Día de la Hispanidad, y yo más lejos de España que nunca, gajes viajeros. Vamos a lo importante, para hoy tocaba visita a las minas de sal y rematar Cracovia, que vimos todo por fuera pero nos quedaban bastantes sitios por entrar. Madrugamos (a las 8 arriba) para llegar a la agencia que vende las entradas de las Minas de Sal en el centro de Cracovia. Abrimos la ventana y no nos lo podemos creer. Daban nieve, pero no imaginábamos que iba a ser para tanto. 12 de octubre y la capital medieval polaca estaba empezando a quedarse tapizada de un precioso manto blanco.
Nos abrigamos (aunque no hacía el frío polar del día anterior en Auschwitz, la nieve templa la temperatura) y nos paramos un momento a disfrutar de la Rynek Glowny bajo la nieve. La verdad es que la nieve dio un toque mágico a la ciudad.
Llegamos unos minutos antes de la 9 a la agencia de venta de entradas, en Wislna Ulica (sale de la Rynek Glowny, al lado de la estatua de la cabeza); abre solo de lunes a viernes. Fuimos los primeros en llegar (no hacía falta tal madrugón como veríamos luego) y compramos entradas para el único pase del día en español, a las 16:20h Además nos informa la chica muy amablemente de como ir (en tren, salen de la estación central -Kraków Glówny-), luego pongo más información.
Con las entradas en el bolsillo (son carillas, 64PLN siendo estudiantes -15€-) nos vamos hacia el Wavel (Castillo) para entrar a la catedral y a la Gruta del Dragón. Pasamos por el bonito Planty, muy bonito con la nieve (como toda la ciudad)
Y llegamos al Wavel, momento en el que empieza a trapear aún más fuerte (hasta bien entrada la tarde no paró de nevar)
Pasamos por taquilla a sacar la entrada de la Cueva del Dragón (hay que sacar para cada monumento por separado; os dejo aquí el link con los precios de cada uno: www.wawel.krakow.pl/ ...p=83,38,41) y nos dieron entrada gratis para el Tesoro de la Corona y Armería y The Lost Wavel. En total pagamos 3 zlotys (0.75€) y visitamos 3 monumentos, no estuvo mal. Esta es Wavel, con todos los monumentos que ofrece al visitante:
Lo primero que visitamos es la Bazylika archikatedralna (Catedral de Cracovia), una catedral con más de mil años de historia y protagonista en la historia polaca, al ser el lugar de coronación tradicional de los reyes polacos, siendo el centro eclesiástico y monárquico de Polonia durante siglos. Construida en estilo gótico en el siglo XIV sobre una antigua catedral románica este templo es un crisol de estilos, con multitud de capillas laterales añadidas a lo largo de los siglos (como se puede ver en la primera etapa)
Habíamos leído que había que pagar por entrar, pero entramos y nadie nos pidió nada, así que nos salió gratis la visita. El interior es bonito, pero no nos impresionó mucho. Lo mejor de largo es el exterior.
Dentro están enterrados los grandes héroes de la historia polaca.
Salimos hacia el patio del castillo, que luce majestuoso bajo la nieve y desierto (pongo debajo una foto de dos días antes lleno de gente, para que compareis)
Y entramos al Tesoro Real y Armería, que acoge diversos objetos del Reino de Polonia, principalmente es una armería. Está interesante si es gratis, aunque yo sinceramente no pagaría por entrar.
Nos gustó mucho una túnica medieval, como les gustaba el lujo a los nobles, ya sean de Sevilla, Cracovia, Estambul o Cartagena de Indias...
Nos vamos al Lost Wavel (Wavel Perdido), que es algo más interesante. Nos permite adentrarnos en las ruinas del antiguo Castillo por unas pasarelas. Si os gusta el tema puede merecer la pena pagar por entrar, si bien es una visita que se hace rápido.
Cuenta también con una maqueta muy lograda de toda la Colina de Wavel.
