Palacio Real / Wat Phra Kaew / Monte Dorado / Ban Bat / Khao San
El despertador decidió no sonar y nos levantamos tardísimo! Así que nos tocó retocar un poco los planes que teníamos para el día.
Nos fuimos dando un paseíto hasta el Palacio Real y el Wat Phra Kaew. Ojo, porque las distancias del mapa engañan bastante y los sitios están más lejos de lo que parece.
En este templo son muy estrictos con la vestimenta, mucho más que en los demás. Hay que tener previsto el llevar las piernas y los hombros totalmente cubiertos, y para las mujeres no vale con llevar el típico chal por encima de los brazos. De todas formas, en la entrada hay un puestecito para alquilar ropa si se te ha olvidado.
La entrada cuesta 400 BTH por persona (la más cara que pagamos en todo el viaje). Y sobran las palabras, las construcciones son alucinantes.
De ahí, fuimos al Wat Pho, a ver su famoso buda reclinado. Coste de la entrada: 100 BTH. Aquí empezó a diluviar… hasta tal punto que vimos pasar una especie de cocodrilo por la mitad del complejo!
Cuando se despejó un poco el cielo, cogimos un tuk tuk hacia el Monte Dorado…. Totalmente recomendable! No había apenas turistas, y las vistas desde lo alto son espectaculares.
Cerca del Monte Dorado se encuentra Ban Bat, un pequeño poblado donde se dedican a hacer los cuencos de bronce que los monjes utilizan para las ofrendas. Yo tengo una obsesión irremediable con este tipo de cosas, así que me empeñé en llegar como fuera. Después de perdernos durante un buen rato lo conseguimos, pero no pudimos ver nada ya porque empezó a diluviar otra vez (cuando llueve, lo hace con ganas!), así que lo tuvimos que dejar pendiente para otro día.
Empapados, conseguimos coger otro tuk tuk de vuelta al hotel. Paseíto por Khao San, masajito en uno de los locales a pie de calle y cenita thai en una de las terrazas de Soi Rambuttri.
Por suerte, este fue de los pocos días en los que el monzón nos impidió cumplir todos nuestros planes. Pero nada que no tenga remedio!

