Hacemos el check-out en el hotel, cogemos nuestro pequeño taxi inglés y nos dirigimos al centro de HEIDELBERG:
Construída a orillas del caudaloso río Neckar, fue durante siglos la sede del Palatinado, hoy vive de los universitarios y de los turistas y esconde una inevitable historia de amor, la que vivieron a principios del siglo XVII el príncipe Federico V y su esposa, Elisabeth Estuardo.
Cuando Federico se decidió a pedir su mano, Elisabeth debió de sentirse muy afortunada. Y no sólo por el rosario de posesiones del príncipe sino porque era un hombre joven y apuesto. Algo poco común en los matrimonios de la realeza, ya que solían emparejar a las damas con auténticos viejos verdes. Todo lo contrario ocurrió con Federico y Elisabeth, que eran jóvenes y hermosos y se enamoraron con locura el uno del otro.
Aquel enamoramiento pervive todavía hoy en el castillo, que Federico mandó reconstruir al estilo inglés convirtiendo uno de los torreones en un teatro en el que representar las obras de Shakespeare, las favoritas de su esposa. Para cuando Elisabeth se vino a vivir a Heidelberg, el castillo contaba ya con una biblioteca, un jardín cuidado con mimo y una colección de juegos de mesa. Y su poder creció súbitamente en 1620 cuando fue coronado rey de Bohemia.
El cetro le cayó, sin embargo, como una maldición. Básicamente porque prendió la mecha de la Guerra de los Treinta Años, que se llevó por delante sus tierras, su fortuna, su castillo y cualquier posibilidad de envejecer con Elisabeth entre los muros de este oasis de piedra.
La guerra les separó y desperdigó a su descendencia, y los franceses volaron el castillo a base de pólvora, deseosos de mancillar el nombre de su propietario.
Construída a orillas del caudaloso río Neckar, fue durante siglos la sede del Palatinado, hoy vive de los universitarios y de los turistas y esconde una inevitable historia de amor, la que vivieron a principios del siglo XVII el príncipe Federico V y su esposa, Elisabeth Estuardo.
Cuando Federico se decidió a pedir su mano, Elisabeth debió de sentirse muy afortunada. Y no sólo por el rosario de posesiones del príncipe sino porque era un hombre joven y apuesto. Algo poco común en los matrimonios de la realeza, ya que solían emparejar a las damas con auténticos viejos verdes. Todo lo contrario ocurrió con Federico y Elisabeth, que eran jóvenes y hermosos y se enamoraron con locura el uno del otro.
Aquel enamoramiento pervive todavía hoy en el castillo, que Federico mandó reconstruir al estilo inglés convirtiendo uno de los torreones en un teatro en el que representar las obras de Shakespeare, las favoritas de su esposa. Para cuando Elisabeth se vino a vivir a Heidelberg, el castillo contaba ya con una biblioteca, un jardín cuidado con mimo y una colección de juegos de mesa. Y su poder creció súbitamente en 1620 cuando fue coronado rey de Bohemia.
El cetro le cayó, sin embargo, como una maldición. Básicamente porque prendió la mecha de la Guerra de los Treinta Años, que se llevó por delante sus tierras, su fortuna, su castillo y cualquier posibilidad de envejecer con Elisabeth entre los muros de este oasis de piedra.
La guerra les separó y desperdigó a su descendencia, y los franceses volaron el castillo a base de pólvora, deseosos de mancillar el nombre de su propietario.
y deseosa de admirar las vistas que contemplaba Isabel Estuardo nos dirigimos al castillo, aparcamos en el primer parking que encontramos y que casualmente estaba al lado. creo recordar que fueron 3horas 4 euros, y ese fue el tiempo que dedicamos a esta ciudad...sí es poco...me hubiera gustado un par de horas más.
subida en funicular al castillo 6 euros por persona e incluye la visita al museo de la farmacia y al barril más grande del mundo. Muy recomendable.
subida en funicular al castillo 6 euros por persona e incluye la visita al museo de la farmacia y al barril más grande del mundo. Muy recomendable.
bueno...pues esto es lo que se ve desde el castillo:
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precioso verdad?
después nos dirigimos hacia el puente de Carlos Teodoro, nos hicimos las típicas fotos con el mono, sorteamos la puerta del puente y recorrimos las calles aledañas.
