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CENTRO HISTÓRICO Y WAWEL
CENTRO HISTÓRICO Y WAWEL
Un rincón del Rynek
Jueves, 8 de Octubre, 2015
Me desperté y tras tomar un desayuno pantagruélico abajo, fui a recepción para preguntar cómo era el procedimiento de alquilar una bicicleta. La recepcionista me dijo:
- "Muy sencillo: Sólo tienes que pagar 100 zlotys de depósito. Cuando devuelvas la bici se te cobrará la cantidad correspondiente del alquiler y se te devolverá el depósito. El precio de alquiler de bicicletas es de 25 zlotys (6.50 €) al día".
- "Tengo intención de utilizar la bici cuatro días" -respondí.
- "Cuatro días por 25 zlotys diarios hacen 100 zlotys, que es la misma cantidad del depósito. Así que cuando devuelvas la bici al cuarto día estaremos en paz.
- "Estupendo".
Fuimos a donde tienen las bicis y en esto apareció Pawel, el dueño de Cybulskiego Guest Rooms y me dijo:
- "Espera un momento, que voy a coger una bomba para hinchar las ruedas"
Mientras lo hacía, me explicó que éstas bicicletas que tienen aquí son como las holandesas: Cuando pedaleas hacia atrás, frenan. Me dió algunas explicaciones básicas sobre cómo candarlas etc, y ya está.
Así pues, ya con mi bicicleta, me dispuse a explorar el centro histórico de Cracovia. Lo primero de todo: Ir a la Oficina de Turismo, que se encuentra enfrente de la Basílica de Santa María, bajo los soportales del edificio de los comerciantes de paños, en el Rynek. Para ello tenía que ir por la Calle Studencka y ya en el Stare Miasto por la Calle Santa Ana.
Cracovia es una ciudad realmente fácil para recorrerla en bicicleta. Sobre el plano, el Centro Histórico tiene la forma de una bombilla, en cuya parte inferior (en la "rosca") se sitúa Wawel. Esa "bombilla" se encuentra envuelta por todo su alrededor por un parque llamado "Planty". El Rynek está justo en el centro. El Stare Miasto es fundamentalmente peatonal, excepto por las dos calles que lo atraviesan por la mitad: Franciskanska y Dominikanska, por donde también pasan los tranvías. Esto es importante si recorres la ciudad en bicicleta pues si quieres ir desde la Barbacana -al norte del Stare Miasto, al final de la Calle Florianska- hasta Wawel lo mejor es hacerlo por el Planty, ya que no tiene tantos peatones como las calles centrales que atraviesan el Rynek.
Bueno, pues como dije, fui por Studencka, atravesé el Planty y por la Calle de Santa Ana llegué al Rynek en bici y en un periquete.
Primeramente entré en el edificio del mercado de paños para curiosear un poquillo:
Aparqué la bici junto a la Basílica de Santa Maria y me fui a la Oficina de Turismo. Tuve que esperar unos 20 minutos a que una familia de italianos (a los que bauticé con el sobrenombre de "la Famiglia Petardini") se aclarasen sobre qué ver, cómo ir, cómo ver, etc, etc... ¡Madre mía! ¡Qué pesados son algunos! Por fin llegó mi turno y pregunté sobre cómo ir al Parque Nacional de Ojców al día siguiente y pedí algún mapa de bicicletas. No me supieron ayudar en ninguna de las dos cosas, aunque la empleada dijo que ella solía ir mucho a Ojców, pero no sabía si había transporte público hasta allá y no tenía mapas Dándole las gracias me marché y me fui a la Basílica de Santa María, que la abrían a las 11. Compré el ticket para verla y mientras esperaba, entre una multitud, a que abriesen la puerta de la Iglesia, estuve admirando brevemente una curiosa estatua que hay en la pequeña plaza donde se encuentra la entrada lateral a la Iglesia: Es el monumento al estudiante: Un estudiante del medioevo.
Monumento al Estudiante
Había bastante gente esperando fuera. A las 11 abrieron y toda la avalancha de turistas en la que me encontraba inmerso entró en tropel. La gran mayoría entró a la parte del coro en la nave central. Yo me retiré un poco hacia atrás. Es una iglesia con mucho colorido y llama la atención el inmenso tríptico del altar pero, en mi caso, también me impactó el Cristo crucificado en la parte superior, que junto con el techo decorado, da la impresión de que se encuentra ascendiendo a un Cielo lleno de estrellas. También me gustaron mucho las vidrieras.