De ahí nos vamos a los jardines, que lucen realmente preciosos bajo la nieve. Nos tiramos un buen rato haciéndonos fotos, sinceramente y con la ayuda de la nieve es de los lugares más bonitos en los que estuve en mi vida.
Nos vamos yendo al Dragon's Den (Mazmorra del Dragón), donde pensamos erroneámente que está el famoso dragón (entendimos mal a Machete), y nos asomamos al Wisla (Vístula) cuyas riberas están preciosas bajo la nieve.
La mazmorra en sí es una manera de bajar del Wavel al Vístula, y por dentro es una bonita cueva. Creo que mereció la pena entrar solo por ser muy barato y por haber visto otros dos monumentos. En sí no tiene mucho, pero bueno, tiene cosas chulas.
Y llegamos a la estatua de Smok Wawelski (El Dragón de Wavel); es una de las leyendas más conocidas de la ciudad, y este dragón es el símbolo de la ciudad. Este dragón vivía aquí en la ribera del Vístula y estaba arruinando a la ciudad de Krak (origen de la actual Cracovia) al hacer desaparecer tanto animales como ciudadanos. Al descubrir un joven su escondite el príncipe Krak manda a sus caballeros a matarlo, pero ninguno pudo; y así el príncipe prometió que quien matara al dragón iba a tener la mano de la princesa y la mitad del reino, yendo príncipes y caballeros de todos los reinos a intentar matar infructuosamente al dragón; hasta que un día, un zapatero llamado Skuba dice tener una solución; que no es otra que envenenar al dragón. Mata una oveja y la llena de azufre y alquitrán, dejándola de noche a la entrada de la cueva del dragón (la Mazmorra que visitamos), el dragón se lo comió al despertarse pero con todo el picante bebió tanta agua del Vístula que su estómago explotó muriendo en el acto. Así liberó un zapatero el reino de Krak, y como no se casó con la princesa Wanda.
Y así luce Wavel desde el río. Como nos había dicho Gadiemp la noche anterior el mejor lugar para fotografiar el castillo es desde el otro lado del río, pero no teníamos tiempo, queríamos entrar a algún sitio en el centro.
Y así lucía el Vístula
Nos vamos poco a poco hacia el centro, donde entramos al Rynek Underground, un museo interactivo que nos recomendó Machete pero que no nos acabó de convencer la verdad. Tiene varias pantallas que explican como era la Plaza del Mercado en la Edad Media, pero no es el viaje al pasado que venden y para lo que es la ciudad es bastante caro.
Tiene cosas interesantes, como mapas explicando porqué Cracovia era uno de los mayores centros comerciales de la Europa Medieval.
Y también las ruinas de la antigua Plaza del Mercado
Información práctica
Acceso: Rynek Glowny (se entra por una esquina del Mercado de Paños)
Horario: 10-20 (hasta las 22 de abril a septiembre); los martes hasta las 16 todo el año
Precio: 19zl (4.5€), 16zl estudiantes (3.8€)
Web: podziemiarynku.com/ ...p?lang=eng
Nos vamos justo enfrente, a la Bazylika Mariacka (Basílica de Santa María), y por fin entramos tras pasar por taquilla (5zl -1.2€-) Es un templo gótico, y es la principal iglesia del centro de Cracovia (Stare Miasto)
El interior es totalmente increíble, merece (y mucho) la pena entrar, es gótico puro, un templo altísimo que obliga a mirar hacia el Señor.
La decoración es sencilla pero preciosa, y a los pies tiene un impresionante órgano.
El retablo no se queda atrás, aunque es un poco raro. Es bajo y tiene encima vidrieras muy ricamente decoradas. La verdad es que este interior impresiona, es de los más bonitos que he visto.
Los laterales están muy decorados con esculturas.
No quisimos subir a la torre, con la nevada no se iba a ver mucho al estar el cielo gris y la visibilidad bastante limitada.
