Como el día lo habíamos planeado sin grandes desplazamientos no nos espabilamos hasta las 8:30.
Tras desayunar y prepararnos íbamos a conocer la ciudad de Corfú.
Primer objetivo: la península de Kanoni, llamada así por los cañones que tiene en su mirador. No obstante, antes de llegar allí paramos a pie de mar para disfrutar de la islita de Pontikonissi (o Maus Island) y del convento de Vlecherena. Aparcamos nuestro coche en un amplio aparcamiento situado en las proximidades, paseamos por el estrecho camino que une el puerto con el convento y su solitario ciprés y entramos dentro a curiosear un poco. También pudimos haber visitado la isla de Pontikonissi (adonde te llevan en barquita por 2,50€ por persona), pero se trata de una islita pequeña en la que no hay nada, y que casi es más bonita si se ve con cierta distancia.
Isla de Pontikonissi
Vistas de Vlecherena y Pontikonissi
Después del paseo, subimos andando por un caminito hasta llegar al mirador de Kanoni. Allí arriba nos paramos a tomar una café en un Starbucks (donde si no) en una privilegiada situación y con unas vistas inmejorables. Desde allí, hicimos unas fotos muy típicas de Corfú, y tuvimos la ocasión de ver aterrizar y despegar algunos aviones de la pista que se encontraba justo al lado. Es muy curioso ver pasar las aeronaves a punto de tomar tierra justo delante de tus narices.
Aterrizaje desde Kanoni
Después del café con vistas, nos fuimos hacía el centro de la ciudad. Aparcamos en el Obelisco Douglas y desde ahí caminamos hasta todos nuestros puntos de interés.
Empezamos en el museo arqueológico (3 euros de entrada, según nuestra guía de viaje en domingo era gratis, pero en el museo nos dijeron que solo era gratis en invierno). El museo es muy, muy pequeño pero es impresionante el friso del templo de Artemisa con la musa Gorgona.
Entrada al museo
Musa Gorgona
Siguiendo el paseo de la playa hasta la antigua fortaleza no sé cuantas veces nos paramos para fotografiar el templo de Hera y su conjunto.
Templo de Hera
Seguimos paseando por la Esplanada dejando atrás el peristilo Maitland, pasamos delante del museo de Arte Asiático (donde no nos paramos) y nos adentramos en las callejuelas de la ciudad. Paseando por allí, llegamos a la iglesia más importante, Agios Spyridonas, en la calle que lleva su nombre, no fue difícil dar con ella, ya que bastaba con ir mirando al cielo para orientarse por su cúpula roja.
Adentrandonos en Corfu
Fachadas griegas
Paseamos por el Campiello y el Liston, unos espacios encantadores al aire libre, repletos de turistas y de colores. La comida la hicimos en un McDonalds de la zona (menudos turistas estamos hechos) y cómo con el estómago lleno se piensa mejor decidimos seguir con nuestra visita.
La guía recomendaba visitar el cementerio británico y la prisión así que sin dudarlo, nos dirigimos para allá. Fue un paseo bastante agradable aunque algo lioso, pero entretenido. Apenas cruzamos la puerta del cementerio y dimos media vuelta. No son lugares que me guste visitar, pero pensamos que a lo mejor era interesante. Desde ese lugar y pasando por algunos lugares que nos asustaron un poco (según dicen Corfú es muy segura y apenas teníamos motivos para preocuparnos, pero no lo podíamos evitar) llegamos a la prisión. Al principio no teníamos bien claro si estábamos en el sitio adecuado, pero tras ver las alambradas de espino y después de que un policía nos tirara de las orejas por hacer alguna foto, salimos de dudas. De todas formas, no consideramos que ninguno de los dos sitios sea un “imprescindible de Corfú”.
Entrada de la prision
Continuamos la caminata en dirección al coche al tiempo que íbamos buscando la Tumba de Menecrátes. (Una pena que restos tan importantes los tengan tan mal indicados y atendidos). Nos fue muy difícil dar con el lugar y eso que estaba a escasos metros de nuestro vehículo.
Y tras esa última visita, nos fuimos al hotel a disfrutar de un poco más de playa y piscina.
Después del rato de sol fuimos a reservar la excursión por la que nos habíamos interesado la tarde anterior. Visita a islas de Grecia y el maravilloso “BLUE LAGOON” en una embarcación en todo incluido por 25 euros por persona. La empresa era Savotage Tour, tenían la oficina en Moraitika, a pie de la carretera principal y quedaron en venirnos a recoger el martes por la mañana a nuestro hotel.
Con el tour reservado nos fuimos a conocer otro pueblo más: Benitses. Era el que más cerca estaba del hotel y en todos lados lo tienen como un centro turístico de gran actividad nocturna. Nos paseamos por el puerto y por el centro siguiendo unas indicaciones hasta empezar a subir por unas calles que dejaban sin aliento. Llegamos a una zona de baños romano que al igual que en Corfú tenían muy mal conservados, pero había sido un paseo divertido para conocer la zona.
Baños Romanos
Interior de Benitses
Tras esto, volvimos al hotel, cenamos y vimos el show mientras nos tomamos una copa planeando qué hacer el día siguiente. Aún nos quedaban muchos rincones por explorar y no teníamos ni un segundo que perder.
Tras desayunar y prepararnos íbamos a conocer la ciudad de Corfú.
Primer objetivo: la península de Kanoni, llamada así por los cañones que tiene en su mirador. No obstante, antes de llegar allí paramos a pie de mar para disfrutar de la islita de Pontikonissi (o Maus Island) y del convento de Vlecherena. Aparcamos nuestro coche en un amplio aparcamiento situado en las proximidades, paseamos por el estrecho camino que une el puerto con el convento y su solitario ciprés y entramos dentro a curiosear un poco. También pudimos haber visitado la isla de Pontikonissi (adonde te llevan en barquita por 2,50€ por persona), pero se trata de una islita pequeña en la que no hay nada, y que casi es más bonita si se ve con cierta distancia.