Como el día era ideal (alrededor de los 30 grados) decidimos ir dirigiéndonos hacia la selva negra y en vista de la buena temperatura alteramos el itinerario y nos dirigimos hacia Freudenstadt con la idea de que Hugo disfrutara un poco chapoteando en las fuentes que hay en su plaza ya que había leido que hacían disfrutar a grandes y pequeños en los días de sol y calor.
A medida que nos acercábamos el cielo empezó a cambiar, los grados del termómetro del coche a caer en picado y la llegada a Freudenstadt la hicimos en 10 grados y una lluvia torrencial... imposible ver nada. Aparcamos en la calle principal (Strassburguer Strasse) y allí encontramos un SIDE GRILL donde comimos estupendamente, el dueño un señor encantador (Memmet se llamaba) hizo por entendernos en todo momento, nos preparó mesa con trona para Hugo, le regaló un zumo (enorme por cierto, de medio litro) e incluso nos presentó a su hijo....fue un rato de lo más apacible...20 euros la comida (hugo nuggets con patatas y nosotros pizza y durum con bebidas) no era el menú mas típico para un sitio como Alemania pero nos supo a gloria y Memmets fue de lo más hospitalario, además con la que estaba cayendo como para buscar otro restaurante.
Abandonamos esta población con la firme convicción de volver en los siguientes días...y como comprobaréis más adelante no fue muy certera...Como el día era ideal (alrededor de los 30 grados) decidimos ir dirigiéndonos hacia la selva negra y en vista de la buena temperatura alteramos el itinerario y nos dirigimos hacia Freudenstadt con la idea de que Hugo disfrutara un poco chapoteando en las fuentes que hay en su plaza ya que había leido que hacían disfrutar a grandes y pequeños en los días de sol y calor.
A medida que nos acercábamos el cielo empezó a cambiar, los grados del termómetro del coche a caer en picado y la llegada a Freudenstadt la hicimos en 10 grados y una lluvia torrencial... imposible ver nada. Aparcamos en la calle principal (Strassburguer Strasse) y allí encontramos un SIDE GRILL donde comimos estupendamente, el dueño un señor encantador (Memmet se llamaba) hizo por entendernos en todo momento, nos preparó mesa con trona para Hugo, le regaló un zumo (enorme por cierto, de medio litro) e incluso nos presentó a su hijo....fue un rato de lo más apacible...20 euros la comida (hugo nuggets con patatas y nosotros pizza y durum con bebidas) no era el menú mas típico para un sitio como Alemania pero nos supo a gloria y Memmets fue de lo más hospitalario, además con la que estaba cayendo como para buscar otro restaurante.
Según nos fuimos alejando de Freudnstadt y como si de una maldición se tratase el día volvía a cambiar a la inversa, el termómetro volvía a subir rápidamente y el cielo se despejó. la sinuosa carretera que nos llevaría a Gengenbach nos dejó boquiabiertos con imágenes como esta:
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Había un cartel en el que una familia te daba la bienvenida y te ofrecía estos productos, dejando una pequeña caja de caudales donde depositar el importe de lo que te llevases...pero allí no había absolutamente nadie...
vamos igualito que en España...
finalmente con una tarde completamente despejada llegamos a Gengenbach a nuestro alojamiento: Ferienhof Oberle...una preciosa granja a 2 km de este pueblecito. El precio para 4 noches 3 personas 215 euros. Conseguí este alojamiento a través de la página www.badenpage.de y después de mandar como 30 o 40 emails a diferentes granjas (sin exagerar eh) por fin conseguimos reservar.
[img][/img]Konrad el dueño de la granja nos esperaba y nos dio la bienvenida con un enorme bowl de cerezas de sus propios árboles.
A día de hoy me arrepiento de no haber reservado allí más noches porque estuvimos encantados y nuestro pequeño más aún puesto que teníamos una pequeña piscina, arenero con juguetes, columpios..
Muy cerca teníamos un lidl y un edeka, así que nos fuimos a comprar provisiones para los siguientes días y al volver estuvimos charlando con los dueños de la granja, nos advirtieron del mal tiempo que había hecho los días de atrás y esa semana también se estropearía.
