Hoy madrugamos muchísimo, ya que nuestro vuelo salía a las 7:50 y desde el aeropuerto de Playa Baracoa, más alejado del centro que el José Martí. Puntual nos esperaba el hermano de Maritza, que sería nuestro taxista. Nos recoge en un coche pieza de museo, que en algunas ocasiones pensamos se iba a quedar parado en cualquier momento y dejarnos allí colgados.
A las 5 de la mañana, en la Habana, sigue habiendo gente por la calle, pero no yendo a trabajar, muchos están simplemente en la calle, sentados viendo la... noche pasar. Llegamos al aeropuerto, donde ya estaba la mayor parte de la gente esperando, y a hacer tiempo hasta que nos llegó el turno. Volábamos con Aerogaviota, con aviones de hélices, y es un vuelo muy corto, de unos 20 minutos, y te ofrecen café o refrescos a bordo.

Las vistas desde el avión merecen la pena, ir viendo la costa caribeña desde el aire, donde se adivina el fondo del mar, está muy bien.

Aterrizamos y un grupo te recibe con canciones tradicionales. Nosotros lo habíamos cogido todo por libre, y cruzando mails con el hotel no había quedado del todo claro si nos iban a recoger o no. Pregunto al conductor del autobús y me dice que si vamos por libre nos lleva él pero tenemos que pagarle 6 CUCs por cabeza. Al llegar me busca para cobrarme y le digo que quiero que me pasen el cargo por la habitación, y me empieza a insistir que no, que no funciona así... Al final se lo pagué a él, con la impresión de que era todo el dinero para él. Más tarde lo hablaría con la gerente del hotel, que se lavó las manos diciendo que lo mejor era que cogiera un taxi, que ellos no tenían constancia de estos comportamientos,... Cuba...
Habíamos elegido el hotel Sol Cayo Largo, del que habíamos leído las mejores críticas. El hotel es tipo Todo Incluído, como los que hay en Riviera Maya, Punta Cana, con edificios comunes de servicios y bungalows de 4 habitaciones cada uno. Nuestra habitación era así, bastante normalita:

Del resto del hotel comentar que las instalaciones estaban bastante bien, con una piscina muy agradable, varios accesos a la playa, club social donde podías coger libros, juegos,..., un gimnasio bastante completo y zona de saunas/jacuzzi. Respecto a los restaurantes, lo iré contando a continuación.

Las habitaciones no estarían listas hasta las 11.30, así que nos fuimos a desayunar en el buffet (servía para desayunos y cenas). La gran carencia del desayuno era la poca fruta fresca que tenía, algo de melón, sandía y naranjas cortadas pero que se notaba estaban congeladas, y el sabor lo notaba. Lo mejor de los desayunos era que había puestos donde en el acto te hacían huevos fritos y tortillas, revueltos, con los ingredientes que les dijeras, y otro puesto de tortitas que estaban deliciosas. También había una señora para los zumos, de diversas frutas, aunque un poco aguados. La bollería y las tartas estaban bien, sin más.
Después de desayunar, dejamos las maletas en un cuarto de cortesía y bajamos a la playa. Había bastante oleaje, por las lluvias de días anteriores, y había bastantes algas en la orilla. Había unos chicos del hotel encargados de limpiar de algas la playa, pero estaban mucho más atentos a la posibilidad de sacarse una propinilla limpiando hamacas o cualquier cosa por la que pudieses darles un CUC.

Allí estuvimos hasta media mañana, hasta llevar las maletas a la habitación y regresar un rato a la playa.
Para comer, como estábamos en la playa, nos acercamos al chiringuito del hotel, un sitio inmenso con muchísimas mesas al aire libre (bajo cubierto) y tipo buffet, pero con un gran problema: muchas moscas y nada para tapar la comida, así que cogimos algo que veíamos no habían sobrevolado muchas moscas y recurrimos a una casetilla en un lateral que preparaba hamburguesas, pollo, churrasco y chorizos criollos en una plancha. Allí por lo menos no atacaban las moscas.
Vista del chiringuito desde dentro del agua:

Pasamos el resto de la tarde en la playa, mi novia y yo, que somos de piel muy clarita, bajo un tendejón de madera y paja, y echándonos factor 50. Aún así nos quemamos.
Fuimos a cenar al buffet donde habíamos desayunado, y ahora el problema era el calor (luego descubrimos una sala más pequeñita, a la entrada a mano derecha, con aire acondicionado). Lo mejor de las cenas es un puesto donde te preparan pasta en el momento, y mientras se cuece te van preparando la salsa con los ingredientes que elijas. También hacen pizzas, haciendo ellos mismos la masa.
Siempre, después de cenar, íbamos a tomar un café espresso, que en toda Cuba lo preparaban buenísimo, y a ver un rato el espectáculo del hotel, acompañados de un mojito o una piña colada. El espectáculo consistía en un animador y un grupo de bailarines. El problema es que empezaba sobre las 22 y a las 23 terminaba, y había poco más que irte a tomar algo a los bares. Nosotros íbamos en plan muy tranquilo, así que sin problema.