Tiiiiiit! Sonó el despertador temprano porque teníamos que aprovechar bien el día. Había muchas cosas que ver!
Fuimos a desayunar a una pastelería de la cadena Paul. Qué bueno estaba todo! Las pastas deliciosas, y el capuccino espectacular. Otro día más desayunamos rodeadas de ejecutivos que se preparaban para entrar al trabajo.
Recogimos los bártulos en el hotel y bajamos a la recepción para preguntar la mejor manera de llegar al Cementerio Arlington. Nos recomendaron coger la línea azul, así que nos fuimos andando hasta la parada de Farragut West.
Al salir a la calle, había un edificio con una tele que estaba dando unas imágenes en directo de algún suceso que había pasado. Pero como íbamos directas al metro tampoco le presté demasiada atención. Más tarde, nos enteramos de lo que había pasado.
Bajamos a la estación (un poco oscura) y fuimos a las máquinas a sacar el billete. Ya sabía que en Washington se paga el trayecto que haces, según la estación donde subes y la estación en la que bajas. Incluso en la estación hay un panel con los precios según trayectos. Pero delante de la máquina no me aclaraba mucho, así que fui a preguntar al señor que había en la taquilla de la estación. Muy amable salió de su puesto y nos ayudó con los billetes, dándonos todo tipo de detalles sobre cómo sacarlos.
Desde la estación Farragut West hasta Arlington Cemetery pagamos 8,10$ (si no me equivoco, te cargan 1$ por billete, por emitirlo en papel).
El metro de Washington es muy bonito y moderno. La estación de Farragut West es muy grande. Los vagones están muy limpios y son muy amplios.


En un momento llegamos hasta nuestra parada. El metro nos dejó muy cerca de la entrada del cementerio.

Fuimos al Visitors Center y cogimos un mapa para orientarnos por allí. Había un trenecito que hacía un recorrido, pero decidimos visitarlo por nuestra cuenta.
El cementerio es enorme! Se respira una paz y una tranquilidad! Lo encontré precioso. Pone la piel de gallina ver la extensión de lápidas blancas, perfectamente alineadas una detrás de otra.




Paseamos siguiendo las indicaciones que nos llevarían hasta la tumba de Kennedy. Primero vimos la tumba de Edward Kennedy.

Se notaba que llegábamos a la de JFK y Jacqueline, porque había más gente en dirección a la tumba. Justo en la entrada había un cartel que pedía silencio y respecto.

Cuando llegamos delante de las tumbas había poca gente, y realmente había un silencio impresionante. Menudas vistas que había desde allí arriba!



Me impresionó mucho el respeto que se respiraba allí. La gente contempla las tumbas y la llama eterna, las fotografía, pero en silencio.
Tuvimos tiempo suficiente de estar allí un rato con toda la calma, porque al cabo de poco llegó un grupo enorme que ocupó todo el espacio!
Seguimos nuestro paseo hasta la tumba de otro de los Kennedy: Robert. Sobriedad absoluta.

La tumba del otro hermano, Edward, estaba en remodelación.

Y ya empezamos a subir en dirección a la Tumba del Soldado Desconocido. Suerte que ese día había amanecido nublado, porque me imagino toda la caminata bajo el sol, y no sé lo que me entra!
Algunas de las tumbas tienen lo que parece ser la reproducción del monumento a Washington.
Al llegar a un indicador que nos desviaba del camino principal hacia la tumba del soldado desconocido, vimos unas escaleras que subían a un nivel más alto, y decidimos seguirlas para ver que vistas teníamos desde allí. Al llegar a lo alto, nos sorprendió ver el Pentágono desde allí!

De camino hacia la tumba vimos varios grupos de soldados.