Después del paseo, subimos andando por un caminito hasta llegar al mirador de Kanoni. Allí arriba nos paramos a tomar una café en un Starbucks (donde si no) en una privilegiada situación y con unas vistas inmejorables. Desde allí, hicimos unas fotos muy típicas de Corfú, y tuvimos la ocasión de ver aterrizar y despegar algunos aviones de la pista que se encontraba justo al lado. Es muy curioso ver pasar las aeronaves a punto de tomar tierra justo delante de tus narices.

Después del café con vistas, nos fuimos hacía el centro de la ciudad. Aparcamos en el Obelisco Douglas y desde ahí caminamos hasta todos nuestros puntos de interés.
Empezamos en el museo arqueológico (3 euros de entrada, según nuestra guía de viaje en domingo era gratis, pero en el museo nos dijeron que solo era gratis en invierno). El museo es muy, muy pequeño pero es impresionante el friso del templo de Artemisa con la musa Gorgona.


Siguiendo el paseo de la playa hasta la antigua fortaleza no sé cuantas veces nos paramos para fotografiar el templo de Hera y su conjunto.

Seguimos paseando por la Esplanada dejando atrás el peristilo Maitland, pasamos delante del museo de Arte Asiático (donde no nos paramos) y nos adentramos en las callejuelas de la ciudad. Paseando por allí, llegamos a la iglesia más importante, Agios Spyridonas, en la calle que lleva su nombre, no fue difícil dar con ella, ya que bastaba con ir mirando al cielo para orientarse por su cúpula roja.


Paseamos por el Campiello y el Liston, unos espacios encantadores al aire libre, repletos de turistas y de colores. La comida la hicimos en un McDonalds de la zona (menudos turistas estamos hechos) y cómo con el estómago lleno se piensa mejor decidimos seguir con nuestra visita.
La guía recomendaba visitar el cementerio británico y la prisión así que sin dudarlo, nos dirigimos para allá. Fue un paseo bastante agradable aunque algo lioso, pero entretenido. Apenas cruzamos la puerta del cementerio y dimos media vuelta. No son lugares que me guste visitar, pero pensamos que a lo mejor era interesante. Desde ese lugar y pasando por algunos lugares que nos asustaron un poco (según dicen Corfú es muy segura y apenas teníamos motivos para preocuparnos, pero no lo podíamos evitar) llegamos a la prisión. Al principio no teníamos bien claro si estábamos en el sitio adecuado, pero tras ver las alambradas de espino y después de que un policía nos tirara de las orejas por hacer alguna foto, salimos de dudas. De todas formas, no consideramos que ninguno de los dos sitios sea un “imprescindible de Corfú”.

Continuamos la caminata en dirección al coche al tiempo que íbamos buscando la Tumba de Menecrátes. (Una pena que restos tan importantes los tengan tan mal indicados y atendidos). Nos fue muy difícil dar con el lugar y eso que estaba a escasos metros de nuestro vehículo.
Y tras esa última visita, nos fuimos al hotel a disfrutar de un poco más de playa y piscina.
Después del rato de sol fuimos a reservar la excursión por la que nos habíamos interesado la tarde anterior. Visita a islas de Grecia y el maravilloso “BLUE LAGOON” en una embarcación en todo incluido por 25 euros por persona. La empresa era Savotage Tour, tenían la oficina en Moraitika, a pie de la carretera principal y quedaron en venirnos a recoger el martes por la mañana a nuestro hotel.
Con el tour reservado nos fuimos a conocer otro pueblo más: Benitses. Era el que más cerca estaba del hotel y en todos lados lo tienen como un centro turístico de gran actividad nocturna. Nos paseamos por el puerto y por el centro siguiendo unas indicaciones hasta empezar a subir por unas calles que dejaban sin aliento. Llegamos a una zona de baños romano que al igual que en Corfú tenían muy mal conservados, pero había sido un paseo divertido para conocer la zona.


Tras esto, volvimos al hotel, cenamos y vimos el show mientras nos tomamos una copa planeando qué hacer el día siguiente. Aún nos quedaban muchos rincones por explorar y no teníamos ni un segundo que perder.