Información práctica
Acceso: Rynek Glowny
Horario: 11:30-18
Precio: 10zl (2.5€), 5zl estudiantes (1.2€); la torre 15 zl (3.5€), 10zl estudiantes (2.5€)
Web: www.mariacki.com/index.php/en/
Nos vamos a comer de nuevo al Good Food el menú del día y de ahí vamos yendo hacia la estación (la central: Krakow Glowny). Os cuento como ir por vuestra cuenta a las Minas de Sal, es muy fácil y creo que en este caso no compensa mucho pagar por una visita guiada con transporte desde Cracovia.
El tren (moderno y cómodo) cuesta 3 zlotys (0.75€) y tarda unos 20 minutos en llegar a Wielickza; la parada de las minas es Wielickza Rynek, es la última parada de la línea. Los trenes salen todos los días cada media hora (:09 y :39) y el ticket se saca directamente dentro en una máquina junto a las puertas. Para la vuelta hay también cada media hora (:08 y :38) y cuesta lo mismo. En total es algo menos de euro y medio la ida y la vuelta; de la estación a la mina es fácil ir y lleva 5 minutos escasos. En la estación ya hay señales que nos indican donde están las minas, hay que subir una pequeña cuesta y llegamos a la entrada. En cualquier caso, si vais a comprar las entradas al centro os darán folletos con toda la información para ir por vuestra cuenta.
Y así llegamos a Wieliczka para visitar las Minas de Sal de Wielickza, Patrimonio de la Humanidad desde 1978 (al igual que Cracovia de los primeros del mundo) en virtud del criterio IV (Ofrecer un ejemplo eminente de un tipo de edificio, conjunto arquitectónico, tecnológico o paisaje, que ilustre una etapa significativa de la historia humana) al ilustrar las etapas históricas del desarrollo de las técnicas mineras en Europa, desde el siglo XIII al XX
Llegamos y estaba el pueblo completamente nevado
Subimos hasta la mina y toca esperar a las 16:20 que tenemos la entrada. Hay un pequeño bar y una tienda de souvenirs donde compramos unos detalles.
Y puntuales a nuestra hora entramos. Somos un grupo inmenso (madrugamos para nada) y me decepcionaron mucho las minas en este sentido, es una turistada pura con grupos enormes pasando por pasillos anchísimos que hacen que parezca más que estemos en un museo que en una mina (y ya lo del restaurante y las mil tiendas de souvenirs del final mejor ni hablar...) Pero bueno, es una visita obligada y por otro lado he de reconocer que el sitio es precioso.
Empezamos bajando una infinidad de escaleras que nos llevan hasta los 70 metros de profundidad.
Y llegamos a los túneles, totalmente apuntalados y que perdieron totalmente el aspecto original.
Tienen muchas estatuas dentro, hecha todas con sal. Es espectacular. La primera que nos encontramos es de Nicolas Copérnico, que visitó las minas, realizando los mineros una escultura en su honor en el que sería su 500º cumpleaños.
Seguimos caminando y nos encontramos la representación en sal de la leyenda de Santa Kinga, que narra cómo se empezó a extraer sal aquí en 1290. Se dice que la princesa húngara Kinga estaba a punto de casarse con el Rey de Cracovia. Como regalo para su prometido, la princesa pidió a su padre, el Rey Bela IV, una mina de sal, porque la sal era escasa en ese tiempo en Polonia y muy apreciada. De hecho la sal era tan valiosa o más que el oro. Y su padre le concedió el deseo. Se dice que Kinga tiró su anillo en una de las minas de sal de su padre antes de abandonar Hungría. Y al llegar a su nuevo destino, pidió que se excavara un profundo hoyo. Al hacerlo, se encontró el preciado mineral y envuelto en un cristal de sal -el primer trozo extraido-, el anillo de la princesa. (Extraído del blog Candela123)
Seguimos avanzando y viendo todo lo que se hace aquí con la sal. La verdad que es espectacular, pese a ser una turistada creo que es impresicindible bajar hasta aquí.