Cuando estábamos llegando a la tumba vimos que había un montón de gente, pero enseguida empezaron a dispersarse. Miré el reloj. Justo en ese momento había acabado el cambio de guardia… Ningún problema! Sabíamos que se hacía cada media hora. Así que nos acercamos allí, vimos como el soldado montaba guardia delante de la tumba, entramos en el edificio (donde hay condecoraciones, banderas…) y volvimos a salir para coger un buen sitio en las escalinatas, justo en primera fila, para ver el cambio de guardia.
La tumba al soldado desconocido es un monumento para honrar a los soldados muertos durante las guerras, y que nunca llegaron a ser identificados. En Philadelphia (en la siguiente etapa ya hablaré de ella) vimos otra de estas tumbas.
De nuevo agradecí que no hubiera sol! 15 ó 20 minutos de espera sentadas al sol habrían sido mortales! Incluso caía una pequeña llovizna, para nada molesta, que se agradecía y todo.
Es impresionante la precisión, el respeto y la elegancia con la que desfilan los soldados mientras hacen la guardia. Además, el soldado era guapete! Qué bien le sentaba el uniforme!


Me impresionó ver como todo el recorrido que repiten infinidad de veces al día, está marcado en el suelo. La goma que pisan está como comida!

Poco a poco, las escalinatas se iban llenando de gente que, como nosotras, esperaban ver la ceremonia. Y empezó! No puedo poner ninguna foto, porque la estuve grabando toda en video (si más adelante, mi compañera de viaje me pasa sus fotos, ya las colgaré).
Entró el capitán, o sargento, o lo que fuera que fuese. Menuda presencia tenía! Impactaba! Nos dijo que la ceremonia que íbamos a ver se tenía que seguir con el máximo respeto y silencio, y nos hizo levantar.
Con toda la solemnidad del mundo, y con unos movimientos perfectamente estudiados, inspeccionó una y mil veces el arma del soldado que haría el relevo. Después, empezó el cambio de los dos soldados, para terminar con la inspección del soldado que salía.
Durante toda la ceremonia no se oía ni una mosca. Hubo momentos que la piel se me ponía de gallina. Hay que reconocer que los americanos, para este tipo de cosas, son únicos! Me quedé como hipnotizada todo el rato.
Y así se quedó el otro soldado haciendo su turno de guardia.
Nosotras nos dirigimos a la parte trasera, donde hay un gran anfiteatro.

Muy cerca de allí queda el Memorial al transbordador espacial Challenger. Me impresionó mucho, porque aunque el accidente pasó en el año 1986 y yo era pequeña, aun recuerdo las imágenes de la explosión.

Parece ser que en Arlington están enterrados los restos que no pudieron ser identificados y que no pudieron ser entregados a las familias.
Al lado, también está el Memorial al accidente del transbordador Columbia que pasó en 2003.

Poco a poco empezamos ya el descenso hacia la salida. Habíamos estado un par de horas largas en el cementerio.
La visita al cementerio de Arlington me impactó muchísimo. Las imágenes de miles de tumbas blancas perfectamente alineadas son impresionantes, y te hacen reflexionar sobre la cantidad de víctimas (en este caso, militares) que se llevan las guerras.
Cuando salimos del recinto decidimos ir andando hasta el Lincoln Memorial. Sabíamos que era un buen rato andando, pero como la temperatura era ideal, no dudamos en aprovechar el paseo.

Como ya he dicho antes, ves el monumento como si estuviera allí mismo. Noooooooooooo! Lo que pasa es que es enorme, pero estuvimos un buen rato andando.
Yo aproveché para hacer fotos de matrículas de coches, que las hay preciosas.

Cruzamos todo el Arlington Memorial Bridge por encima del rio Potomac. Veíamos sobrevolar helicópteros sobre la ciudad. Seguía Obama en casa?

Finalmente, llegamos hasta el Lincoln Memorial y el hambre ya empezaba a apretar. Era un buen momento para hacer una parada técnica: descansar un poco y comer.
Como ya había leído en el foro, hay pocos sitios para comer por allí, y en el Mall igual. Gracias al foro sabía que había un quiosco donde podías comer y sentarte en el lateral del Lincoln Memorial. Si vienes andando desde Arlington, queda a la izquierda del memorial. Si vienes andando desde la Reflecting Pool, queda a la derecha. Pero creo que en el otro lado del memorial también hay un quiosco igual.
Es una tiendecita donde hay souvenirs, y comida. Nos compramos unos bocadillos y unos zumos y nos sentamos en el exterior. Poco a poco, volvió a caer llovizna, que cuando terminamos la comida y nos volvimos a poner en marcha, empezó a apretar un poco. Pues nada, chubasquero puesto y a seguir!
La primera parada fue el Vietnam Veterans Memorial. Lo primero que vimos fue la estatua de los tres soldados.

