A la mañana siguiente desplazamiento hasta West Glacier y segunda desilusión del viaje, la famosa Going to the Sun road que cruza el parque está cerrada por obras desde hace 5 días. Error de cálculo al preparar el viaje, estamos a 20 de septiembre y algunos parques del norte de USA cierran temporada el día 15. La salida que tenemos preparada está en el lado este del parque y no queremos renunciar a ella o sea que nos tocará rodear el parque por el sur, 83 kilómetros extras por una carretera lenta, aunque también preciosa. Cuando llegamos al lado Este en St.Mary buscamos alojamiento dado que aquello es una zona semi-despoblada y no hay mucho donde escoger, pagamos la entrada al parque de 25 $ y válida para una semana y nos desplazamos hasta Logan Pass, a unos 29 kilómetros de St.Mary donde damos un pequeño paseo de 5 km para observar el Hidden Lake.

El shuttle turístico que hace la visita al parque es muy peculiar.

De regreso a St.Mary y dado que no hay donde cenar si no es en el único hotel de la zona y que parece muy caro nos compramos unos sandwiches en la tienda de comestibles. Como en el transcurso del día aun no hemos hecho suficientes kilómetros en coche nos desplazamos hasta Many Glacier, al norte de St.Mary en otra típica carretera escénica llena de gente persiguiendo ver osos. Lo cierto es que pasada una curva vemos una aglomeración de coches, paramos y vemos un Grizzly entre los matorrales. Sin tiempo de sacar la cámara llega un ranger y pone un poco de orden entre la gente que no respeta ni por asomo la distancia prudencial que hay que guardar con un animal así.
El motel donde pasaremos la noche es sin duda el más cutre por así decirlo.

Pagamos 52 $ (al menos era barato) por tener paredes de cartón, una cama y una ducha. El wifi casi ni saber que existía. En este momento tenemos la sensación de habernos equivocado. Hemos hecho muchos kilómetros para venir desde Banff hasta aquí, no hemos podido cruzar el parque y estamos en una zona despoblada al norte de Montana donde se intuye las difíciles condiciones de vida de los habitantes del lugar. Al día siguiente la excursión hasta Granite Chalet nos hará cambiar las sensaciones.
De buena mañana nos ponemos en marcha de nuevo hasta Logan Pass, en Continental Divide donde empieza nuestra última excursión de las vacaciones (también recomendada por la pareja de Calgary). El recorrido se llama Highline Trail, llega hasta Granite Chalet y de aquí baja hasta The Loop Trailhead, punto donde el shuttle te llevaría de regreso a Logan Pass. Como la carretera está cerrada no queda más remedio que en Granite Chalet deshacer el camino de nuevo. Eso supone hacer 12 kilómetros de ida más los 12 de vuelta. Serán 24 km y 400 metros positivos duros por el calor pero con más de una recompensa.



La elección de este parque era debida aparte de su belleza al hecho de que habitan bastantes cabras blancas, la Rocky Mountain Goat, una especie que solo habita en el norte de América (Rockies) y en Alberta y la Columbia Británica de Canadá. Pues al cabo de un par de horas andando nos llevamos nuestro premio gordo (nos hacía más ilusión la cabra que el oso).

Se trata de una madre y su cría, que pasean por delante nuestro y que después de comprobar que no suponemos ningún peligro siguen con su curso.


Tras la ilusión de ver las cabras blancas seguimos con la marcha en plena explosión de colores.






En nuestro regreso encontramos a un kilómetro de Granite Chalet un desvío que ya hemos visto subiendo y que ahora dudamos en coger o no. Se trata de una subida de casi 2 kilómetros pero que pinta con subir unos 250-300 metros. Esto nos llevaría a hacer 28 km en total, pero como estamos ante nuestra última salida y el paisaje lo merece decidimos que subiremos.
La subida lleva a lo que ellos llaman un viewpoint, un punto de vista sobre el lago superior de Grinnell. El esfuerzo se ve recompensado cuando llegamos arriba. La primera visión, un zorro en una foto borrosa porqué se fue muy rápido.

Y la segunda, un magnífico lago Grinnell y las pequeñas ardillas que se acercan sin miedo en busca de comida.



Después de esta larga jornada se acaban las montañas. Volvemos a Whitefish a dormir en el Cheap Sleap, esta vez por 70 $ al ser fin de semana. Ahora ya nos toca volver a Seattle y tenemos unos 800 kilómetros por delante con lo cual perderemos el día conduciendo. Gastado el sábado en la carretera, el domingo lo dedicamos a visitar Seattle. Como ya he dicho, las ciudades no son nuestro fuerte y además en ese punto creo que las europeas son mucho más interesantes al tener más historia. Visitado el Pike Place Market que es ciertamente curioso no nos parece que haya mucha cosa más por destacar. En Seatac nos alojamos en el Comfort Inn durante 2 noches a 84 $ cada una.
Ahora ya nos espera un largo retorno Seattle-Filadelfia-Barcelona que añadido a la decepción de acabar vacaciones se hace interminable.
Durante estos 17 días hemos recorrido 4.800 kilómetros en coche y más de 200 a pie. Pueden parecer muchos pero a nosotros nos ha sabido a poco. La belleza del paisaje hace de las Rockies un destino imprescindible para los amantes de la naturaleza.