Itinerario del día:
A: Springville
B: The Needles Overlook
C: The Needles
D: Monticello
La alarma-despertador sonó a las 5 y media. Después de la rutina diaria (duchas, equipaje, preparación de nevera…) bajamos a la recepción para desayunar en la sala contigua. Había máquina de waffles y María, que se estaba ya convirtiendo en toda una experta, se puso manos a la obra y preparó unos cuantos para los dos. Le salieron deliciosos, como siempre.
Nos pusimos en marcha en torno a las 7. Recorrimos unas pocas millas por la autopista 15 hacia el sur, pero pronto nos incorporamos a la 6 en dirección sudeste. Todo este tramo hasta llegar a Price es bastante montañoso y no resulta demasiado monótono, aunque por contra la velocidad media se resiente un tanto.
Poco después del desvío vimos un peculiar parque eólico en el que los molinos estaban situados en el fondo del valle, justo la zona más resguardada y aparentemente menos expuesta al viento. Por más que intentamos encontrar una explicación lógica para aquel supuesto despropósito, no lo conseguimos. Es obvio, no obstante, que alguna debe de haber, porque, no sé en otras cuestiones, pero en esto del aprovechamiento de los recursos energéticos, los americanos, tontos, lo que se dice tontos, no parece que sean.
Por ahí abajo sobresalen un poco las aspas de los molinos
Desde Price la orografía se suaviza mucho y el paisaje de montaña va dando paso a las grandes llanuras desérticas del sudeste de Utah. Dejamos atrás Green River y, al igual que habíamos hecho una semana antes, nos desviamos al sur por la ya familiar 191, con la silueta de las Montañas La Sal justo al fondo.
En Moab nos detuvimos un rato. Yo iba con bastante sueño y necesitaba un café y un pequeño descanso. María entró a un supermercado a hacer una mini compra y yo aproveché para esperarla en el mismo parking echándome una reparadora cabezadita de diez minutos. Me tomé luego el café con una cookie y reemprendimos la marcha. Al salir del aparcamiento intenté bajar un bordillo que resultó ser excesivamente alto para nuestro pequeño Hyundai y rasqué los bajos del coche contra el suelo. Por fortuna, sólo fue un susto, aunque la sorprendida María me preguntaba si seguía somnoliento o qué.
Estábamos en tierra de arcos naturales, y unas veinte millas al sur de Moab tuvimos la oportunidad de observar desde la misma carretera el resultón Wilson Arch.
Tema musical: "Ibby it is" (HAPPY THE MAN)
Eran ya más de las doce cuando tomamos el desvío a la derecha que a través de la 133 conduce al Needles Overlook. El trayecto hasta allí son unos 35 kilómetros asfaltados que no ofrecen grandes alicientes salvo por las estupendas vistas de La Sal Mountains. Sin embargo, al llegar al mirador la cosa cambia, puesto que la panorámica es extraordinaria. A la izquierda se ven las agujas de The Needles. Enfrente, Island in the Sky. Y más a la derecha, Dead Horse Point. Justo la perspectiva opuesta a la que habíamos contemplado siete días antes desde Grand View Point, en la zona norte de Canyonlands. Una maravilla, a pesar de que la situación del sol no era la mejor.
Tema musical: "Incomplete" (ROUSSEAU)
Antes de regresar a la 191, nos tomamos unos sandwiches y unos aperitivos en el mismo coche. Poca cosa, porque los abundantes waffles del desayuno todavía se dejaban notar.
Muy cerca del mirador de Needles Overlook sale en dirección norte una pista sin asfaltar -la 132- que se dirige hacia el Anticline Overlook, un interesantísimo punto panorámico situado frente a Dead Horse Point y las minas de potasio, y que ya habíamos visto desde abajo el día que recorrimos la Potash Road. Al llegar al cruce, interrogué a María con la mirada, pero su respuesta no dejó lugar a la duda:
- Ah, pero aún sigues planteándote meterte por esos caminos de cabras… andaaa, tira por el asfalto hacia The Needles y deja de tentar a la suerte, que al final vamos a pinchar y ya verás tú qué gracia nos va a hacer…
Y hacia The Needles nos fuimos. El acceso al parque se hace a través de la ruta escénica 211, que atraviesa el hermoso cañón de Indian Creek. Dejamos la Newspaper Rock para la vuelta y seguimos hasta la misma entrada de The Needles. Nos acercamos al Visitor Center, enseñamos nuestro pase anual America The Beautiful y nos dieron unos mapas detallados de la zona.
The Needles nos encantó. Paramos en numerosas ocasiones, -en Wooden Shoe Arch Overlook, Slickrock, Big Spring Canyon Overlook, Squaw Flat…- e hicimos un trail en Pothole Point, siempre en busca de los lugares adecuados para contemplar del mejor modo posible los formidables pináculos puntiagudos que dan nombre a este sector de Canyonlands, cuya visita merece muchísimo la pena. De hecho, no nos hubiese importado haberle dedicado un día completo, para tener así la oportunidad de llegar hasta Chesler Park, Elephant Canyon o incluso Confluence Overlook.
De regreso hacia la 191 hicimos -ahora sí- una pequeña parada en Newspaper Rock, para ver los conocidos petroglifos. Los grabados milenarios son interesantes, pero es una lástima que algunos graciosillos hayan estampado sus “firmas” en diversas partes de la piedra.
A continuación, adjunto un vídeo y varias fotografías de nuestro paso por The Needles:
Tema musical: "Trains" (PORCUPINE TREE)
Wooden Shoe Arch
Big Spring Canyon Overlook
Las Agujas de The Needles
Pothole Point Trail
Newspaper Rock
Continuamos camino hacia Monticello, en donde teníamos reservada una habitación en el Canyonlands Motor Inn. El encargado hindú de la recepción, al ver nuestros pasaportes, sacó el tema del accidente de tren y nos preguntó si vivíamos cerca de Santiago. Y claro, le dijimos que sí, que muy cerca, y que la noticia nos había afectado mucho…
Este económico hotel es sencillo, pero correcto. Ninguna queja. Nos conectamos un rato a internet en la habitación, nos dimos una ducha -mil kilómetros al sur de Yellowstone, el fuerte calor estaba de vuelta- y salimos a cenar en un restaurante del pueblo del que teníamos buenas referencias. Pedimos hamburguesas de búfalo -espectaculares, las mejores de todo el viaje-, jalapeños picantillos y unos aros de cebolla para acompañar. Todo estaba muy rico, aunque la camarera nos pareció un pelín sobrada… por no decir borde, directamente.
Después de la cena, dimos un pequeño paseo por Monticello -localidad bastante feúcha, la verdad- y cuando comenzaba a oscurecer nos retiramos a nuestra habitación. Volvimos a utilizar la conexión wifi para entrar en internet y ponernos un poco al día, pero no resistimos mucho tiempo, porque el sueño y el enorme cansancio acumulado nos vencieron muy pronto.
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