Viernes 9 de octubre y empezaba el puente para millones de españoles, para mí empezaba el puente de todas las semanas. A las 3 de la tarde salía el bus, así que nos levantamos sin prisa (el día anterior habíamos ido a ver un partido de fútbol de la selección húngara y la noche se alargó un poco), comimos en el Burger King de camino ya a la estación y media hora antes estábamos guardando las maletas en el maletero.
Mi otro viaje por Centroeuropa en bus fue a Bratislava, algo menos de 3 horas en un modernísimo bus con tablets individuales y asientos amplísimos de Student Agency, pero para este viaje de algo menos de 400 kilómetros, pero más de 7 horas atravesando toda Eslovaquia de sur a norte por nacionales montañosas tocaba viajar con Eurolines y su filial húngara, Volanbusz, y no tiene nada que ver. Los asientos son pequeños e incómodos, sin más servicios que una neverita de pago. Es un típico bus de trayectos cortos español (Oviedo-Avilés o similares) pero de 7 horas, un infierno, el viaje parecía no acabar nunca y más con las interminables obras en Eslovaquia. Que cruz: leí, hicimos amigos mexicanos y chilenos, me puse una peli en el portátil, un par de capítulos de Mad Men, pero aún así el tiempo no pasaba. Ah, y había wifi pero no funcionaba. Lo único bueno los paisajes eslovacos, hasta que a las 6 se hizo de noche y adiós paisajes y adiós motivación, que se le va a hacer...
El viaje fue horrible y cuando por fin nos bajamos del bus en Cracovia a las 10 y media de la noche teníamos ganas de meternos en la cama y no salir en 3 días, así que entramos al McDonald's de la estación (están juntas la de tren y la de autobuses) a cenar, yo ya llevaba zlotys cambiados desde Budapest (240zl, cambié unos 20.000HUF) pero aún así se puede pagar con tarjeta en la mayoría de sitios. Y tras la Big Mac nos fuimos directos al hostel a dormir y descansar para coger Cracovia con fuerza. El paseo fue de apenas 5 minutos y la mayoría por galerías subterráneas, así que la primera impresión de la capital medieval polaca iba a tener que esperar hasta el sábado.
Y aprovechando que este día está vacío de cosas que contar, os adelanto ya la historia de la ciudad, una historia cargada de poder y rebeliones y que me pareció muy interesante.
Esta ciudad nació hace milenios, y es que ya en la Edad de Piedra se encontraron restos de asentamientos en la Colina de Wawel, según la leyenda fue fundada por el legendario Krakus, quien construyó la ciudad sobre una cueva ocupada por un dragón, Smok Wawelski (hoy en día el símbolo de la ciudad y del que hablaré cuando visitemos la cueva)
Sin embargo tras estos asentamientos no se documenta nada más hasta la Edad Media, cuando Cracovia se conoce como un centro comercial notable en la región controlado por Moravia y tras 955 por la dinastía Piast de Polonia. Poco después, en 1038 se convierte en la capital polaca (bueno, realmente la sede del gobierno polaco, el término capital como tal aún no existe claro) y crece mucho, convirtiéndose en un importante centro comercial a nivel centroeuropeo y construyéndose una larga lista de edificios, como el Castillo Real de Wawel o la Catedral; hasta que en 1241 los mongoles la destruyen casi al completo durante su violento paso por Europa.
Tras esto se reconstruye de forma casi idéntica y en 1257 se empieza a seguir la ley de Magdeburgo, cayendo la ciudad en una gran influencia alemana (lo que tendría importantísimas consecuencias siete siglos después) pese a seguir siendo la capital polaca. En 1259 vuelve a ser invadida por los mongoles, pero los daños son menores, y 30 años después vuelven a intentar tomarla pero por fin ganan las tropas polacas gracias a las nuevas fortificaciones. Con esta demostración de seguridad llegan muchos campesinos a sus muros, fundando Casemiro III una ciudad anexa (Kazimierz, posteriormente la judería) y la Universidad de Cracovia (1364); lo que dio un gran impulso a la ciudad que aprovechó la unión de Polonia y Lituania y ser un miembro de la Liga Hanseática (pese a estar a 600 kilómetros del puerto más cercano) para seguir creciendo y atraer a muchos comerciantes convirtiéndose en una de las ciudades más importantes de la Centroeuropa medieval, como muestra de ello decir que la Rynek Główny es la plaza del mercado medieval más grande de toda Europa.
