PRIMER DÍA DE VIAJE
Este mini primer día es muy breve y apenas contiene datos, ya que el vuelo llegaba por la noche y apenas dio tiempo para ver más que algunos lugares cercanos al hotel.
El vuelo salió desde Valencia con destino a Roma a las 19:10 y llegó pasadas las 21 h. A las 21:20 cogí el autobús desde Ciampino hasta la parada del metro en Anagnina (sale más económico que elegir Terravisión) y llegué en veinte minutos a la estación. La frecuencia de trenes desde Anagnina es muy corta, por lo que apenas hubo que esperar. Tomé la línea A Anagnina-Battistini, y en otros 20 minutos llegué a la parada de Termini.
Poca gente conoce esta combinación, por 2.70 euros (autobús + metro) tienes el mismo servicio que con el autobús directo de Terravisión, que cuesta 4 euros, pero la mayoría de gente coge esta última opción sólo por la comodidad. Los autobuses que te llevan hasta el metro de Anagnina son igual de buenos y no van tan sobrecargados. Cuando yo viajé, apenas subieron 5-6 personas.
El hotel Albergo Marechiaro se encuentra en la Via Gioberti, 30, a dos minutos andando desde la estación, y fácilmente localizable con la herramienta Street View de Google, ideal para los que nunca hemos estado en una ciudad desconocida. Llevaba una mochila con equipaje mínimo para una persona que viaja sola: muda básica, neceser de aseo y una bolsa algo voluminosa con bocadillos, fruta y unas galletas energéticas para compensar el desgaste de las caminatas. Con todo, no llegaba a los 10 kilos, por lo que cabía perfectamente en el equipaje de mano y no tuve que facturar maleta.
El registro de entrada fue hacia las 22:30. Muy rápido, ya que había pagado con antelación al hacer la reserva un mes antes en Booking.com, y sólo tuve que pagar 2 euros por noche de impuesto local, que fijaron las autoridades romanas en 2011 como impuesto al turismo. El recepcionista entendía algo de español y no hubo problemas para entendernos. Me dio la habitación individual y pude comprobar, con sorpresa, que era mucho mejor que la que había reservado: incluía baño privado, cama grande, televisión, calefacción, armarios y escritorio. Muy confortable para ese precio.
Imagen real de la habitación que me dieron
Decidí no perder más tiempo e inspeccionar los alrededores gracias a las dos guías de viaje que llevaba en la mochila y a un mapa gratuito que me dieron en recepción. Así pues, reconocí la Plaza de la República, basílica de Santa María de los Ángeles, iglesia de Santa Susana, de Carlo Maderno, Santa María de la Victoria, San Carlino, de Borromini, San Andrés del Quirinal (en obras), Palacio del Quirinal, Fontana de Trevi, Fuente del Tritón, de Bernini y Plaza Colonna.
Me di prisa en volver porque el hotel cierra entre la 1:00 y las 6:00, por lo que a las 00:45 ya estaba de vuelta. Me duché, cené y a dormir.
Este mini primer día es muy breve y apenas contiene datos, ya que el vuelo llegaba por la noche y apenas dio tiempo para ver más que algunos lugares cercanos al hotel.
El vuelo salió desde Valencia con destino a Roma a las 19:10 y llegó pasadas las 21 h. A las 21:20 cogí el autobús desde Ciampino hasta la parada del metro en Anagnina (sale más económico que elegir Terravisión) y llegué en veinte minutos a la estación. La frecuencia de trenes desde Anagnina es muy corta, por lo que apenas hubo que esperar. Tomé la línea A Anagnina-Battistini, y en otros 20 minutos llegué a la parada de Termini.
Poca gente conoce esta combinación, por 2.70 euros (autobús + metro) tienes el mismo servicio que con el autobús directo de Terravisión, que cuesta 4 euros, pero la mayoría de gente coge esta última opción sólo por la comodidad. Los autobuses que te llevan hasta el metro de Anagnina son igual de buenos y no van tan sobrecargados. Cuando yo viajé, apenas subieron 5-6 personas.
El hotel Albergo Marechiaro se encuentra en la Via Gioberti, 30, a dos minutos andando desde la estación, y fácilmente localizable con la herramienta Street View de Google, ideal para los que nunca hemos estado en una ciudad desconocida. Llevaba una mochila con equipaje mínimo para una persona que viaja sola: muda básica, neceser de aseo y una bolsa algo voluminosa con bocadillos, fruta y unas galletas energéticas para compensar el desgaste de las caminatas. Con todo, no llegaba a los 10 kilos, por lo que cabía perfectamente en el equipaje de mano y no tuve que facturar maleta.
El registro de entrada fue hacia las 22:30. Muy rápido, ya que había pagado con antelación al hacer la reserva un mes antes en Booking.com, y sólo tuve que pagar 2 euros por noche de impuesto local, que fijaron las autoridades romanas en 2011 como impuesto al turismo. El recepcionista entendía algo de español y no hubo problemas para entendernos. Me dio la habitación individual y pude comprobar, con sorpresa, que era mucho mejor que la que había reservado: incluía baño privado, cama grande, televisión, calefacción, armarios y escritorio. Muy confortable para ese precio.
Imagen real de la habitación que me dieron
Decidí no perder más tiempo e inspeccionar los alrededores gracias a las dos guías de viaje que llevaba en la mochila y a un mapa gratuito que me dieron en recepción. Así pues, reconocí la Plaza de la República, basílica de Santa María de los Ángeles, iglesia de Santa Susana, de Carlo Maderno, Santa María de la Victoria, San Carlino, de Borromini, San Andrés del Quirinal (en obras), Palacio del Quirinal, Fontana de Trevi, Fuente del Tritón, de Bernini y Plaza Colonna.
Me di prisa en volver porque el hotel cierra entre la 1:00 y las 6:00, por lo que a las 00:45 ya estaba de vuelta. Me duché, cené y a dormir.