También hay figuras que representan como se extraía la sal de aquí. Las explicaciones de la guía (polaca pero que habla un buen español) son bastante descriptivas y te haces una idea bien clara de como eran las cosas aquí.
Vemos también un busto de Rey Casimiro el Grande, quien como veriáis en la primera etapa construyó media Cracovia.
Pasamos también por un hueco donde tienen una representación de como era la minería en el Neolítico.
Y las bajadas a otras cámaras están adornadas con muchas estatuas y herramientas de extracción de sal. Son muy bonitas (lo siento por la calidad, son fotos hechas con el móvil y no se ve casi nada)
Hay también una tubería que lleva agua de un acuífero. Al pasar por paredes de sal está muy salada, la guía nos invita a probarla y es completamente cierto.
Pasamos por una sala llamada La Discoteca de los enanitos, y es que por las luces parece que estas pequeñas estatuas vayan a ponerse a bailar.
Y llegamos a la sala más espectacular y conocida de todas las minas, la Capilla de Santa Kinga. Merece la pena pagar la entrada y bajar hasta aquí solo para ver esta enorme iglesia de sal a más de 100 metros de profundidad. La foto no hace minimamente justicia con lo que se siente al asomarse aquí.
Tiene relieves por las paredes, como no tallados en sal, y son bastante realistas. La verdad es que este lugar impresiona.
El relieve más conocido es el de La Última Cena, que reproduce el Cenacolo de Leonardo da Vinci con marco y todo, pero grabado en la pared de sal.
En la cabecera tiene un altar y un pequeño retablo, a día de hoy se siguen dando misas semanalmente en esta capilla. Tiene que ser impresionante asistir a una ceremonia en un lugar así.
Y a lo pies de la iglesia una estatua del Papa Juan Pablo II, no podía faltar aquí.
Salimos de la capilla y llegamos a una gran sala con bar, tienda de recuerdos, cobertura y Wifi. En fin... Me decepcionó muchísimo este aspecto. Tras una pausa seguimos la visita y llegamos al Lago de la Cámara Baracz, donde fallecieron docenas de turistas a principios del siglo XX al hundirse una barquita que surcaba estas aguas.
Como nota curiosa, los suelos por los que pisamos también son de sal, incluidas estas baldosas.
Llegamos a una serie de cámaras altísimas, es espectacular ver toda la red de andamios para extraer sal y para que no se derrumbara la mina.
Y ya casi al final vemos la estatua en memoria de Jozef Pilsudski, el gran héroe de la independencia polaca en 1918 y posterior Jefe de Estado y Mariscal de la República Polaca
La visita va llegando a su final, y estamos a 130 metros por debajo del suelo. Impresiona, nunca había estado tan abajo.
Y la visita se acaba en una gran cámara con tienda de souvenirs, bar, restaurantes, exposición, pequeño cine... Todo una turistada para que dejes correr la VISA fuera del bolsillo. Lo último que vemos es un monumento conmemorativo del Patrimonio de la Humanidad y unas últimas estatuas.
Información práctica
Acceso: En tren (ver más arriba)
Horario: Visitas guiadas obligatoriamente (consultar web)
Precio: 79zl (18.5€), 64zl estudiantes (15€)
Web: www.laminadesalwieliczka.es
Salimos a la superficie en un rapidísimo ascensor y tras tener una pequeña batalla de nieve con una pareja española en la estación de tren nos vamos a Cracovia. Nuestro bus sale a las 23:30, así que hacemos tiempo en el centro comercial anexo a la estación de tren (se va por pasadizos subterráneos), la Galeria Krakowska. Nos vamos al hostel a por las maletas y volvimos al centro comercial a apalancarnos al McDonald's; por algo menos de 4€ nos cenamos un menú Big Mac y disfrutamos de más de hora y media de wifi gratis en cómodos sofás jeje.