Con los últimos coletazos de la Edad Media llegó la Edad de Oro de Polonia, y salpicó sobre todo a Cracovia, financiando los nobles y la propia ciudad a artistas renacentistas y dejándose llevar la ciudad (e incluso la judería de Kazimierz) por el espíritu renacentista de cultura. Sin embargo la bonanza no duró mucho, y es que en 1572 falleció Segismundo II sin descendencia, muriendo así la dinastía de los Jagelón, llegando reyes franceses al trono que provocaron la decadencia de la ciudad, agravada por una invasión sueca y por la peste bubónica, y apenas 20 años más tarde, en 1596 hirieron brutalmente a la ciudad al trasladar la capital a Varsovia, más céntrica en la Confederación Polaca-Lituana. Los hombres renacentistas y los comerciantes abandonaron rapidamente a la ciudad, que quedó a la deriva y con sus habitantes luchando por sobrevivir y soñando con los tiempos pasados durante décadas, Cracovia se quedó como una preciosa ciudad medieval durante siglos sin sufrir reformas ni ampliaciones, no hacía falta, era una ciudad al borde de la ruina pero orgullosa de su pasado.
En plena debilidad la Confederación Polaco-Lituana se desmembra a finales del siglo XVIII en tres, pasando a formar parte de Rusia, Austria y Prusia; cayendo la ciudad en manos austriacas y formando parte del Imperio Austriaco hasta el año 1809, en el que la ciudad fue tomada por los franceses y entró a formar parte del Ducado de Varsovia (hay mucho pique entre ambas ciudades aún en la actualidad) Con la caída de la Francia Napoleónica el Congreso de Viena decide mantener la partición de Polonia, pero deja a Cracovia como ciudad libre hasta 1846 cuando la ciudad vuelve a manos austriacas con el nombre de Gran Ducado de Cracovia. 20 años más tarde y tras varias revoluciones por toda Galizia (la Polonia austriaca) y la derrota en la Guerra Austro-Prusiana los polacos reciben cierta autonomía, convirtiéndose Cracovia en un centro cultural y artístico, conocido domo la Atenas Polaca y viviendo su segundo siglo de oro, volviendo la ciudad a recuperar parcialmente el esplendor medieval que había perdido; además de un crecimiento cultural también ve como llegan muchas innovaciones técnicas a finales del siglo, como el agua corriente, la electricidad o el tranvía.
Durante la Primera Guerra Mundial voluntarios cracovianos lucharon por la liberación de Polonia y los rusos la tomaron durante unos días durante Noviembre de 1914, pero volvió rapidamente a manos austriacas y no sufrió grandes daños. La ocupación austriaca (en este contexto más bien austro-húngara) se acabó en 1919 con el Tratado de Trianon, por el que Polonia volvía a ser independiente siglo y medio después, siendo Cracovia la capital cultural y judía del nuevo país. La razón de esta independencia no fue otra que el deseo de Francia de frenar a los germanos en Europa del Este poniendo una fuerte barrera de países eslavos (Polonia, Checoslovaquia, Yugoslavia), dejando así a millones de germanos en países extranjeros en una clara exclusión (lo que fue la principal causa de la Segunda Guerra Mundial)
La ciudad fue tomada sin resistencia en 1939 por los nazis, pero a diferencia de Varsovia no fue destruida, los nazis la cuidaron y no destrozaron ni un solo edificio al considerar que era una ciudad alemana (siempre tuvo una importante comunidad germana y además fue reconstruida bajo la Ley de Magdeburgo de 1257, como veis tuvo una importancia vital). Así las cosas dejaron a Cracovia intacta con el objetivo de que fuera la capital de la nueva Polonia germanizada y dejaron vivir tranquilo al pueblo llano cracoviano (por supuesto a excepción de los judíos) que pudo seguir llevando la misma vida que antes de la guerra. Obviamente hablar de IIGM y de Cracovia es hacerlo del tercio de población judía de la ciudad, quienes se llevaron la peor parte, y es que fueron recluidos en el Ghetto del otro lado del Vístula y posteriormente llevados a campos de concentración (entraremos más a fondo en el tema cuando me acompañeis a pasear por el Barrio Judío). La ciudad fue liberada por el Ejército Rojo en enero de 1945 y pasó a formar parte de la Polonia comunista, cuyo gobierno no tocó para nada el centro de la ciudad y se limitó a construir enormes barrios periféricos (como Nowa Huta) y enormes fábricas que transformaron a Cracovia en una ciudad industrial que atrajo a mucha población campesina.
