms del centro. No resulta nada caro, otra cosa es decir si es muy confortable. Nada más salir, bueno para ser exactos, ni sin salir todavía de la propia estación de autobuses, nos toca cambiar, ya que del cuadro de mandos de este empieza a salir un humo muy sospechoso. Con algo más de media hora de retraso emprendemos la marcha.

País montañoso, pero muy agradable a la vista. La carretera es serpenteante, de montaña, sin señales horzintales ni verticales en la carretera, con familias viviendo en las mismas cunetas, aprovechando la red eléctrica que pasa junto a ella. Pero muchas de estas chozas de bamboo, quedan suspendidas de profundos precipicios. Quedo impresionado.

Después de 4 horas, empiza a salir humo del segundo autobus. Avería. Paramos. Quedamos varados en medio de la nada, bueno a decir verdad, en medio de unas curvas y unas chavolas. Tenemos a unos cerdos, cabra que nos hacen compañia.

Pasan las horas sin ver atisbos de solución. Unas jovenes holandesas, nervionas por la posible pérdida de un enlace instan al conductor a llamar para que nos recojan y nos lleven a nuestro destino. Pero las cosas aqui no funcionan asi. Con una sonrisa amable te dicen que si, pero no hay otro autobus, y no se si saben arreglar la avería. Empiezo a pensar que la cabra es la solución, me muero de hambre y hace frio. Estoy a más de 1500 m de altitud y hace como 15ºC. Son las 15:30 h y sin probar bocado.

Después de 3 horas, aleluya, el autobus vuelve a funcionar. Esperemos que no sea un espejismo. Pero no. Llego a Vientiane más tarde de medianoche. Me cuesta encontrar un albergue barato que este abierto, pero no me lleva más de 1 hora. Duermo como nunca, bendita cama.

Al día siguiente lo dedico a visitar Vientiane. También ribereña del Mekong, frontera con Tailandia, pero sin ningún puente que lo cruce. Extraño no? pues no, esto es Laos. El único puente esta como a 20 Km hacia el este. Vientiane tiene pinta de pueblo mayor, no asi como Luang Prabang que sería el hermano pequeño. Manejable y llana, extraño para un país en el que nada es plano.

No he tenido tiempo de parar en Vang Vieng, a unas 4 horas de Vientiane. Parada obligada si quieres darte un chapuzón en el río y cogerte una cogorza a precio razonable. Lleno de veinteañeros extranjeros extasiados por alcohol, no es la esencia de Laos. Es un sucedaneo más bien de Salou.

El tiempo en este maravilloso pais se ha acabado, y paso la frontera por Nong Khai, de nuevo en Tailandia. Queda poco del viaje. Autobus de vuelta a Bangkok y pequeñas compras.

El último día tenía intención de visitar el mercado flotante de Damnoen Saduak, a unos 80 Km al oeste de Bangkok. Pero, esta vez sí en Khao San, donde conozco a un ruso, que despues de cenar, me convence para disfrutar de la noche bangkoniese. Madre mia, me lo pase genial, pero al día siguiente, digamos que me costo mucho levantarme. Pero aún sin haber visto este mercado flotante, no me arrepiento....me lo pase de madre.

Este último día aproveche para hacer algunas compras, visitar China Town. El avión de vuelta era media noche. Me quedaba un largo viaje de vuelta a casa, con muchas experiencias metidas en la mochila.

Espero que haya gustado una minima parte de lo que me ha gustado a mi.

Saludos