Nuestro último día comienza de forma similar a los anteriores, aunque nos hemos despertado un poco más tarde. Bajo al desayuno con la esperanza de comer pancakes otra vez, puesto que solo he podido catarlos en una única ocasión, pero no hay suerte. Desayuno de campeonato y nos ponemos en marcha a eso de las 9:00h para dar un último paseo por la ciudad. Solo tendremos la mañana y decidimos volver al midtown por enésima vez.
Siguiendo nuestra rutina habitual nos desplazamos hacia el oeste por la calle 43 hasta llegar a la Grand Central Terminal. Alzo la vista y me saludo a mi amado Chrysler Building por última vez. Hoy ha amanecido un día realmente espléndido y el vértex refulge con gran intensidad. Entramos en la estación y le damos un último vistazo. Maravillosas constelaciones. ¡En fin! ¡Adiós!
Continuamos por la calle 42 hasta llegar a Bryant Park. Un último vistazo a la plaza, al American Standard, al Bank of America y por supuesto al Empire State Building. Seguimos hacia Times Square y lo mismo, un último vistazo y adiós.
Callejeando nos plantamos en el cruce de la 50 con la 6ª avenida. Delante del Time Life Building, es decir, el nº 1271 de la Avenida de las Américas, se ubica una escultura moderna de color azul que reza Time-Life. Un poco más al norte, en el cruce con la 53 nos encontramos una curiosa escultura en bronce, inspirada en la Venus de Milo, titulada “Mirando hacia la Avenida”. Más adelante, en la esquina con la 55, nos topamos con la famosísima escultura LOVE, de Robert Indiana, basada en un diseño gráfico de los 60 que el propio autor incluyó en una postal navideña para el MoMA. El resultado es bonito no es de extrañar que en este momento nos situemos en uno de los espacios más fotografiados de NYC.
Un paseo ligero nos conduce a la Grand Army Plaza, y decidimos despedirnos de la mejor manera de uno de los mejores lugares de la ciudad: Central Park. Para ello nos desplazamos hacia el oeste por la 59 St Central Park South, y nos introducimos en el parque por la Central Drive. Nos encontramos un ambiente maravilloso, con docenas, centenas más bien de personas esparciéndose por el lugar, para practicar todo tipo de deportes. El día es muy luminoso aunque hace bastante frío para estar parado. Un poco más al norte nos topamos con el centro de visitantes del parque, que dispone de muchas mesas y bancos de piedra alrededor del mismo para la práctica del ajedrez, pero ahora mismo están vacías, probablemente por la temperatura, que como ya he mencionado no es muy cómoda.
Muchísima gente entrena por todas las vías del parque, probablemente porque la famosa marathon se encuentra ya muy próxima en el tiempo, y cruzar alguna de estas vías se convierte toda una odisea. Peatones pudiendo ser atropellados por… otros peatones, Ja ja ja. Llegamos a la plaza William Shakespeare y avanzamos hacia el norte por The Mall, efectivamente uno de los lugares más bellos de Central Park. Alzando la mirada observamos un halcón de cola roja descansando en una rama alta. Realmente precioso.
Seguimos paseando por la zona y regresamos a la plaza William Shakespeare y desde aquí recorremos un sendero que nos conduce al Zoo de Central Park. A la entrada, varias esculturas de bronce de animales nos reciben, algunas de ellas asociadas a un reloj animado que desconozco si actualmente funciona. La senda atraviesa el zoo y nos podemos asomar al estanque de los leones marinos. Parece pequeño pero completo. Incluso tienen leopardos de las nieves, una escasísima especie de félido originaria del Himalaya.
Terminamos nuestro periplo por el parque en la Grand Army Plaza, de nuevo. Nos desplazamos ahora hasta la Rockefeller Plaza, para un último vistazo del GE Building. La 5ª avenida se encuentra vallada, preparada para un desfile relacionado con una festividad polaca. Avanzamos por la 5ª avenida hasta la calle 42, y tras un último vistazo al exterior de la estación, regresamos al hotel después de haber parado en el Wok to Walk de la 43 para coger unos noodles para comer un poco más tarde. Un pequeño paseo por Tudor City y volvemos al hotel. Se ha terminado lo bueno.
En el hotel recogemos nuestras maletas del guardaequipaje y nos encaminamos a la búsqueda de un taxi con la luz apagada, y después de un rato descubrimos que no es nada sencillo. Por fin nos para un taxi, y después de oír nuestro destino nos comenta que eso es imposible, que ha ocurrido algo en el aeropuerto Kennedy y se han cancelado todos los vuelos, por lo que no puede ir. Habíamos oído que podía ser difícil encontrar un taxi que nos llevara al aeropuerto pero esto es ridículo. La peor excusa que hubiera podido imaginar. Salimos a la 2ª avenida y vemos pasar unos cuantos taxis con la luz encendida, incluyendo el taxista farsante de hacía un momento cuando por fin se detiene uno, que nos dice que la tarifa son 55 $, más propina. Aceptamos y haciendo cuentas deducimos que nos es demasiado diferente del precio que pagamos para venir a la ciudad.
El taxista, avanza por la ciudad como un auténtico rayo y nos deja en el aeropuerto en menos de 40 minutos. Nos despedimos y entramos en la terminal nº 8, nos acomodamos y esperamos puesto que no ha abierto el mostrador de facturación de nuestro vuelo. Aprovechamos para comer y relajarnos un poco. Después de un rato podemos facturar sin problemas y pasar por los arcos de seguridad, bastante más ágiles de lo que me esperaba, por todo lo que había oído. No tenemos problemas con los dispositivos electrónicos, de los que, en principio, te tienes que asegurar que tienen las baterías cargadas, para poder demostrar su funcionamiento, pero finalmente como ya he dicho, nada de nada.
Por fin cruzamos al Duty Free y aprovechamos para gastar los últimos dólares que tenemos, intentando que las próximas 2 horas hasta el embarque se nos hagan llevaderas. Finalmente embarcamos a nuestra hora y despegamos sin novedades desagradables.
En el aire vuelvo a ver Jamaica Bay y a medida que avanzamos hacia el este comienzo a ser consciente del final del viaje y me embarga ligeramente la tristeza de la vuelta a la rutina y de la despedida de tan maravilloso viaje. Seguimos hacia el oeste recorriendo Long Island en su totalidad y finalmente salimos a océano abierto dejando atrás algunos de los momentos más fantásticos de mi vida.
FIN.