A las 23.15 llegó el autobús, iba casi lleno y éramos todos jóvenes, lo bautizamos el autobús de los mochileros. Era muy incómodo y debí dormir 1 hora y muy mal dormida, llegamos a Budapest reventados y nos fuimos a casa a dormir algo en condiciones con la sensación de haber descubierto un lugar increíble y aún por abrir al turismo de grandes masas.
Nos abrigamos (aunque no hacía el frío polar del día anterior en Auschwitz, la nieve templa la temperatura) y nos paramos un momento a disfrutar de la Rynek Glowny bajo la nieve. La verdad es que la nieve dio un toque mágico a la ciudad.
Llegamos unos minutos antes de la 9 a la agencia de venta de entradas, en Wislna Ulica (sale de la Rynek Glowny, al lado de la estatua de la cabeza); abre solo de lunes a viernes. Fuimos los primeros en llegar (no hacía falta tal madrugón como veríamos luego) y compramos entradas para el único pase del día en español, a las 16:20h Además nos informa la chica muy amablemente de como ir (en tren, salen de la estación central -Kraków Glówny-), luego pongo más información.
Con las entradas en el bolsillo (son carillas, 64PLN siendo estudiantes -15€-) nos vamos hacia el Wavel (Castillo) para entrar a la catedral y a la Gruta del Dragón. Pasamos por el bonito Planty, muy bonito con la nieve (como toda la ciudad)
Y llegamos al Wavel, momento en el que empieza a trapear aún más fuerte (hasta bien entrada la tarde no paró de nevar)
Pasamos por taquilla a sacar la entrada de la Cueva del Dragón (hay que sacar para cada monumento por separado; os dejo aquí el link con los precios de cada uno: www.wawel.krakow.pl/ ...p=83,38,41) y nos dieron entrada gratis para el Tesoro de la Corona y Armería y The Lost Wavel. En total pagamos 3 zlotys (0.75€) y visitamos 3 monumentos, no estuvo mal. Esta es Wavel, con todos los monumentos que ofrece al visitante:
Lo primero que visitamos es la Bazylika archikatedralna (Catedral de Cracovia), una catedral con más de mil años de historia y protagonista en la historia polaca, al ser el lugar de coronación tradicional de los reyes polacos, siendo el centro eclesiástico y monárquico de Polonia durante siglos. Construida en estilo gótico en el siglo XIV sobre una antigua catedral románica este templo es un crisol de estilos, con multitud de capillas laterales añadidas a lo largo de los siglos (como se puede ver en la primera etapa)
Habíamos leído que había que pagar por entrar, pero entramos y nadie nos pidió nada, así que nos salió gratis la visita. El interior es bonito, pero no nos impresionó mucho. Lo mejor de largo es el exterior.
Dentro están enterrados los grandes héroes de la historia polaca.
Salimos hacia el patio del castillo, que luce majestuoso bajo la nieve y desierto (pongo debajo una foto de dos días antes lleno de gente, para que compareis)
Y entramos al Tesoro Real y Armería, que acoge diversos objetos del Reino de Polonia, principalmente es una armería. Está interesante si es gratis, aunque yo sinceramente no pagaría por entrar.
Nos gustó mucho una túnica medieval, como les gustaba el lujo a los nobles, ya sean de Sevilla, Cracovia, Estambul o Cartagena de Indias...
Nos vamos al Lost Wavel (Wavel Perdido), que es algo más interesante. Nos permite adentrarnos en las ruinas del antiguo Castillo por unas pasarelas. Si os gusta el tema puede merecer la pena pagar por entrar, si bien es una visita que se hace rápido.
Cuenta también con una maqueta muy lograda de toda la Colina de Wavel.
De ahí nos vamos a los jardines, que lucen realmente preciosos bajo la nieve. Nos tiramos un buen rato haciéndonos fotos, sinceramente y con la ayuda de la nieve es de los lugares más bonitos en los que estuve en mi vida.
