Día 17 de Marzo de 2013 ¡¡ya es Saint Patrick´s Day!!, no madrugamos demasiado porque según nos habían informado el famoso desfile festivo que se realiza ese día se iniciaría a las 12 de la mañana en Parnell Square, al ladito del hotel, y bajaría por toda la calle O´Connell, con lo cual teóricamente teníamos tiempo para desayunar calmadamente y situarnos en algún punto del recorrido para disfrutar del mismo. Craso error por partida triple: Según salimos del hotel observamos que la calle O´Connell estaba virtualmente inundada por una marea verde bajo lo cual se intuían miles de personas, había tramos cortados por los cuales no se podía transitar que impedían por un lado ver y por el otro seguir dirección hacia el río Liffey, con lo que había que dar rodeos de casi una manzana para seguir bajando y por último, algo que ya sabíamos y que además ya nos habían contado, los irlandeses no se estresan por nada, nunca tienen prisa y tampoco son excesivamente puntuales. Vamos que el desfile no empezó a las 12 ni por asomo…
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Después de bucear entre la multitud, conseguimos llegar al puente de O´Connell y situarnos entre la cantidad de gente que allí había para tratar de ver el desfile lo mejor posible, lo cual fue una tarea ardua, jeje. Finalmente, comenzó: Debo decir que nos gustó a los tres, si bien es algo así como un tremendo carnaval con una mezcolanza de influencias de todo tipo, supongo que muy influenciado por esa diáspora emigratoria que como nosotros los gallegos vivieron los irlandeses, pues se pueden ver majorettes, animadoras con pompones, chavales vestidos de Leperchauns (esos duendes tan emblemáticos de la mitología irlandesa y que son primos-hermanos de los trasgos/trasnos gallegos y asturianos), números circenses y diversas carrozas alegóricas de la tradición irlandesa y dublinesa: Barcos, Puertas de Colores, etc… Numerosas bandas de música, muchas de ellas de cuerpos de policía y de bomberos, sobre todo de EEUU (recordar que los irlandeses adoran a este país porque los acogió y ayudo económicamente durante mucho tiempo): Bandas de Bomberos y Policía de Boston, Chicago, y Nueva York (estos especialmente aplaudidos, supongo que su heroicidad en la tragedia del 11-S les ha granjeado si cabe todavía más simpatía de la que ya habitualmente generaban), de Canada, Australia, entre otras muchas.
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Es muy curioso el eclecticismo instrumental de muchas de estas bandas, ya que la mayoría portan gaitas que no corresponden con la tradicional irlandesa (que es de fuelle y se carga en el codo), sino con la escocesa (habitualmente de tres tubos y de carga de soplo), supongo que producto de la mezcla con escoceses y otras nacionalidades…
En general la forma de divertirse y entender la vida de los irlandeses, tiene que ver mucho con la de los gallegos, hasta en la alimentación (supongo que debemos ir empatados en eso de ser los máximos consumidores de patata a nivel mundial, no olvidemos que su gran emigración en los años 40 del siglo XIX se produjo por una peste en las cosechas). Existe un libro poco conocido en España (en general) pero algo más en Galicia que se llama el Leabhar Ghabhála Érenn (Libro de las Invasiones), escrito en el siglo X compila la mitología sobre el origen del pueblo irlandés y su historia, entre otras muchas cosas cuenta en una de sus partes como Breogan, guerrero celta, fundó en la Península Ibérica la ciudad de Brigantia (Brigantium para los romanos y actualmente A Coruña) y en ella construyó una torre (la cual se identifica con la Torre de Hércules) desde la que su hijo Ith podía ver Irlanda, viajando finalmente allí donde lo mataron, acudiendo después los hijos de unos sus tios y conquistando la isla. Vamos que los irlandeses en realidad son descendientes de gallegos que hablan inglés y gaélico, jeje. Bueno de todas formas y a pesar de la leyenda, decir que bajo la Torre de Hércules en A Coruña se encuentra la estatua del guerrero Breogan, y que en el himno gallego se canta en una de sus estrofas “Fogar (hogar) de Breogan…”, es decir, que algo habrá…
En fin (perdón por el tostón anterior) tras dos horas de desfile que ya provocaban un cierto dolor en nuestros pies, cruzamos el Ha´Penny Bridge, y nos dimos un paseíto hasta la Guinness Storehouse, donde teníamos entradas (por internet, fecha abierta, 14.85€ cada uno/ in situ son 16.50€). Pasamos al lado de Christ Church, donde con motivo de las celebraciones había una feria gastronómica con puestos de comida de todo el mundo, como ya apretaba el hambre nos tomamos unos mega-perritos con salchichas caseras de 25 cms que estaban buenísimos, había que hacer sitio para las pintas de Guinness.