Me llamaron mucho la atención una especie de vitrinas que había, con una especie de álbumes con unas hojas plastificadas. Cuando me acerque vi que eran unas hojas con los nombres de los veteranos de la guerra, para que las familias (o quien quiera) puedan localizar un nombre en el gran muro del memorial, con todos esos nombres.


Hay familias que incluso calcan el nombre en relieve en una hoja de papel.
En ese momento seguía lloviendo, así que no nos pudimos parar mucho rato. Pero puedes ver a personas que se paran a tocar algunos de los nombres.
Atravesamos la Constitution Avenue y fuimos a ver el Einstein Monument. Lo había visto en algunas imágenes del foro, pero no me lo imaginaba tan grande (he leído que hace más de 6 metros!)!



Pero seguía lloviendo, y cada vez más fuerte. Tuvimos que buscar algo donde cubrirnos. Qué hicimos? Nos refugiamos en el Lincoln Memorial.
Al llegar a los pies de la escalera, te das cuenta de lo colosal que es este memorial. Y como siempre, los has visto mil veces en la televisión y en películas, pero hasta que no estás allí, no te haces la idea de lo inmenso que es.

Fuimos subiendo las escaleras bajo la lluvia, hasta llegar a la cima. Yo iba buscando el escalón donde están escritas las primeras palabras del discurso de Martin Luther King, pero no hubo suerte.
Como nosotras, mucha gente había ido a refugiarse en el interior del monumento. Estaba llenísimo!


Y allí estábamos, delante de la impresionante escultura del presidente Lincoln, sentado. E-NOR-ME! Sin palabras… Mil fotos más! (Cuántas llevaba ya?) De cerca, de lejos…. La expresión reflexiva del presidente es contundente. Impresiona de verdad!
A los lados, hay dos salas: una con el discurso de Gettysburg en la pared.
Pude conseguir una foto con la escultura yo sola! Cosa rara por la cantidad de gente que había.
Salimos al exterior, a la zona de las columnas para admirar las vistas de la Reflecting Pool (en obras) y del Monumento a Washington. Como el suelo de la Reflecting Pool estaba mojado, hacía un poco el efecto reflejo. Pero nada comparado con lo que debe ser llena de agua. Qué le vamos a hacer? Ya tengo una buena excusa para volver!


Allí recordé la escena de la película Forrest Gump, en la que la novia de Forrest la atraviesa corriendo por dentro del agua.
Cuando estás allí, te das cuenta de la inmensidad y de las largas distancias de Washington!
A continuación nos acercamos hasta el Korean War Veterans Memorial. Seguía lloviendo un poco. Las estatuas me impresionaron mucho por las expresiones de sus caras.


