Llegamos a Puebla por la tarde, 3h de autobús. Cogimos un taxi hacia el hotel San Miguel. Nos costó la habitación doble unos 250 pesos con tv, antiguo pero limpio.
Puebla es una ciudad para callejearla. Encontrarse sus edificios coloniales, sus patios y sus fuentes. Ver su animado zócalo y su catedral. Muchos de sus edificios tienen la fachada de azulejos como la casa de los muñecos. Puebla es un lugar con encanto. Tiene un teatro muy curioso, situado en el barrio de los artistas. Su catedral es impresionante.
Sobre mediodía cogimos de nuevo un bus, esta vez rumbo a Veracruz. Supongo que las expectativas eran altas y sinceramente fue la ciudad, de las visitadas, que menos nos gustó. En parte, supongo que se debió a que muchas de las cosas para ver estan a las afueras y no en la misma ciudad. Nada más bajar comimos en la “Cocina Economica Veracruz” que está justo enfrente de la estación de bus ADO. La comida estuvo muy bien y tan solo nos costó 80 pesos, las dos personas. Nos alojamos en el Hostal Amparo, la habitación más economica que tuvimos en todo el viaje, 140 pesos, con ventilador, todo muy correcto. Una vez dejadas las mochilas nos fuimos al malecom, para sobrellevar mejor el asfixiante calor con el que nos recibió Veracruz. El gran descubrimiento que hicimos en la ciudad fue una nevería, cerca de las paradas de artesanía, que por 10 pesos tenia unos excelentes helados (nieves) de fruta natural. Visitamos el faro Carranza, el puerto, el malecón, y por la noche estuvimos en el zócalo. Sentados en una de las terrazas de los soportales, escuchamos los músicos que cantaban previo pago canciones para todos conocidas (30 pesos por canción). Allí tomamos nuestra primera michelada con picante! Nuestra cara al ver la cerveza roja fue todo un poema…
Al dia siguiente desayunamos en el Café del Portal, un sitio muy bonito y emblemático (y un poco caro…) y visitamos San Juan de Alúa (39pesos), una fortaleza que también fue usada de prisión. A la ida fuimos en taxi y volvimos en barquita, paseo mucho más agradable y económico.
Antes de comer visitamos el Baluarte de Santiago, donde se guardan las joyas prehispanicas (pocas y previo pago de 40 pesos) y después de comer en un bar próximo, “El Torbellino”, un pescadito bien rico, tomamos un bus para ir al acuario. Esta en un centro comercial en la zona de la playa, es bonito y muy nuevo, cuesta unos 60 pesos. Allí pasamos la tarde, antes de coger nuestro autobús rumbo a Oaxaca.

Puebla es una ciudad para callejearla. Encontrarse sus edificios coloniales, sus patios y sus fuentes. Ver su animado zócalo y su catedral. Muchos de sus edificios tienen la fachada de azulejos como la casa de los muñecos. Puebla es un lugar con encanto. Tiene un teatro muy curioso, situado en el barrio de los artistas. Su catedral es impresionante.
Sobre mediodía cogimos de nuevo un bus, esta vez rumbo a Veracruz. Supongo que las expectativas eran altas y sinceramente fue la ciudad, de las visitadas, que menos nos gustó. En parte, supongo que se debió a que muchas de las cosas para ver estan a las afueras y no en la misma ciudad. Nada más bajar comimos en la “Cocina Economica Veracruz” que está justo enfrente de la estación de bus ADO. La comida estuvo muy bien y tan solo nos costó 80 pesos, las dos personas. Nos alojamos en el Hostal Amparo, la habitación más economica que tuvimos en todo el viaje, 140 pesos, con ventilador, todo muy correcto. Una vez dejadas las mochilas nos fuimos al malecom, para sobrellevar mejor el asfixiante calor con el que nos recibió Veracruz. El gran descubrimiento que hicimos en la ciudad fue una nevería, cerca de las paradas de artesanía, que por 10 pesos tenia unos excelentes helados (nieves) de fruta natural. Visitamos el faro Carranza, el puerto, el malecón, y por la noche estuvimos en el zócalo. Sentados en una de las terrazas de los soportales, escuchamos los músicos que cantaban previo pago canciones para todos conocidas (30 pesos por canción). Allí tomamos nuestra primera michelada con picante! Nuestra cara al ver la cerveza roja fue todo un poema…
Al dia siguiente desayunamos en el Café del Portal, un sitio muy bonito y emblemático (y un poco caro…) y visitamos San Juan de Alúa (39pesos), una fortaleza que también fue usada de prisión. A la ida fuimos en taxi y volvimos en barquita, paseo mucho más agradable y económico.
Antes de comer visitamos el Baluarte de Santiago, donde se guardan las joyas prehispanicas (pocas y previo pago de 40 pesos) y después de comer en un bar próximo, “El Torbellino”, un pescadito bien rico, tomamos un bus para ir al acuario. Esta en un centro comercial en la zona de la playa, es bonito y muy nuevo, cuesta unos 60 pesos. Allí pasamos la tarde, antes de coger nuestro autobús rumbo a Oaxaca.
