Christine nos lleva por los campos conduciendo velozmente, pero con seguridad. No quiere que pierda mi TGV, pero yo no entiendo la prisa, porque no parece que estemos tan lejos… incluso le pido que paremos un momento a hacer una foto de los canales.

Bueno, su nerviosismo proviene que nunca ha ido a esta estación… y como cabía esperar: nos perdemos.

Estas cosas pasan: te confías y te pierdes. Faltan 10 minutos para que salga el tren y no sabemos donde estamos… Christine dice de volver a Dijon e intentar coger un tren a París desde allí, con el problema de que los trenes van muy ocupados por ser domingo por la tarde.
Yo me resisto. Le digo que lo intentemos, tenemos 7 minutos para recorrer 7 km, por los caminos de Champaña, parece que todo está perdido, parece el Dakar... pero de pronto al fondo se ve la estación (en medio del campo, cómo no) y el TGV está en el andén. Mientras el tren este parado hay esperanza. ¡A toda velocidad!
Me deja tirado en la puerta, ni parking ni nada, le mando un beso de vuelta y un abrazo a Thomas, y corro hacia el andén.

A las 16:46, lanzándome casi de cabeza y cuando cierran las puertas, entro en el primer vagón que me encuentro de frente… el tren arranca. Me doy cuenta de que me he despedido a la francesa de Thomas y de Christine.
Me cuesta un rato encontrar mi coche y mi asiento. El tren va completamente lleno: familias, estudiantes, algún soldado... ni aparece el revisor.
Por fin me puedo relajar en mi mullido asiento. La chica que va junto a mi esta trabajando en su PC con hojas de cálculo y lleva unos cascos puestos. Me ignora y yo aprovecho para hacer recuento mental de las aventuras vividas este fin de semana: Reims, las bodegas de Champaña, el paisaje de Borgoña, Dijon, el castillo de Couches... rememoro los sabores, los olores, la historia de los lugares y la calidez del clima que me acompañó durante mi viaje. Hay que ponerle un 10 al fin de semana en Borgoña y Champaña.
A toda velocidad la campiña francesa queda atrás y con poca luz llegamos a París. El tren se detiene con absoluta puntualidad al Gare de Lyon de París (18:07). La estación es enorme y al ser domingo por la tarde está abarrotada. Busco la parada del taxi.