Nos vamos yendo al Dragon's Den (Mazmorra del Dragón), donde pensamos erroneámente que está el famoso dragón (entendimos mal a Machete), y nos asomamos al Wisla (Vístula) cuyas riberas están preciosas bajo la nieve.
La mazmorra en sí es una manera de bajar del Wavel al Vístula, y por dentro es una bonita cueva. Creo que mereció la pena entrar solo por ser muy barato y por haber visto otros dos monumentos. En sí no tiene mucho, pero bueno, tiene cosas chulas.
Y llegamos a la estatua de Smok Wawelski (El Dragón de Wavel); es una de las leyendas más conocidas de la ciudad, y este dragón es el símbolo de la ciudad. Este dragón vivía aquí en la ribera del Vístula y estaba arruinando a la ciudad de Krak (origen de la actual Cracovia) al hacer desaparecer tanto animales como ciudadanos. Al descubrir un joven su escondite el príncipe Krak manda a sus caballeros a matarlo, pero ninguno pudo; y así el príncipe prometió que quien matara al dragón iba a tener la mano de la princesa y la mitad del reino, yendo príncipes y caballeros de todos los reinos a intentar matar infructuosamente al dragón; hasta que un día, un zapatero llamado Skuba dice tener una solución; que no es otra que envenenar al dragón. Mata una oveja y la llena de azufre y alquitrán, dejándola de noche a la entrada de la cueva del dragón (la Mazmorra que visitamos), el dragón se lo comió al despertarse pero con todo el picante bebió tanta agua del Vístula que su estómago explotó muriendo en el acto. Así liberó un zapatero el reino de Krak, y como no se casó con la princesa Wanda.
Y así luce Wavel desde el río. Como nos había dicho Gadiemp la noche anterior el mejor lugar para fotografiar el castillo es desde el otro lado del río, pero no teníamos tiempo, queríamos entrar a algún sitio en el centro.
Y así lucía el Vístula
Nos vamos poco a poco hacia el centro, donde entramos al Rynek Underground, un museo interactivo que nos recomendó Machete pero que no nos acabó de convencer la verdad. Tiene varias pantallas que explican como era la Plaza del Mercado en la Edad Media, pero no es el viaje al pasado que venden y para lo que es la ciudad es bastante caro.
Tiene cosas interesantes, como mapas explicando porqué Cracovia era uno de los mayores centros comerciales de la Europa Medieval.
Y también las ruinas de la antigua Plaza del Mercado
Información práctica
Acceso: Rynek Glowny (se entra por una esquina del Mercado de Paños)
Horario: 10-20 (hasta las 22 de abril a septiembre); los martes hasta las 16 todo el año
Precio: 19zl (4.5€), 16zl estudiantes (3.8€)
Web: podziemiarynku.com/ ...p?lang=eng
Nos vamos justo enfrente, a la Bazylika Mariacka (Basílica de Santa María), y por fin entramos tras pasar por taquilla (5zl -1.2€-) Es un templo gótico, y es la principal iglesia del centro de Cracovia (Stare Miasto)
El interior es totalmente increíble, merece (y mucho) la pena entrar, es gótico puro, un templo altísimo que obliga a mirar hacia el Señor.
La decoración es sencilla pero preciosa, y a los pies tiene un impresionante órgano.
El retablo no se queda atrás, aunque es un poco raro. Es bajo y tiene encima vidrieras muy ricamente decoradas. La verdad es que este interior impresiona, es de los más bonitos que he visto.
Los laterales están muy decorados con esculturas.
No quisimos subir a la torre, con la nevada no se iba a ver mucho al estar el cielo gris y la visibilidad bastante limitada.
Información práctica
Acceso: Rynek Glowny
Horario: 11:30-18
Precio: 10zl (2.5€), 5zl estudiantes (1.2€); la torre 15 zl (3.5€), 10zl estudiantes (2.5€)
Web: www.mariacki.com/index.php/en/
Nos vamos a comer de nuevo al Good Food el menú del día y de ahí vamos yendo hacia la estación (la central: Krakow Glowny). Os cuento como ir por vuestra cuenta a las Minas de Sal, es muy fácil y creo que en este caso no compensa mucho pagar por una visita guiada con transporte desde Cracovia.