Con todo eso decidimos alterar el itinerario y concluímos que si el día amanecía bueno lo dedicaríamos a visitar sitios al aire libre y en caso contrario lo dedicaríamos a ver ciudades más grandes en las que siempre te puedes refugiar en alguna cafetería, museo, catedral en caso de lluvia... y aunque hiciéramos más kilómetros aprovecharíamos los días. Y menos mal que así lo hicimos...
A día de hoy me arrepiento de no haber reservado allí más noches porque estuvimos encantados y nuestro pequeño más aún puesto que teníamos una pequeña piscina, arenero con juguetes, columpios..
Muy cerca teníamos un lidl y un edeka, así que nos fuimos a comprar provisiones para los siguientes días y al volver estuvimos charlando con los dueños de la granja, nos advirtieron del mal tiempo que había hecho los días de atrás y esa semana también se estropearía.
Con todo eso decidimos alterar el itinerario y concluímos que si el día amanecía bueno lo dedicaríamos a visitar sitios al aire libre y en caso contrario lo dedicaríamos a ver ciudades más grandes en las que siempre te puedes refugiar en alguna cafetería, museo, catedral en caso de lluvia... y aunque hiciéramos más kilómetros aprovecharíamos los días. Y menos mal que así lo hicimos...
Tras colocar maletas, compra y dejar que hugo jugara un ratito en el jardín nos fuimos a conocer la cercana GENGENBACH[u]: a parte de lo primero que se lee de este pueblo: que fue la escenografía de la peli Charli y la fábrica de chocolate, Gengenbach ha inspirado a pintores y escritores, y la explicación es muy simple:es un pueblo demasiado perfecto al borde de la Selva Negra.
Durante las guerras del siglo XVII la ciudad fue varias veces asediada y quedó bastante destruida, pero siempre fue de nuevo reconstruida. No comunica poblaciones importantes y tampoco tiene demasiadas industrias, gracias a esto en ninguna de las guerras mundiales fue un centro de mira, y ha sobrevivido a las dos sin ser destruída, así que en esta ciudad podemos hacernos una idea de como serían los centros urbanos alemanes si las guerras no hubiesen asolado medio país.
[img][/img]Durante las guerras del siglo XVII la ciudad fue varias veces asediada y quedó bastante destruida, pero siempre fue de nuevo reconstruida. No comunica poblaciones importantes y tampoco tiene demasiadas industrias, gracias a esto en ninguna de las guerras mundiales fue un centro de mira, y ha sobrevivido a las dos sin ser destruída, así que en esta ciudad podemos hacernos una idea de como serían los centros urbanos alemanes si las guerras no hubiesen asolado medio país.
Como ya pasaban de las 18:00 horas no fue necesario pagar parkímetro asi que aparcamos muy cerquita del altstad y lo recorrimos siguiendo unas señales que hay en el suelo que me recordaron al apostol Santiago. Es símplemente precioso, como salido de un cuento. Por cierto, todos los bachle (riachuelos que cruzan el pueblo) estaban completamente secos, algo que más tarde se repetiría en otros lugares como Friburgo...el motivo?no lo sé.
Otra cosa que nos llamó mucho la atención:una de las fuentes del pueblo estaba llena de patitos de goma, mi hijo se volvió loco, quería lleváserlos todos, nosotros pensamos que serían de algún niño de alguno de los restaurantes que había allí al lado, pero no, cuando volvimos en los sucesivos días allí seguía la recua de patitos, sin faltar ni uno y sin que nadie se los llevase....así da gusto...
Regresamos a nuestra casita donde cenamos y preparamos el itinerario del día siguiente.
Otra cosa que nos llamó mucho la atención:una de las fuentes del pueblo estaba llena de patitos de goma, mi hijo se volvió loco, quería lleváserlos todos, nosotros pensamos que serían de algún niño de alguno de los restaurantes que había allí al lado, pero no, cuando volvimos en los sucesivos días allí seguía la recua de patitos, sin faltar ni uno y sin que nadie se los llevase....así da gusto...
Regresamos a nuestra casita donde cenamos y preparamos el itinerario del día siguiente.