Cabe destacar que el Centro Histórico de Cracovia es Patrimonio de la Humanidad desde 1978 (es nombrado como tal en la primera reunión de la UNESCO, es de la primera tanda de todo el mundo) al ofrecer un ejemplo eminente de un tipo de edificio, conjunto arquitectónico, tecnológico o paisaje, que ilustre una etapa significativa de la historia humana
Mi otro viaje por Centroeuropa en bus fue a Bratislava, algo menos de 3 horas en un modernísimo bus con tablets individuales y asientos amplísimos de Student Agency, pero para este viaje de algo menos de 400 kilómetros, pero más de 7 horas atravesando toda Eslovaquia de sur a norte por nacionales montañosas tocaba viajar con Eurolines y su filial húngara, Volanbusz, y no tiene nada que ver. Los asientos son pequeños e incómodos, sin más servicios que una neverita de pago. Es un típico bus de trayectos cortos español (Oviedo-Avilés o similares) pero de 7 horas, un infierno, el viaje parecía no acabar nunca y más con las interminables obras en Eslovaquia. Que cruz: leí, hicimos amigos mexicanos y chilenos, me puse una peli en el portátil, un par de capítulos de Mad Men, pero aún así el tiempo no pasaba. Ah, y había wifi pero no funcionaba. Lo único bueno los paisajes eslovacos, hasta que a las 6 se hizo de noche y adiós paisajes y adiós motivación, que se le va a hacer...
El viaje fue horrible y cuando por fin nos bajamos del bus en Cracovia a las 10 y media de la noche teníamos ganas de meternos en la cama y no salir en 3 días, así que entramos al McDonald's de la estación (están juntas la de tren y la de autobuses) a cenar, yo ya llevaba zlotys cambiados desde Budapest (240zl, cambié unos 20.000HUF) pero aún así se puede pagar con tarjeta en la mayoría de sitios. Y tras la Big Mac nos fuimos directos al hostel a dormir y descansar para coger Cracovia con fuerza. El paseo fue de apenas 5 minutos y la mayoría por galerías subterráneas, así que la primera impresión de la capital medieval polaca iba a tener que esperar hasta el sábado.
Y aprovechando que este día está vacío de cosas que contar, os adelanto ya la historia de la ciudad, una historia cargada de poder y rebeliones y que me pareció muy interesante.
Esta ciudad nació hace milenios, y es que ya en la Edad de Piedra se encontraron restos de asentamientos en la Colina de Wawel, según la leyenda fue fundada por el legendario Krakus, quien construyó la ciudad sobre una cueva ocupada por un dragón, Smok Wawelski (hoy en día el símbolo de la ciudad y del que hablaré cuando visitemos la cueva)
Sin embargo tras estos asentamientos no se documenta nada más hasta la Edad Media, cuando Cracovia se conoce como un centro comercial notable en la región controlado por Moravia y tras 955 por la dinastía Piast de Polonia. Poco después, en 1038 se convierte en la capital polaca (bueno, realmente la sede del gobierno polaco, el término capital como tal aún no existe claro) y crece mucho, convirtiéndose en un importante centro comercial a nivel centroeuropeo y construyéndose una larga lista de edificios, como el Castillo Real de Wawel o la Catedral; hasta que en 1241 los mongoles la destruyen casi al completo durante su violento paso por Europa.
Tras esto se reconstruye de forma casi idéntica y en 1257 se empieza a seguir la ley de Magdeburgo, cayendo la ciudad en una gran influencia alemana (lo que tendría importantísimas consecuencias siete siglos después) pese a seguir siendo la capital polaca. En 1259 vuelve a ser invadida por los mongoles, pero los daños son menores, y 30 años después vuelven a intentar tomarla pero por fin ganan las tropas polacas gracias a las nuevas fortificaciones. Con esta demostración de seguridad llegan muchos campesinos a sus muros, fundando Casemiro III una ciudad anexa (Kazimierz, posteriormente la judería) y la Universidad de Cracovia (1364); lo que dio un gran impulso a la ciudad que aprovechó la unión de Polonia y Lituania y ser un miembro de la Liga Hanseática (pese a estar a 600 kilómetros del puerto más cercano) para seguir creciendo y atraer a muchos comerciantes convirtiéndose en una de las ciudades más importantes de la Centroeuropa medieval, como muestra de ello decir que la Rynek Główny es la plaza del mercado medieval más grande de toda Europa.