El tren (moderno y cómodo) cuesta 3 zlotys (0.75€) y tarda unos 20 minutos en llegar a Wielickza; la parada de las minas es Wielickza Rynek, es la última parada de la línea. Los trenes salen todos los días cada media hora (:09 y :39) y el ticket se saca directamente dentro en una máquina junto a las puertas. Para la vuelta hay también cada media hora (:08 y :38) y cuesta lo mismo. En total es algo menos de euro y medio la ida y la vuelta; de la estación a la mina es fácil ir y lleva 5 minutos escasos. En la estación ya hay señales que nos indican donde están las minas, hay que subir una pequeña cuesta y llegamos a la entrada. En cualquier caso, si vais a comprar las entradas al centro os darán folletos con toda la información para ir por vuestra cuenta.
Y así llegamos a Wieliczka para visitar las Minas de Sal de Wielickza, Patrimonio de la Humanidad desde 1978 (al igual que Cracovia de los primeros del mundo) en virtud del criterio IV (Ofrecer un ejemplo eminente de un tipo de edificio, conjunto arquitectónico, tecnológico o paisaje, que ilustre una etapa significativa de la historia humana) al ilustrar las etapas históricas del desarrollo de las técnicas mineras en Europa, desde el siglo XIII al XX
Llegamos y estaba el pueblo completamente nevado
Subimos hasta la mina y toca esperar a las 16:20 que tenemos la entrada. Hay un pequeño bar y una tienda de souvenirs donde compramos unos detalles.
Y puntuales a nuestra hora entramos. Somos un grupo inmenso (madrugamos para nada) y me decepcionaron mucho las minas en este sentido, es una turistada pura con grupos enormes pasando por pasillos anchísimos que hacen que parezca más que estemos en un museo que en una mina (y ya lo del restaurante y las mil tiendas de souvenirs del final mejor ni hablar...) Pero bueno, es una visita obligada y por otro lado he de reconocer que el sitio es precioso.
Empezamos bajando una infinidad de escaleras que nos llevan hasta los 70 metros de profundidad.
Y llegamos a los túneles, totalmente apuntalados y que perdieron totalmente el aspecto original.
Tienen muchas estatuas dentro, hecha todas con sal. Es espectacular. La primera que nos encontramos es de Nicolas Copérnico, que visitó las minas, realizando los mineros una escultura en su honor en el que sería su 500º cumpleaños.
Seguimos caminando y nos encontramos la representación en sal de la leyenda de Santa Kinga, que narra cómo se empezó a extraer sal aquí en 1290. Se dice que la princesa húngara Kinga estaba a punto de casarse con el Rey de Cracovia. Como regalo para su prometido, la princesa pidió a su padre, el Rey Bela IV, una mina de sal, porque la sal era escasa en ese tiempo en Polonia y muy apreciada. De hecho la sal era tan valiosa o más que el oro. Y su padre le concedió el deseo. Se dice que Kinga tiró su anillo en una de las minas de sal de su padre antes de abandonar Hungría. Y al llegar a su nuevo destino, pidió que se excavara un profundo hoyo. Al hacerlo, se encontró el preciado mineral y envuelto en un cristal de sal -el primer trozo extraido-, el anillo de la princesa. (Extraído del blog Candela123)
Seguimos avanzando y viendo todo lo que se hace aquí con la sal. La verdad que es espectacular, pese a ser una turistada creo que es impresicindible bajar hasta aquí.
También hay figuras que representan como se extraía la sal de aquí. Las explicaciones de la guía (polaca pero que habla un buen español) son bastante descriptivas y te haces una idea bien clara de como eran las cosas aquí.
Vemos también un busto de Rey Casimiro el Grande, quien como veriáis en la primera etapa construyó media Cracovia.