Afortunadamente, dejó de llover. Teníamos la visita al Capitolio (sede del Congreso y del Senado) a las 15:20h. Habíamos leído en algún sitio que había que llegar antes para pasar el control de accesos y evitar que hubiera cola. Eran las 14h, así que decidimos coger un taxi para ir hasta allí (ya que queda realmente apartado de donde estábamos). Así que salimos a una calle que está justo al lado del memorial.
Todos los taxis que pasaban, estaban llenos! Todos! Y nosotras, venga a levantar la mano! No había manera! Como éramos tres, nos repartimos. Ellas se quedaron a un lado de la avenida donde los coches iban en sentido hacia Arlington, y yo al otro lado en sentido al Capitolio. Pasaron más de 15 minutos y, de repente, veo que ellas habían conseguido parar un taxi! Y yo, venga a darle al botón para que el semáforo cambiara y poder cruzar la avenida. Nada! Qué no cambiaba! Al final cambió, y a correr!
Un taxista hindú nos llevó hasta la mismísima puerta de las visitas. Ya llevaba el papelito con la reserva. La hice en www.visitthecapitol.gov
Al llegar a la entrada una chica nos preguntó si llevábamos líquidos, espráis, objetos punzantes. Noooooooo!
El policía de la entrada, lo mismo. Entramos y pasamos por el control de mochilas. Paso la mía, y el guardia mira la pantallita, abre mi mochila y saca mi crema solar, diciéndome spray! Y yo: “Que no es spray. Que es mi crema solar y la necesito!”. Nada, que no había manera. Me decía que tenía que salir y tirarla en unos contenedores grandes que había. Al final salí, y le pregunté a la chica que había fuera si ella me la podía guardar. NO! Entonces me dijo que cogiera una bolsa de plástico larga para guardar los paraguas mojados, que pusiera la crema dentro, que la tirara, y luego la intentara recuperar.
Pero los contenedores eran enormes! Total, que como si fuera MacGyver, puse la crema en la bolsa, y metí la bolsa bien recta la esquinita del contenedor. La podría recuperar? A saber…
Entré y ya me dejaron pasar. Yo iba con las entradas que ya teníamos reservadas, y un señor muy amable del personal de allí miró a qué hora teníamos la reserva. Eran las 14:30 y nos dijo que fuéramos rápido a la taquilla a preguntar si había entradas disponibles para esa hora, para que nos las cambiaran y así no tener que esperarnos.
Afortunadamente, no había cola y había entradas disponibles. Nos las cambiaron y la gente ya estaba entrando en el auditorio donde te ponen un vídeo. Nosotras, para adentro! Las imágenes son muy bonitas. Está todo en inglés. Dura unos 10 minutos y explica el proceso de establecimiento del sistema democrático de E.E.U.U., y la historia del edificio.
Cuando acabó el video nos hicieron subir hasta un vestíbulo, donde te daban una radioguía para poder oír la visita guiada. Organizaron los diferentes grupos y empezamos la visita (también toda en inglés. La guía que nos tocó hablaba muuuuuy rápido).
Y cuando te encuentras en la Rotonda, debajo de la gran cúpula, te das cuenta de la magnitud del edificio.


Alrededor de la sala hay pinturas históricas y esculturas de ex presidentes (entre ellos Reagan o Lincoln).


Pasamos a otra sala, en la que nos demostraron la gran acústica que tiene. La guía se puso en la otra punta (en un sitio en concreto) y la oíamos perfectamente, pese a la cantidad de gente que había.
En esa sala también había una escultura del inventor del aire acondicionado, según nos dijo la guía.

El tour duró más o menos una hora y la guía nos acompañó hasta la salida. El hall del centro de visitantes es enorme!

Salimos por donde habíamos entrado para intentar recuperar mi crema. Y sí, la recuperé!
Un señor muy amable nos recomendó como ir hasta la zona de los museos y que para ver el Capitolio desde atrás, subiéramos en un ascensor que había cerca de la entrada. Cuando se abrieron las puertas….. UAAAAAAAAAUUUUU! Menuda vista impresionante! Cuando llegamos, con las prisas porque nos pensábamos que habría colas, ni nos habíamos fijado en el edificio. Pero ahora que lo veíamos……! Como siempre, neoclasicismo al poder!
Volvía a llover un poco, pero no pudimos evitar hacer unas cuantas fotos más!

Y allí nos fijamos que las banderas estaban a media asta. No sabíamos porqué.

Vimos los jardines que rodean el Capitolio.

Como había parado de llover, llegamos hasta la Independence Avenue porque nuestra próxima parada sería el Museo del Aire y del espacio.