Con los últimos coletazos de la Edad Media llegó la Edad de Oro de Polonia, y salpicó sobre todo a Cracovia, financiando los nobles y la propia ciudad a artistas renacentistas y dejándose llevar la ciudad (e incluso la judería de Kazimierz) por el espíritu renacentista de cultura. Sin embargo la bonanza no duró mucho, y es que en 1572 falleció Segismundo II sin descendencia, muriendo así la dinastía de los Jagelón, llegando reyes franceses al trono que provocaron la decadencia de la ciudad, agravada por una invasión sueca y por la peste bubónica, y apenas 20 años más tarde, en 1596 hirieron brutalmente a la ciudad al trasladar la capital a Varsovia, más céntrica en la Confederación Polaca-Lituana. Los hombres renacentistas y los comerciantes abandonaron rapidamente a la ciudad, que quedó a la deriva y con sus habitantes luchando por sobrevivir y soñando con los tiempos pasados durante décadas, Cracovia se quedó como una preciosa ciudad medieval durante siglos sin sufrir reformas ni ampliaciones, no hacía falta, era una ciudad al borde de la ruina pero orgullosa de su pasado.
En plena debilidad la Confederación Polaco-Lituana se desmembra a finales del siglo XVIII en tres, pasando a formar parte de Rusia, Austria y Prusia; cayendo la ciudad en manos austriacas y formando parte del Imperio Austriaco hasta el año 1809, en el que la ciudad fue tomada por los franceses y entró a formar parte del Ducado de Varsovia (hay mucho pique entre ambas ciudades aún en la actualidad) Con la caída de la Francia Napoleónica el Congreso de Viena decide mantener la partición de Polonia, pero deja a Cracovia como ciudad libre hasta 1846 cuando la ciudad vuelve a manos austriacas con el nombre de Gran Ducado de Cracovia. 20 años más tarde y tras varias revoluciones por toda Galizia (la Polonia austriaca) y la derrota en la Guerra Austro-Prusiana los polacos reciben cierta autonomía, convirtiéndose Cracovia en un centro cultural y artístico, conocido domo la Atenas Polaca y viviendo su segundo siglo de oro, volviendo la ciudad a recuperar parcialmente el esplendor medieval que había perdido; además de un crecimiento cultural también ve como llegan muchas innovaciones técnicas a finales del siglo, como el agua corriente, la electricidad o el tranvía.
Durante la Primera Guerra Mundial voluntarios cracovianos lucharon por la liberación de Polonia y los rusos la tomaron durante unos días durante Noviembre de 1914, pero volvió rapidamente a manos austriacas y no sufrió grandes daños. La ocupación austriaca (en este contexto más bien austro-húngara) se acabó en 1919 con el Tratado de Trianon, por el que Polonia volvía a ser independiente siglo y medio después, siendo Cracovia la capital cultural y judía del nuevo país. La razón de esta independencia no fue otra que el deseo de Francia de frenar a los germanos en Europa del Este poniendo una fuerte barrera de países eslavos (Polonia, Checoslovaquia, Yugoslavia), dejando así a millones de germanos en países extranjeros en una clara exclusión (lo que fue la principal causa de la Segunda Guerra Mundial)
La ciudad fue tomada sin resistencia en 1939 por los nazis, pero a diferencia de Varsovia no fue destruida, los nazis la cuidaron y no destrozaron ni un solo edificio al considerar que era una ciudad alemana (siempre tuvo una importante comunidad germana y además fue reconstruida bajo la Ley de Magdeburgo de 1257, como veis tuvo una importancia vital). Así las cosas dejaron a Cracovia intacta con el objetivo de que fuera la capital de la nueva Polonia germanizada y dejaron vivir tranquilo al pueblo llano cracoviano (por supuesto a excepción de los judíos) que pudo seguir llevando la misma vida que antes de la guerra. Obviamente hablar de IIGM y de Cracovia es hacerlo del tercio de población judía de la ciudad, quienes se llevaron la peor parte, y es que fueron recluidos en el Ghetto del otro lado del Vístula y posteriormente llevados a campos de concentración (entraremos más a fondo en el tema cuando me acompañeis a pasear por el Barrio Judío). La ciudad fue liberada por el Ejército Rojo en enero de 1945 y pasó a formar parte de la Polonia comunista, cuyo gobierno no tocó para nada el centro de la ciudad y se limitó a construir enormes barrios periféricos (como Nowa Huta) y enormes fábricas que transformaron a Cracovia en una ciudad industrial que atrajo a mucha población campesina.
Cabe destacar que el Centro Histórico de Cracovia es Patrimonio de la Humanidad desde 1978 (es nombrado como tal en la primera reunión de la UNESCO, es de la primera tanda de todo el mundo) al ofrecer un ejemplo eminente de un tipo de edificio, conjunto arquitectónico, tecnológico o paisaje, que ilustre una etapa significativa de la historia humana