En general la forma de divertirse y entender la vida de los irlandeses, tiene que ver mucho con la de los gallegos, hasta en la alimentación (supongo que debemos ir empatados en eso de ser los máximos consumidores de patata a nivel mundial, no olvidemos que su gran emigración en los años 40 del siglo XIX se produjo por una peste en las cosechas). Existe un libro poco conocido en España (en general) pero algo más en Galicia que se llama el Leabhar Ghabhála Érenn (Libro de las Invasiones), escrito en el siglo X compila la mitología sobre el origen del pueblo irlandés y su historia, entre otras muchas cosas cuenta en una de sus partes como Breogan, guerrero celta, fundó en la Península Ibérica la ciudad de Brigantia (Brigantium para los romanos y actualmente A Coruña) y en ella construyó una torre (la cual se identifica con la Torre de Hércules) desde la que su hijo Ith podía ver Irlanda, viajando finalmente allí donde lo mataron, acudiendo después los hijos de unos sus tios y conquistando la isla. Vamos que los irlandeses en realidad son descendientes de gallegos que hablan inglés y gaélico, jeje. Bueno de todas formas y a pesar de la leyenda, decir que bajo la Torre de Hércules en A Coruña se encuentra la estatua del guerrero Breogan, y que en el himno gallego se canta en una de sus estrofas “Fogar (hogar) de Breogan…”, es decir, que algo habrá…
En fin (perdón por el tostón anterior) tras dos horas de desfile que ya provocaban un cierto dolor en nuestros pies, cruzamos el Ha´Penny Bridge, y nos dimos un paseíto hasta la Guinness Storehouse, donde teníamos entradas (por internet, fecha abierta, 14.85€ cada uno/ in situ son 16.50€). Pasamos al lado de Christ Church, donde con motivo de las celebraciones había una feria gastronómica con puestos de comida de todo el mundo, como ya apretaba el hambre nos tomamos unos mega-perritos con salchichas caseras de 25 cms que estaban buenísimos, había que hacer sitio para las pintas de Guinness.
Tras unos 15 minutos de caminata llegamos a la Guinness Storehouse, en plena zona de Liberties: No me voy a explayar mucho en describirla puesto que en mi anterior diario de la ciudad le dedico casi una etapa monográfica completa y no querría ser reiterativo. Llegamos y sorprendentemente no hay apenas cola, suponemos que debido a que aún estaba celebrándose el desfile y que el grueso de gente acudiría en masa después, como así fue.
Sacamos las entradas con nuestro código en las máquinas habilitadas a la entrada y adentro, muy buen ambiente, música en directo en casi todas las plantas del complejo, degustaciones de las distintas variedades de Guinness y canapés con productos cocinados con Guinness, además de la famosa experiencia “The Perfect Pint” (donde puedes aprender a tirar una pinta que degustas y te dan un diploma) y por supuesto el Gravity Bar con espectaculares vistas de la ciudad en 360º.
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Han añadido alguna cosilla nueva, como una especie de monolito que representa una pinta gigante y que recrea en su estructura motivos tradicionales de Guinness: El Tucán, el Arpa, etc…Además han puesto unos puntos fijo con tablets conectadas a internet en la planta donde se encuentra “The Perfect Pint”, que permite remitir a tu correo electrónico una foto de alta definición que te sacan al terminarla. A mayores han mejorado la confección del diploma que antes era manuscrita y ahora incluye los datos impresos. Cristian disfrutó como un enano, nosotros también a pesar de que ya la habíamos visitado el año anterior, pero es un sitio que para mitómanos como nosotros es casi una Meca de la cerveza.
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Y tras pasar unas estupendas horas allí nos fuimos caminando a tomar algo por Temple Bar, por consenso decidimos irnos al Porterhouse, donde cayeron unas pintas (número indefinido, jeje) y cenamos unas estupendas alitas de pollo picantes, tan buenas como las famosas del “Elephant & Castle” (18 Temple Bar), pero más baratas y generosas las raciones. Eso sí, acordaros de pedirlas médium de picante de lo contrario no os llegaran los 16 grifos de cerveza por barra que tienen para apagar vuestra sed. Y algo cansados, nos retiramos después para disfrutar al día siguiente de una estupenda excursión, no sin antes ver los edificios más emblemáticos de la ciudad iluminados de verde, como correspondía al día.