En nuestro segundo día en Praslin vamos a conocer el parque nacional del Valle de Mai (Vallée de Mai)
La parada del bus está a unos 20 metros de nuestra Guesthouse y hay varias frecuencias al día.
Antes de las 9,00h ya estamos en el bus, habiendo declinado la "oferta" de un supuesto taxista que nos iba a llevar a todos los que estábamos en la parada por el módico precio de 20 € (el bus cuesta 5 rupias, o sea 0,30€)
Es un vehículo destartalado al que se pide parada gritándole al conductor, pero no es preocupéis, en los sitios clave como el puerto o la entrada del parque para siempre.
La entrada al Valle de Mai vale 20€ por persona y en mi opinión es excesivo por lo que ofrece, pero claro, son las ecotasas y la única fuente de ingresos que tiene el estado seychellois para mantenerlo y conservar su status de Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.

En este olvidado mundo, con palmeras formando un bosque primitivo, podemos imaginar cómo pudo haber sido el jardín del Edén.
Esta parte de la isla de Praslin ha quedado a salvo de la intervención del ser humano y se muestra tal cual era desde hace milenios hasta el siglo XVI en que los portugueses, al mando de Vasco da Gama crearon los primeros asentamientos en la isla y modificando su ecosistema primigenio.

Hay tres rutas recomendadas de diferente duración, incluso una pequeña adaptada a personas discapacitadas.
Se supone que la larga dura tres horas y es la que vamos a hacer.
Por cierto, no se puede entrar con mochilas grandes (hay consigna gratuita) y sobre todo nada de repelentes químicos de insectos.
Si los mosquitos tienen debilidad por vuestra sangre tanto como por la mía untad bien la piel antes de entrar.
- Deberían dar un casco para hacer el recorrido, porque como nos caiga algo a la cabeza....
Y es que aquí crece el legendario coco-de-mer, la semilla vegetal más pesada del mundo cuya sensual forma, en forma de pelvis de mujer, dio pie a numerosas leyendas e historias en las noches tormentosas.

Nos hemos ido deteniendo a fotografiar animalillos y con un ritmo tranquilo, aún así de tres horas nada de nada, una hora y media a lo sumo...
A la salida del valle hay una cabaña con muestras de coco-de-mer las cuales podéis coger para haceros la foto de rigor.
También hay una cafetería carísima y unos baños.

Como vamos con adelanto sobre el horario previsto vamos a bajar andando hasta Gran Anse, en el lado opuesto de la isla, unos 3 Km.
Nada más llegar ya se percibe el olor de las algas.
Las corrientes marítimas las traen hacia esta zona de Praslin en los meses de nuestro verano, mientras que en invierno están en Côte d'Or, así que mucho ojo a la hora de elegir alojamiento según la época del año.
El agua parece una sopa de verduras, así que media vuelta y a coger el próximo bus a Côte d'Or que pasaré dentro de 2 minutos!!!! Corred!!! pero el conductor nos vio y nos esperó, aquí se vive a otro ritmo.
Fantástica playa la de Côte d'Or y su vecina Anse Volvert

Dejamos las cosas junto al manglar y a disfrutar un rato del sol y el agua.
En esta playa encontraréis (o vendrán ellos a buscaros) a un grupo de guías que os montarán las excursiones que ofrecen los hoteles a menos de mitad de precio.
En concreto nosotros contactamos con Sidney, un chico con unas rastas hasta la cintura que canta y gesticula mientras te da las explicaciones pertinentes.
Lógicamente nos convenció y al día siguiente iríamos con ellos a la isla Curieuse y al Ilot Sant Pierre por 50 € por persona día completo (comida y ecotasas incluidas)
Voy a comprar unas cervezas, agua y algo para cenar pero me equivoco y entro en el supermercado pakistaní (que no vende alcohol) así que luego tengo que entrar en el super indio para comprar las cervezas (cosas de la religión...)
Unas nubes muy negras amenazan con desplomarse sobre la isla. En menos de 5 minutos empieza a caer una tormenta que nos dejó calados y sin luz durante más de dos horas.