Eran más o menos las 15.30. Fuimos andando hasta llegar allí. Pensábamos que solo tendríamos una hora para visitarlo, porque normalmente cierran a las 17h, pero ese día estaba abierto hasta las 19.30h. Genial!
Pasamos el control de seguridad, y nos fuimos a información para pedir un mapa y para que la chica nos marcara los lugares de más interés.
Lo vimos casi todo! Y eso que es enorme. Impresionan las dimensiones del recinto y la cantidad de aviones, cohetes y otros artilugios que caben allí dentro. Vimos el Apollo 11 Command Module (el que fue a la luna), una piedra lunar (o eso dicen…), el avión de los hermanos Wright (el que hizo el primer vuelo a motor, donde el piloto iba echado sobre una de las alas), el avión Lockheed Vega de Amelia Earhart (la primera mujer en sobrevolar el Atlántico sola y sin escalas), el Spirit of Saint Louis (el primero en atravesar el Atlántico en solitario y sin escalas). También vimos y entramos en un Boeing 747 de dos pisos.






Salimos y volvimos por la Independence Avenue hasta la parte delantera del Capitolio. Impresiona ver la explanada donde se monta toda la parafernalia para la ceremonia de investidura del presidente. Menuda extensión de verde! Allí todo es a lo grande!

Llegamos a Pennsylvania Avenue y como no habíamos andado mucho durante el día (es irónico, claro!) decidimos pasear por toda la avenida hasta llegar a la White House. En el camino de esa gran avenida vimos edificios como: los Archivos Nacionales, la National Gallery of Art, la antigua oficina de correos (con una torre desde donde dicen que hay muy buenas vistas de la ciudad), el FBI (me moría de ganas por verlo)… También vimos otro memorial: U.S. Navy Memorial. Washington: la ciudad de los memoriales.





Aprovechamos para comprar unas pastas en Paul para el desayuno de la mañana siguiente. Nos marcharíamos a Philadelphia en un Megabus que salía a las 7.30h. Así que tendríamos que usar la cafetera de la habitación para desayunar, y poder comer algo.
El chico que nos atendió nos preguntó de dónde éramos, y al decirle que de Barcelona nos empezó a hablar de cuando él estuvo y lo que visitó. Lo que yo digo: tuvimos la suerte de encontrarnos a gente muy amable, allí donde estuvimos!
Como era nuestro último día en Washington, yo quería volver a pasar por la White House. Al llegar a la zona de la parte trasera nos fue imposible pasar. El paso por el parquecito donde el día anterior habíamos visto la ardilla equilibrista estaba cortado. Así que subimos por el lateral del edificio de la Tesorería para ver la parte delantera. Allí si que pudimos llegar sin problemas.
Vimos que la bandera también estaba a media asta. Algo tenía que haber pasado, porque aquello no era normal. Así que me acerqué a un policía bien guapo y le pregunté. Me contó que aquel día había habido una matanza en Colorado en el estreno de la película Batman, en la que habían muerto 12 personas. Ahora lo entendíamos todo! De repente, nos fijamos que había mucha vigilancia en los tejados edificios cercanos! Nos dio un poco de mal rollo. Después del 11S, supongo que ya están con la psicosis permanente!
Hicimos las últimas fotos, guardamos en la memoria la imagen de la casita del señor Obama. Y tomé esta imagen de este “jeque” haciéndose una foto. La querría para él?

Seguimos andando hasta nuestro hotel (parece mentira lo que nuestros pies resistían!). En la calle trasera donde daba nuestra habitación había un restaurante italiano, y allí fuimos a cenar.
Cenamos muy bien, así que lo recomiendo! El restaurante se llama Panache. Os dejo el enlace: www.panacherestaurant.com y está en la calle DeSales. Comimos una sopa de cebolla deliciosa, dos bruschettas y yo tomate con mozzarella.
Al volver al hotel, me senté un momento en el lobby para aprovechar el wifi. Había un piano y una gente que estaban celebrando algo y cantando.
Pero enseguida me subí a la habitación. Estábamos destrozadas de la caminata del día. Suerte que el día nos acompañó y no hizo calor, porque no lo habríamos aguantado.
Mañana nos tocaba madrugar! Pusimos el despertador a las 5:30h. Qué dolor! Así que a las 22:30h ya estábamos en la cama.
Ese día me quedé dormida recordando imágenes de una ciudad que me había enamorado. Y pensé que habíamos hecho bien en destinarle un día más a verla. Aunque nos quedaron cosas en el tintero, claro! (Yo sigo con mis excusas perfectas para volver!).