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El 15 de Agosto feliz como una perdiz me voy con mi chico al aeropuerto de Madrid Barajas para salir rumbo a Múnich y empezar nuestro viaje de 8 días por Baviera, nuestra primera incursión en Alemania. Cogimos, como siempre procuramos, un vuelo tempranito para aprovechar el tiempo y no perder ese primer día en el viaje. De vacaciones todo el tiempo es poco. Así que embarcamos sin problema y salimos a las 7:20h de la mañana para aterrizar allí a las 9:50h.
Traslado del aeropuerto al centro de Múnich:
Gracias a la ayuda de los diarios leídos no tuvimos ningún problema en encontrar el tren al centro. Sólo hay que seguir las indicaciones al S-Bahn (trenecillos de cercanías) que está marcada con una S blanca en un círculo verde. Hay dos líneas que van al centro, la S1 y la S8. Ambas tardan más o menos lo mismo, unos 40 min., con la única diferencia de que una va bordeando la ciudad por el este y otra por el oeste. El billete se puede comprar en un mostrador que hay justo cuando vas a bajar la escalera mecánica a los andenes o en máquinas que tienen opción en español, o sea que sin problema. El billete sencillo cuesta 10,40 pero compensa coger el "Partner-Tageskarte", un ticket que es válido para todas las distintas zonas en las que se divide el transporte público de Múnich, y que por 21,30 euros permite viajar hasta a 5 personas durante todo el día hasta las 6 de la mañana del día siguiente cuantas veces se quiera. Si se compra en máquina hay que validarlo en unas maquinitas que marcan la fecha para que no se haga truqui todos los días con el mismo. La verdad es que allí no hay torniquetes como aquí, por lo que supongo que
habrá quien no haya pagado un leuro, pero si te pilla el revisor no te libras de la multa por muy guiri despistao que quieras hacerte. La S8, que tarda un pelín menos, se coge en el andén de la derecha según se baja al andén. Allí los trenes y el metro tienen varias líneas en el mismo andén, así que no hay más que fijarse en las pantallas en las que se indica el orden y tiempo en que van a ir entrando los distintos trenes. Luego, en el propio tren, en el frente y el lateral llevan en un luminoso amarillo la línea y dirección. Total, que en unos 45min. estábamos bajando en la Hauptbahnhof, Estación Central. Un poco caótica como casi todas y porque está en obras que van a durar hasta 2020. Salimos y vamos en busca de nuestro hotel, bastante cerca, donde dejamos las maletas hasta la hora a la que nos pueden dar la habitación. Nos sorprendió que en ninguno de los hoteles en que nos alojamos no nos pidieron depósito alguno de la tarjeta de crédito, como ocurre en otros lugares.
Y listos para la primera toma de contacto con la ciudad
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Caminamos hacia la KARLS-PLATZ. La zona se reorganizó para el tráfico y los tranvías que la cruzan así que el paso de los peatones se hace por unos subterráneos bajando unas escaleras mecánicas a unos pasillos llenos de tiendas y cafeterías que cruzan por debajo hasta el otro lado. Antes de hacerlo nos sorprende un edificio bastante grande de cúpulas verdosas, el Justizplalast, edificio de finales del XIX que alberga el Palacio de Justicia en el que tuvo lugar el proceso de la Rosa Blanca. El 22 de Febrero de 1943, tres estudiantes de la Universidad, los hermanos Hans y Sophie Scholl y Christoph Probst, fueron condenados por su oposición con pintadas y panfletos a los horrores del régimen nazi. Cuatro horas después de leerse el veredicto fueron decapitados.
Cruzamos al otro lado y salimos junto a la fuente que salpica de agua a los cientos de personas que pasan y pasean por allí a todas horas. Frente a ella se alza la Karlstor, puerta oeste y una de las tres medievales que se conservan de las cuatro que servían de acceso al casco viejo de Múnich. Desde ahí sale una amplia calle peatonal que entre comercios y restaurantes nos va guiando a Marienplatz. En el lado izquierdo aparece lo que tiene pinta de ser una iglesia. Al entrar descubro que la iglesia propiamente está en la planta de arriba, estando la baja dedicada a un párroco que por lo que parece debió ser bastante querido. Bastante austero, de techos bajos y abovedados, rodeado de una especie de viacrucis de figuras de piedra y presentado como una mezcla de museo y lugar de oración. Salimos y decidimos, vistos los horarios alemanes, parar a comer algo enfrente, en la cervecería Augustiner
Como primera incursión nos gustó mucho, techos abovedados decorados con pinturas de escudos de Baviera, mesas grandes de madera donde los clientes comparten sitio sin problema, camareros vestidos con traje típico y una bonita terraza dentro al fondo. Tienen carta en español, pedimos un plato variado de salchichas y albóndigas con chucrut y puré de patatas, unos bretzel y un par de cervezas. Allí la jarra de litro, que ellos se beben sin problema, es la "mass", la pequeña, por llamarle así, es de medio litro. El paisano que comía solo a nuestro lado se bebió el solito tres así, sin darse importancia. La verdad es que para ser un sitio emblemático, estar donde está y teniendo en cuenta el nivel de vida de Alemania (y Múnich es la ciudad alemana con el nivel de vida más alto), no nos pareció caro, pagamos 26 euros y algo. En realidad en lo que más dinero se va es en la cerveza, pero por la cantidad, una jarra de medio litro cuesta entre 3,80 y 4,20.Salimos y seguimos paseando hasta MARIENPLATZ, centro del centro, especie de plaza mayor, presidida por el Neues Rathaus, *** Imagen borrada de Tinypic ***
ayuntamiento nuevo a pesar de su aspecto, de estilo neogótico, de fachada llena de gárgolas y distintas esculturas. En sus bajos está la oficina de Turismo. En el centro se levanta una torre con el carrillón, el quinto más grande de Europa, en el que cada día a las 11, las 12 y en verano a las 17h, las figurillas de sus dos pisos se mueven al compás de la música. El piso de arriba representa dos caballeros librando una justa a caballo en la que nunca se sabe quien derribará al otro (incluso se hacen apuestas), que se celebró en los festejos de una boda real en 1568. En el de abajo las figuras bailan la danza del gremio de toneleros de la ciudad en honor del fin de una epidemia de peste. A las 21h se puede ver a una chica vestida de monje en honor de los fundadores de la ciudad, de donde toma el nombre Munchen.
