Supai es un poblado indio en medio de la nada pero con unas cascadas y piscinas naturales increíbles. No forma parte propiamente del parque del Grand Canyon, pero si es un ramal de este. Actualmente viven del turismo. En el poblado hay sólo un hotel con pocas habitaciones y un camping. Es imprescindible reservar, tanto para el hotel como para el camping y sólo se puede hacer por teléfono. Os recomiendo que si queréis visitar es paraíso hagas la reserva con la máxima antelación posible, sobretodo si tenéis pensado ir en temporada alta, se llena enseguida.
En mi caso, como reservé para el camping, sólo me pidieron mi nombre y me dieron un número de reserva, pero para los que van al hotel piden más datos y el proceso es un poco diferente. Podéis obtener más información en su web havasupaifalls.net.
Sólo hay 2 formas de llegar al poblado, caminando o en helicóptero. El helicóptero cuesta 85$ por persona y trayecto. También se puede alquilar una mula para que lleve la mochila si queréis hacer el camino andando pero sin peso. Yo como bruto que soy hice tanto la ida como la vuelta con toda la carga a las espaldas.
Es conveniente, por no decir obligatorio, empezar la marcha con las primeras luces del día. La humedad en el camino en muy alta, apenas correr el aire y a partir de las 10 el calor puede ser matador. Tenéis qué recordar que es una zona desértica, caminos polvorientos y sin agua en todo el trayecto, por lo que sería un suicidio hacer la ruta a pleno sol. El camino no tiene mucha dificultad. El primer tramo hay que bajar la ladera por un camino en zig-zag de una milla aprox. y luego es todo casi plano.

Después de haber pasado la noche en el coche, debo reconocer que es más cómodo de lo que me esperaba, a las 5 de la mañana cargué mi mochila con la tienda de campaña, el saco, algo de ropa, comida para todo el día y sobretodo agua, mucha agua, toda la que podáis llevar, y empece mi marcha montaña abajo.
Son 13km de caminata atraves de un cañón polvoriento, seco y caluroso, pero bien señalizado, imposible perderse. El paisaje durante el camino es espectacular. Además hay más gente haciendo el mismo camino y hablando con unos y otros no te das cuenta y ya has llegado. Yo tardé tres horas y media en llegar al poblado, a ritmo tranquilo.

Durante el camino nos encontramos varios trenes de mulas que llevan provisiones a la reserva, hay que apartarse para dejarlas pasar, ellas no paran.
Después de caminar 13km se llega al poblado. Allí nos hay que inscribirse y pagar la entrada, el alojamiento y las tasas, unos 65$. A los del camping nos ponen una pulsera de plástico tipo hospital para demostrar que hemos pagado la entrada y poder movernos libremente por la zona, y una etiqueta para poner en la tienda de campaña. Tienen muy controlado que nadie entre sin pasar por caja.

Desde el poblado hay otros 3km más hasta llegar a la zona de acampada. Por el camino ya se ven las primeras cascadas, las Navajo Falls. Poco después está la primera de las grandes, Havasu Falls. La vista desde arriba es espectacular, pero seguí avanzando hasta llegar a la zona de acampada. No tienes asignado ningún sitio en concreto así que monté más tienda en el primer sitio que me pareció bien y tras dejar los trastos me puse el bañador, mis zapatillas de agua (muy importante ya que las rocas del fondo puede ser cortantes), y sin perder más tiempo ¡¡al agua patos!!

Quizás las cascadas por sí solas no dicen mucho, pero la belleza está en el entorno donde se encuentran, rodeados de tierra rojiza, en medio de un desierto encontrar un oasis como ese, con el agua turquesa, es simplemente impresionante. Como sí de un parque acuático se tratara, todos íbamos de cascada en cascada y de piscina en piscina.


Los principales saltos de agua son cinco. Como he dicho, son los que se ven por el camino entre el poblado y el camping, las Navajo Falls, la alta y la baja. Justo al inicio del camping está Havasu Fall y al final Mooney Falls, las más especial por decirlo de alguna manera, sí vais sabréis porque

A 3km de Mooney está la última, Breaver Falls, es la única que no fui a ver, con las otras tenía más que suficiente.
También hay la posibilidad de hacer varias rutas de senderismo o a caballo pero para mi ese día era para relajarme y disfrutar del paisaje y las aguas.

Como pasa siempre en estas situaciones, las fotos y vídeos que se pueden ver sobre este sitio ayudan para hacerse una idea, pero hay que verlo con tus propios ojos para apreciar toda la belleza
Al atardecer volví a la zona de acampada y los vecinos muy amables me invitaron a cenar con ellos, supongo que me vieron con mi bocadillo y mi manzana y se apiadaron de mi.
Hay gente que si se lo monta bien esto de acampar, con su fogón para cocinar, carne y otros alimentos variados. Fue una velada muy agradable que se alargó hasta casi las 11, pero al fía siguiente tenía que madrugar así que me despedí de mis nuevos amigos y me fui a dormir a mi tienda.