
Nos levantamos bastante pronto ya que teníamos que recoger el coche que teníamos reservado en la oficina de Dollar a las 8:30a.m.
El Super 8 está situado al lado del aeropuerto, y yo pensaba que no iba a poder dormir por el sonido de los aviones ya que estos pasaban justo por encima, pero no fue así. Ni me enteré.
Desayunamos, ya que incluía con el alojamiento. Hicimos el checkout y fuimos andando hasta la oficina de Dollar ya que estaba a solo unos 10 min. Entramos a una gran oficina con mostradores y nos acercamos a uno que estaba libre y donde atendía un señor que chapurreaba español. Enseñamos la reserva y nos hizo la gestión, pero hubo un problema con mi tarjeta de crédito. Los de CitiBank me la bloquearon al detectar movimiento en el extranjero, así que tuvimos que cambiar la reserva a nombre de J.R. (avisar a vuestro banco que vais a ultilizarla en USA). Nos propusieron varios seguros, asistencia en carretera, etc. (diciendo a todo que no). Terminamos la gestión, nos dió los papeles y nos dirigimos al garaje que nos indicó. Allí estaban los coches de nuestra categoría donde después de inspeccionar varios nos quedamos con un bonito Ford Focus rojo. Nos subimos, lo arrancamos y justo antes de salir del parking te registran la hora de salida y listo. Comienza nuestra andadura en coche por tierras americanas.

He de decir que era la primera vez que conducía un coche automático, y no tuve problemas para hacerme con él. Estos coches se conducen prácticamente solos.
Pusimos el gps que llevaba instalado en mi móvil (que funcionó muy bien durante todo el viaje) y pusimos destino a los parques Secuoia National Park&King Canyon National Park para ver secuoyas gigantes.
La salida de Los Angeles no fue complicada, y no pillamos atascos. Mucho tráfico, pero fluido.
Fuimos por la autopista interestatal 5 pasando poblaciones como Bakersfield, aquí cogimos la carretera 65, pasando por Lindsay y Exeter.

Aquí cogimos ya la 198 que nos llevaría directos a los parques, pasando por Three Rivers y adentrándonos ya en la sierra.
Según subiamos de altura el paisaje cambió al de montaña con bosques llenos de grandes pinos de corteza rojiza. Según nos acercábamos a nuestro destino empezaban a aparecer secuoyas, cada vez más grandes y más numerosas. Nos paramos hacer la foto de rigor en el cartel del parque (cosa que hicimos en todos los que visitamos)

Llegamos a las casetas de entrada del parque donde enseñamos el Annual Pass de los Parques Nacionales que lo traíamos comprado desde España. Con este paso te da derecho a pasar a todos los parques nacionales del pais durante un año desde que lo adquieres y solamente hace falta uno por coche, da igual la gente que vaya en el coche, va por coche. Enseñamos el pase y nos dieron unos planos del parque en español. Estó será así durante la visita a todos los parques. Pedir los mapas e información en español.
La vista era impresionante. Ir en coche por esta carretera rodeado de estos árboles me impresionó.
Llegamos a nuestro destinó, Giant Forest Museum , donde haríamos el recorrido Congress Trail, donde está una de las secuoya más grandes del mundo, el General Sherman.

Aparcamos en el parking, y mientras nos dirigíamos a coger el sendero, vimos a unas españolas a las que saludamos



Estuvimos unas horas viendo secuoyas y regresamos a la parada del bus que nos llevó de vuelta al parking.
Cogimos el coche para poner destino a Grant Groove Village que estaba a una hora en coche y donde haríamos el sendero General Grant Trail.
Aquí nuestro coche Ford Focus que tan bien se portó.

Llegamos al parking de Grant Groove Village donde ya se veían un gran número de secuoyas.
Esta zona creo que me gustó más. Tal vez por la luz del atardecer y la tenue neblina del ambiente, le daba al bosque un aspecto mágico, de cuento. Hicimos el sendero viendo a la secuoya principal, el General Grant, entre otras.




Una vez visto nos despedimos de las secuoyas y cogimos el coche destino a Fresno, donde dormiríamos esa noche. Muy buena impresión de estos parques y sus gigantes árboles.
Tras una hora y media más o menos, llegamos a Fresno ya de noche y buscamos el alojamiento Days Fresno Inn. Hicimos el checkin y fuimos a un Seven Eleven que había enfrente del motel para comprar algo de cenar. Nos lo llevamos al motel y lo calentamos allí en el microondas. En casi todos los alojamientos donde estuvimos había microondas. También es muy común que en el mismo supermercado haya uno para prepararte allí mismo lo que compres.
Después de cenar nos fuimos a dormir.