Día 4 Zakopane ✏️ Diarios de Viajes de Polonia

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Según la recepcionista, este día debía llover, así que los planes los dejábamos un tanto al aire.
Después de desayunar en la habitación partimos rumbo a la ciudad sobre las 9.30. El hostel está a escasos 2 kilómetros del centro cívico.


Fuimos al teleférico que sube a la cumbre del monte Kasprowy Weich, una de las atracciones más visitadas de Zakopane, pero la cola que había era larguísima y es que supusimos que por la mañana había más demanda para el teleférico debido a que los excursionistas aprovechan la primera hora para subir y hacer alguna de las numerosas caminatas que hay allí arriba, así que lo pospusimos y nos fuimos al lago Morskie Oko que está a 20 kilómetros de la ciudad. Los 3 últimos kilómetros fueron terribles, había una cola enorme y no se movía ni un pelo. Fue una hora interminable. Viendo lo visto lo mejor es ir en autobús desde Zakopane, ya que estos se saltan la cola a la torera y van por el carril izquierdo esquivando los coches que viene de frente. Repito, la espera fue horrible.


Una vez aparcado en el aparcamiento de pago, hay un minibús que por 2Zlt te lleva desde el parking hasta la entrada al parque (2Kms).


La entrada al parque son 8Zlt y después de eso tienes dos opciones ir caminando hasta el lago o coger un coche tirado por caballos al más puro estilo Amish. La caminata son 2h y 20’ cuesta arriba (bastante empinado) y casi todo el trayecto es por carretera asfaltada, así que nuestra opinión es que no vale la pena para nada hacer la excursión.


La segunda opción es la carreta tirada por caballos. La duración es de unos 55’ la ida y 35’ la vuelta y te deja a escasos 2 kilómetros del lago y cuesta 30 Zlt por persona.


Visitamos el lago, bastante bonito pero la verdad es que nos esperábamos más. Está muy masificado, hay gente por todos lados y es un lago enclavado entre montañas que es bastante atractivo pero desde luego no vale las dos horas y veinte minutos que tienes que pagar si subes a pie.


Comimos en un restaurante en la zona donde te dejan los caballos de una sopa muy rica y bastante económica.
La vuelta a Zakopane fue bastante más tranquila, sin atasco ni nervios en apenas 15 minutos.


Al llegar a la ciudad, también bastante masificada y atascada por tantos coches, fuimos directo al teleférico para ver si no había tanta cola. Como no se puede aparcar cerca de allí, decidimos que mi mujer y Aina quedasen haciendo cola (que todavía había un poco, 20 minutos) y yo fui a aparcar a 1 kilómetro de allí. El problema empezó cuando empezó a llover, y cada vez con más fuerza y para más inri la niña muerta de hambre sin tener ningún sitio parea refugiarnos, menos mal que la lluvia duró poco aunque el cielo seguía amenazante.


Por fin nos toco el turno de comprar los billetes para el teleférico. Subimos en el compartimiento y empezamos la subida. Son tres tramos hasta llegar a la cumbre y en cada tramos debes cambiar de teleférico; Pues bien, en el momento de empezar el segundo tramo el cielo tronó con tanta violencia que pareció que el teleférico se movía y empezó a diluviar con virulencia.
Ante tal contratiempo, el conductor no le quedó otra que retroceder y volver a meterse en el andén. En otra situación habría habido protestas, pero ante la evidencia del mal tiempo no hubo otra que volver al primer teleférico para que nos dejara al principio del camino.


Así que solo pudimos hacer el primer tramo y sin ver demasiado las vistas aunque si que creemos que es una visita que vale la pena, aunque hay que tener paciencia con la cola para comprar el billete.


Acto seguido y con la lluvia todavía en acto de presencia fuimos a un Carrefour express que hay en el centro a comprar avituallamiento para cenar. Para nuestra sorpresa al salir del supermercado la lluvia había cesado y aprovechamos para dar una vuelta por el centro, en concreto por la calle Krupowki que es el centro neurálgico de la ciudad. Es una calle muy larga lleno de tenderetes y restaurantes en donde el gentío da un ambiente único.


Compramos los típicos quesos ahumados de la zona, comimos un helado y en definitiva pasamos una tarde noche de lo más entretenido antes de irnos a descansar a nuestro apartamento.


En definitiva, Zakopane es un lugar bonito pero atiborrada de gente, hay colas por todos sitios y si lo que se quiere es huir del bullicio de la ciudad, Zakopane no es una buena opción, pero si se quiere hacer algo diferente, amén de alguna excursión y después tener el bullicio nocturno de una ciudad vacacional, sin duda esta es tu ciudad.

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