Bueno, me uní al resto de la turistada en el coro para poder presenciar el momento cumbre: El de la apertura del famoso retablo de la Virgen María que, dicho sea de paso, tiene un toque pelín circense: Todos en la nave esperando y entonces aparece una monja que por el micrófono recita una pequeñísima plegaria en polaco. Entonces coge el gancho para abrirlo y... ¡¡ tachaaann!! ... Momento estelar: Suena una música un tanto peliculera, mientras la monja procede a abrirlo. ¡¡¡ Ooooh... !!! Pero bueno, hay que admitir que la obra provoca admiración:
Suena la música: Gran momento estelar de la apertura del retablo
El retablo consiste en una magnífica talla medieval, construída a finales del siglo XV por Wit Stwosz, de madera de roble. Su base representa el árbol genealógico de la Virgen y de Jesús. El retablo tiene una parte central rectangular de cuyos lados salen cuatro alas en las que se representan los Misterios de gozo de la Virgen desde la Anunciación hasta Pentecostés y en el centro una escena de la dormición de la Virgen y al cerrar el retablo, escenas de los Dolores de Nuestra Señora.
Finalmente salí y me fui al otro lado de la plaza para visitar la pequeña Iglesia de San Adalberto que se encuentra en el lado SurEste de la Plaza, justo donde comienza la calle Grodzka y que fue la primera iglesia de la ciudad, construída inicialmente de madera en el siglo X, en el lugar donde San Adalberto daba sus sermones hacia el año 995. Fue reemplazada por una iglesia románica en el siglo XII y en el siglo XVII remodelada de forma que hoy presenta el aspecto de iglesia barroca que tiene actualmente. A mí lo que más me llamó la atención fue la cúpula.
Entonces decidí dejar la plaza y por la calle Grodzka dirigirme hacia Wawel, pasando por las Iglesias de San Pedro y San Pablo y por la Iglesia románica de San Andrés. Por esta calle era por donde bajaban los reyes desde el Castillo de Wawel, acompañados por su comitiva, hasta el Rynek. Hoy se trata de la calle con más afluencia de gente de la ciudad. De hecho, aunque es peatonal tiene su peligro ya que tienes que andar constantemente esquivando a los viandantes. Además por ella también van los coches de caballos, que dicho sea de paso, me llamaron la atención porque son muy higiénicos: En ningún momento ví que los équidos dejasen "su impronta" por las calles, a diferencia de los caballos de la policía británica en Londres, que hay que ver en qué estado lo dejan todo a su paso...
Lo primero que destacaría de la calle Grodzka es que en todo momento ves la muy bonita torre románica de la iglesia de San Andrés.
Calle Grodzka con la torre de la Iglesia de San Andrés
Pero antes de llegar a San Andrés, se pasa por la Iglesia de San Pedro y San Pablo con 12 estatuas en la fachada que representan a cada uno de los 12 apóstoles, además de estatuas de Stanislaw Kostka, Ignacio de Loyola, San Francisco Javier y Aloisio Gonzaga, ya que ésta fue una iglesia de Jesuítas con anterioridad. Tenía algunos andamiajes en la fachada Por dentro no me pareció muy allá. Una iglesia barroca sin más.
Iglesia de San Pedro y San Pablo en la Calle Grodzka
Iglesia de San Andrés
El interior de la Iglesia de San Andrés decepciona un poquillo. Por fuera la ves tan románica... pero por dentro es barroca. Muy recargada.
Continué hasta llegar al cruce donde comienza la pequeña colina de Wawel. Candé la bici a una farola y subí andando hasta la taquilla, donde compré entradas para Private Apartments y una visita guiada a los State Apartments.
El Castillo Real que vemos ahora en realidad es el tercero que ha sido construído en ese emplazamiento. Inicialmente había uno románico del siglo XI erigido por el rey Boleslaw el Bravo. En el siglo XIV, Casimiro III el Grande -el último soberano de la dinastía Piast- construyó un imponente fuerte gótico, que se quemó en 1499. El Rey Segismundo I el Viejo encargó un nuevo castillo -en la primera mitad del siglo XVI- a los arquitectos italianos Francesco Florentino y Bartolomeo Berecci, que construyeron el palacio renacentista que se conserva hoy en parte. En 1595, tras otro incendio, la restauración del ala norte fue encargada al arquitecto italiano Giovanni Trevano por Segismundo III que, un año después traslado la capitalidad de Polonia a Varsovia comenzando el declive de Wawel, que quedó en ruinas siendo convertido en zona militar por los austro-húngaros. Los polacos tras conseguir su independecia en 1918 lo recuperaron y el Gobernador General nazi de la ocupada Polonia fue el primero en utilizarlo. Su restauración terminó tras la guerra.