Frente al edificio están la columna de María, levantada en 1638 por la victoria sobre las tropas suecas tras la Guerra de los 30 Años, y la fuente del Pescado, en la que cuando aún se celebraba el mercado aquí se metían los peces para mantenerlos vivos para la venta. En el lateral de la plaza está el Altes Rathaus, *** Imagen borrada de Tinypic ***ayuntamiento viejo con su torre, tercera reconstrucción de la medieval del siglo XV. Tras los bombardeos de la II Guerra Munial, sólo una calle de la ciudad quedó intacta por las bombas, no debemos olvidar que la mayor parte de lo que veremos es una cuidadísima reconstrucción posterior en la que se emplearon los mismos materiales
Desde su balcón el 9 de Noviembre de 1938, Goebbles lanzó la parrafada que desató los altercados de la Noche de los Cristales Rotos. Hoy en día el edificio alberga el museo de Juguetes de la ciudad, de los que tanta tradición hay en toda Baviera, mucho mejor uso. Visto todo ésto regresamos al hotel para coger la habitación y acercarnos a la estación. Tenemos pensado aprovechar el billete que nos permite coger transporte todo el día para ir a visitar el Campo de Concentración de Dachau.
DACHAU.-
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Cogemos el tren S2 dirección Dachau-Peter-hausen, y en 25min. estamos en la estación del pueblo. Al salir nos sorprende ver como no es sólo cosa de los sitios turísticos la costumbre de llevar los trajes de estilo tirolés. Muchas chicas y chicos jóvenes y algunos matrimonios mayores se pasean, ellos con sus petos de pantalón corto y tirantes de piel de ciervo (vimos el conjunto completo por unos 200 euros en las tiendas) y ellas con sus corpiños, blusas blancas con puntilla y y faldas de cuadritos atadas con un lazo según fueran solteras (a la izquierda), casadas (a la derecha) o viudas (detrás). Frente a la estación hay que coger un autobús para el que nos sigue sirviendo el mismo billete enseñándoselo al conductor, pone "KZ-Gedenksätte", es el numero 726. Con él llegamos en un momento. La entrada al memorial es gratuita todos los días, sólo hay que pagar si se desea 3,50 euros por la audioguía en cualquier idioma, para la que te piden dejar en depósito un documento de identidad. Con ella y con el plano entramos a visitar este lugar de horror, donde uno se pregunta como puede nadie llegar a los horrores y al comportamiento tan inhumano que se vivió en aquellos años vergonzosos. *** Imagen borrada de Tinypic ***Tras cruzar la puerta de hierro en la que se lee en alemán "el trabajo os hará libres"
se ve la extensión hoy vacía en la que antes de la liberación de las tropas estadounidenses, se alineaban los barracones, uno de ellos puede visitarse. El edificio de la Guardia, en el que se adoctrinaba a los soldados de las SS en los métodos del régimen, etc. Baste decir que recibían una paga extraordinaria si "encontraban" motivo para tirotear a alguno de los presos, si se quedaba rezagado de la fila por ejemplo, entendiendo ésto como un intento de fuga. La audioguía acompaña la visita con explicaciones del funcionamiento del campo y testimonios originales de testigos de la época en su idioma original.El campo abrió tan sólo 2 meses más tarde de que Hitler se convirtiera en Canciller del Reich en Enero del 33, convirtiéndose en el modelo de otros muchos que se fueron abriendo después. Aquí se procesó a más de 200.000 reclusos, de los que entre 30.000 y 43.000 murieron, y a los que habría que sumar varios miles más que murieron en una epidemia de tifus en la cuarentena a la que tuvo que ser sometido el campo tras la liberación en el 45.
Un poco perturbados por la visita (el campo de Dachau cierra a las 17h), regresamos a Múnich para terminar el día dando un paseo por el centro y cenando en las terrazas que hay junto a la catedral. Donde por cierto, coincidimos con un grupo de chicos vestidos con el traje típico y bastante perjudicados que iban de cervecería en cervecería tratando de irse sin pagar. Se iban levantando poco a poco y se mudaban a la de al lado, dejando a uno de ellos, no sé si el más pardillo o el que peor estaba para escaquearse, el último. El camarero se dio cuenta, lo que no era difícil, y nos llamó la atención la correa que tuvo esperando a que hicieran el paripé de pagar, cosa que las dos veces que les vimos acabó haciendo el mismo chabalito. Anda que vaya tela! Y todo ésto sin privarse de dar bien la nota cantando canciones típicas, el himno del Bayern y lo que cayera, muy discretos ellos.
Así pusimos fin al primer día de nuestras vacaciones muniquesas. A dormir y a descansar y mañana más.
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