Lo bueno de viajar en coche alquilado es que puedes improvisar, así que aunque no estaba planeado, antes de ir al Mont Saint Michel hicimos una parada en Granville. En esta ciudad costera y muy residencial está la casa-museo de Cristian Dior. Para los amantes de la moda y mujeres que han crecido viendo Sexo en Nueva York, una visita inolvidable. Hay vestidos originales del mismo Dior, de otros diseñadores que trabajaron para esta firma y la posibilidad de tomar un té en el jardín de la mansión. Uno se hace a la idea de la "dolce Vita" de la alta sociedad parisina en sus lugares de vacaciones. El precio no era en exceso caro, sobre los 8€, y además jamás podréis decirle que no a vuestra mujer si se entera
Posteriormente nos pusimos en camino al Mont Saint Michel, plato fuerte del día. Se aparca a unos 3 kilómetros del monte, en unos inmensos parkings que cuestan 12€ si te pasas de las 2 horas. Si no es gratis, pero creo que es casi imposible ver nada en menos de 2 horas!!!. Luego para acceder al monte se pasa por un complejo donde hay muchos hoteles y restaurantes (no comimos en exceso caro) y para acceder al monte se puede coger un bus (es gratis, pero lo pagas de sobras con el parking) o bien ir andando. Creo que esto es lo más aconsejable porque tienes la perspectiva del monte, de la bahía, ideal para hacer mil fotos.
Después de media hora de agradable paseo, pasamos al interior. El pueblo en si es una calle que va subiendo hacia la abadía. En pleno mes de agosto la verdad era un agobio, dos filas de personas una para subir, otra para bajar a ritmo de procesión de Semana Santa. Todo estaba lleno de tiendas de souvenirs, restaurantes y hoteles. Se nota que esto es uno de los lugares más turísticos del mundo y la cercanía con Paris y la multitud de excursiones que se hacen. Sabríamos que habría gente, pero jamás pensamos que habría tal cantidad. Tras subir como pudimos llegamos a la Abadía.
Cuando llegamos a la abadía tuvimos la suerte de que a las 3,45 había una visita guiada en español de hora y media. Tuvimos suerte porque la entrada en sí eran 9€ por persona audioguía a parte. La visita estuvo muy bien, siempre es mejor una explicación con sus anécdotas etc que una fría audición. La abadía fue usada de prisión durante el siglo XIX y todos los víveres los subían con una polea que aún se conserva en su estado original.
Como era 15 de agosto, existe la tradición de hacer una peregrinación andando por la arena hacia una islita cercana donde hay un pequeño santuario dedicado a la virgen. Impresiona saber que por donde en ese momento andan personas en pocas horas la marea sube varios metros de altura.
Para volver optamos por el bus, ya que fue un día realmente cansando y teníamos ganas de llegar al hotel.
Este lo encontramos en Saint Marcan, una localidad ya bretona a unos 20 kms del monte, Au Bonn Accueil. Totalmente recomendable. La propietaria muy amable nos indicó un crepería donde cenar y he de decir que fue el mejor gallete y crepe del viaje.
El sitio se llamaba "El Telegrafe" y solo había gente del lugar, en un monte a un kilómetro del pueblo. Muy auténtico, tranquilo, barato y la comida riquísima.