Wawel: La Catedral está a mano izquierda
El gran patio interior tiene en tres de sus lados magníficas galerías con arcos y columnas de clara influencia italiana. La galería superior es especialmente bella con esas estilizadas columnas y frisos de Hans Dürer en la parte superior de las paredes.
Wawel: El patio interior
Wawel: El patio interior. Detalle del friso pintado de Hans Dürer
Entonces entré en los Apartamentos Privados. Hay que pasar un control de seguridad como el de los aeropuertos. Lo vi muy rápido. Es una muestra del gusto de los reyes de la dinastía Jagiello con una gran colección de tapices flamencos del siglo XVI ilustrando escenas del Antiguo Testamento. Entonces tuve que salir al patio y de nuevo entrar (pasando por el detector de metales otra vez) para encontrarme en un punto determinado con otros turistas y con el único... el genuíno... el irrepetible... Gran Muermo de la Región de Malopowska: El guía de las Salas de Estado (State Apartments).
Comenzó a hablar (en ingles) y al cabo de 30 segundos supe que iba a ser duro. Soso como él solo, sin un ápice de sentido del humor ni gracia. Su monótono tono de voz era similar al del locutor de uno de esos documentales de "La 2" que dan a las 3.30 de la madrugada titulado "La tuerca y sus aplicaciones" o algo parecido y cuya única finalidad es combatir el insomnio del telespectador. Nada simpático, con un cierto aire de pedantería, de maestrillo, de estar sentando cátedra. Hubo algún momento en que me pareció que me estaba quedando dormido de pie cual gallinácea. Nadie hizo preguntas ni comentarios. Las diferentes salas son magníficas, sin duda alguna, con mobiliario asombroso, más tápices, cuadros, porcelanas, cristalería. A mí en especial me llamaron la atención las estufas y su decoración. Por cierto, que en mi habitación en "los Cybulskiegos" hay una estufa de esas, aunque más pequeña y no tan artística, claro está... Bueno, pues el Gran Muermo de la Región de Malopowska hizo que el tour por las Salas de Estado siendo realmente asombrosa, resultase pesado. Y es que para ser guía turístico hay que ser un gran comunicador...
Una vez terminado el tour salí del Palacio y me dirigí a la Catedral a la que se puede entrar gratis, pero yo pagué por subir a la torre y a la cripta, que son los únicos elementos románicos que quedan de la catedral inicial. En el siglo XIV fue construido el resto y desde entonces apenas ha sido alterado. Aquí tenían lugar las coronaciones de los reyes polacos hasta el siglo XVIII así como sus funerales. Los reyes fueron enterrados aquí en la nave y, a partir del siglo XVI, en la cripta. Es una catedral realmente pequeña de tamaño y con un interior muy barroco. Nada más entrar, en el centro, hay un baldaquino negro y rosa donde están las reliquias de San Estanislao, patrón de Polonia. El baldaquino está decorado con escenas de la vida del santo. Es considerado "el altar de la Patria" y está precedido por los sarcófagos de los reyes Vladislav Jagiello II y Vladislaw Warnenczyk.
Especialmente me gustó la Capilla de la Santa Cruz, que es medieval y que tiene bellos frescos pintados por artistas rusos en el siglo XV y de inspiración bizantina y la Capilla de Segismundo -renacentista-. En la Catedral no se permite hacer fotos, pero a mí "se me escapó" una en el deambulatorio:
Subí al campanario y desde ahí pude divisar una bonita vista del Stare Miasto con las torres de la Basílica de Santa María a mano derecha y la torre del Ayuntamiento a la izquierda:
Bajé a la cripta (hay varias criptas) donde están enterrados reyes polacos. Además hay también enterramientos de los grandes poetas nacionales, del compositor Chopin y algunos héroes nacionales como Tadeusz Kosciuszko, del que hay una estatua ecuestre en la subida al recinto de Wawel.
Tadeusz Kosciuszko
Estaban a punto de cerrar la Catedral ya y yo aún no había probado bocado así que me fui a la cafetería que hay en Wawel y me tomé un panini tostado y un café. No me acuerdo lo que me cobraron pero no fue barato. Al estar en el centro de Wawel tiene "precios para los turistas". Posteriormente me fui a admirar las vistas sobre el río y descendí a coger la bici e iniciar un paseo por las orillas del Vístula, pero esto lo cuento en la siguiente etapa.