Pasamos también por un hueco donde tienen una representación de como era la minería en el Neolítico.
Y las bajadas a otras cámaras están adornadas con muchas estatuas y herramientas de extracción de sal. Son muy bonitas (lo siento por la calidad, son fotos hechas con el móvil y no se ve casi nada)
Hay también una tubería que lleva agua de un acuífero. Al pasar por paredes de sal está muy salada, la guía nos invita a probarla y es completamente cierto.
Pasamos por una sala llamada La Discoteca de los enanitos, y es que por las luces parece que estas pequeñas estatuas vayan a ponerse a bailar.
Y llegamos a la sala más espectacular y conocida de todas las minas, la Capilla de Santa Kinga. Merece la pena pagar la entrada y bajar hasta aquí solo para ver esta enorme iglesia de sal a más de 100 metros de profundidad. La foto no hace minimamente justicia con lo que se siente al asomarse aquí.
Tiene relieves por las paredes, como no tallados en sal, y son bastante realistas. La verdad es que este lugar impresiona.
El relieve más conocido es el de La Última Cena, que reproduce el Cenacolo de Leonardo da Vinci con marco y todo, pero grabado en la pared de sal.
En la cabecera tiene un altar y un pequeño retablo, a día de hoy se siguen dando misas semanalmente en esta capilla. Tiene que ser impresionante asistir a una ceremonia en un lugar así.
Y a lo pies de la iglesia una estatua del Papa Juan Pablo II, no podía faltar aquí.
Salimos de la capilla y llegamos a una gran sala con bar, tienda de recuerdos, cobertura y Wifi. En fin... Me decepcionó muchísimo este aspecto. Tras una pausa seguimos la visita y llegamos al Lago de la Cámara Baracz, donde fallecieron docenas de turistas a principios del siglo XX al hundirse una barquita que surcaba estas aguas.
Como nota curiosa, los suelos por los que pisamos también son de sal, incluidas estas baldosas.
Llegamos a una serie de cámaras altísimas, es espectacular ver toda la red de andamios para extraer sal y para que no se derrumbara la mina.
Y ya casi al final vemos la estatua en memoria de Jozef Pilsudski, el gran héroe de la independencia polaca en 1918 y posterior Jefe de Estado y Mariscal de la República Polaca
La visita va llegando a su final, y estamos a 130 metros por debajo del suelo. Impresiona, nunca había estado tan abajo.
Y la visita se acaba en una gran cámara con tienda de souvenirs, bar, restaurantes, exposición, pequeño cine... Todo una turistada para que dejes correr la VISA fuera del bolsillo. Lo último que vemos es un monumento conmemorativo del Patrimonio de la Humanidad y unas últimas estatuas.
Información práctica
Acceso: En tren (ver más arriba)
Horario: Visitas guiadas obligatoriamente (consultar web)
Precio: 79zl (18.5€), 64zl estudiantes (15€)
Web: www.laminadesalwieliczka.es
Salimos a la superficie en un rapidísimo ascensor y tras tener una pequeña batalla de nieve con una pareja española en la estación de tren nos vamos a Cracovia. Nuestro bus sale a las 23:30, así que hacemos tiempo en el centro comercial anexo a la estación de tren (se va por pasadizos subterráneos), la Galeria Krakowska. Nos vamos al hostel a por las maletas y volvimos al centro comercial a apalancarnos al McDonald's; por algo menos de 4€ nos cenamos un menú Big Mac y disfrutamos de más de hora y media de wifi gratis en cómodos sofás jeje.
A las 23.15 llegó el autobús, iba casi lleno y éramos todos jóvenes, lo bautizamos el autobús de los mochileros. Era muy incómodo y debí dormir 1 hora y muy mal dormida, llegamos a Budapest reventados y nos fuimos a casa a dormir algo en condiciones con la sensación de haber descubierto un lugar increíble y aún por abrir al turismo de grandes masas.