Hoy nos levantamos sin prisa ninguna y tras desayunar nos fuimos al metro en Vitt Emanuele, haciendo cambio de línea en Termini a la Linea B y en dos paradas llegar a la del Colosseo. La gente que lo ve por primera vez alucina con sus dimensiones, como les pasó a mis suegros, y los que ya lo habíamos visto, volvimos a disfrutar y maravillarnos con su belleza, a pesar de haber muerto tanta gente aquí en el pasado...
Si vas por primera vez recomiendo coger la entrada combinada Palatino-Colisseo, y comprarla en el acceso al Palatino que siempre hay menos colas que en la zona del Coliseo. Ésta vez y por no cansarles demasiado nos conformamos con verlo por afuera.
Como mi mujer necesitaba ir al baño, subimos por las escaleras que hay nada más salir del metro a la izquierda, hacia San Pietro in Vincoli, para admirar una vez más el Moisés de Miguel Ángel y las cadenas con las que supuestamente San Pedro estuvo preso en la cárcel Mamertina. En esta zona hay más bares y cafeterías por lo que pudo entrar al baño sin problema.
Justo saliendo de San Pietro y a la derecha veréis unas escaleras que bajan, con unos edificios cubiertos de enredaderas del otro lado, y que enlaza directamente con la Via Cavour, donde hay más tiendas para comprar recuerdos o trattorias y cafeterías para comer (de hecho, fichamos una y comimos aquí más tarde).
Al final llegamos a la Via dei Fori Imperiali, que estaba en obras de la línea del metro, aunque las grúas en nada empequeñecían la grandeza del Anfiteatro Flavio (llamado Coliseo por una estatua Colosal de Nerón que se situaba delante de él antiguamente).
Siempre hay tiempo para los estupendos gelattos italianos:
Siguiendo por dicha Via en dirección a la Piazza di Venezia, nos encontramos con Julio César nada más y nada menos:
Si nunca os habíais preguntado que significaba SPQR que os sonará sobretodo de las pelis de romanos: Senātus Populusque Rōmānus El Senado y el pueblo de Roma.
Veréis una calle que gira a la izquierda, la Via di San Pietro in Carcere, que efectivamente al poco se desvía a la izquierda nuevamente para llegar a la cárcel Mamertina, donde estuvo San Pedro con las cadenas que hay en San Pietro in Vincoli, y desde aqui hay una estupenda vista del foro y del Arco triunfal de Septimio Severo; si volvéis hacia atrás y seguís subiendo por la Via di San Pietro llegareis en 3’ al Campidoglio, plaza diseñada también por Miguel Angel, al igual que la escalinata, presidida por la copia de la estatua ecuestre de bronce de Marco Aurelio (se salvó de ser fundida al confundirla erróneamente con una de Constantino -primer Emperador cristiano- en la Edad Media, cuando se fundían todos los símbolos paganos)
Aquí también veréis en lo alto de una columna a la Loba Capitolina amamantando a Rómulo y Remo, copia también de la que hay dentro, en los estupendos Museos Capitolinos que no visité en esta ocasión para no cansar a la gente y al venir con tan poco tiempo.
Al otro lado de la plaza y bajando por la Via dei Campidoglio se llega a uno de los mejores miradores sobre el Foro Romano, una vista inolvidable.
Bajando por la Cordonata Capitolina, vigilada desde lo alto por dos grandes estatuas de Castor y Polux nos encontramos con otra estatua, la de Cola di Rienzo, en el lugar donde fue ejecutado por decapitación.
Girando a la derecha nos fuimos a la Piazza Venezia y la odiada “Tarta”, el gigantesco monumento a Vittorio Emanuel, el Altar de la Patria, donde está la tumba del soldado desconocido y donde entre otras exhibiciones, hay una terraza de acceso gratuito donde echar un vistazo a Roma y sus cúpulas, así como al Teatro Marcello. (teneis también la opción de pagar 7€ y subir en el ascensor a la terraza panorámica a la altura de las cuadrigas, donde supogo que habrá mejores vistas aún)
Siguiendo y cruzando la calle llegamos a otro sitio imprescindible, el Foro Trajano y su espectacular Columna que conmemora su victoria y conquista sobre la Dacia (la Rumanía de hoy en día), llena de relieves que explican sus dos campañas victoriosas en aquel lado del Danubio, obra del no menos genial Apolodoro de Damasco, y que merece la pena sentarse junto a ella y admirarla (a la vez que se come uno un tentempié y bebe algo para reponer calorías ya que hace un sol majo).
De aquí continuamos de frente por la via Magnanapoli hacia unas escaleras donde se veía gente sentada comiendo, pero como no nos convencía nada seguimos caminando junto al Mercati di Trajano y bajando por la Salita del Grillo hasta enlazar de nuevo con la Via Cavour y el sitio de comida rápida que habíamos visto para comer.
Tras reponer fuerzas salimos al Coliseo donde nos hicimos unas cuantas fotos y paseamos viendo las colas y la cantidad de gente que había por sus alrededores, así como en el Arco de Constantino.
Vuelta al Metro y al hotel a descansar
A eso de las 19:30 nos fuimos a Termini directamente a coger el Metro ya que así no hacíamos trasbordo para ir a la parada del Circo Massimo en la Línea B; por cierto, junto a la estación hay varios puestos de suvenires bastante baratillos, en donde compramos llaveros, una sudadera y alguna cosa más. Al salir mi mujer y yo les enseñamos a mis suegros la explanada que queda donde se situaba el Circo Máximo, así como la Domus Aurea de Nerón en lo alto, como decía mi suegra: ¿Aquí es donde lo de Ben-Hur y los carros no? .
Caminando tranquilamente hacia la Piazza della Bocca della Veritá (donde está la famosa tapa de alcantarilla que te cortaba la mano si mentías y que popularizaran Gregory Peck y Audrey Hepburn en la clásica Vacaciones en Roma de 1953), decidí desviarme para ver un punto de interés sobre el que había leído pero que no había visto en mis 2 visitas anteriores: Il Buco della Serratura, en la Piazza dei Cavalieri di Malta, junto al Jardín de los Naranjos, que pilla a apenas 10’ desviándote de la Via del Circo Massimo, por la parte de atrás del Piazzale Ugo la Malfa y subiendo por la Via di Valle Murcia, enlazando con la Via di Santa Sabina hasta la Plaza de los caballeros de Malta, donde una mini cola de 5 personas ya esperaban para mirar por el sorprendente ojo de la cerradura; la vista bien merece la visita!
Tampoco se debe dejar la ocasión de entrar en el jardín de los naranjos, que ya olían a cítrico, y contemplar las vistas o relajarse en sus bancos de piedra. Volví por el mismo camino salvo que al final de la Via di Santa Sabina el google maps me dijo de tomar la calle que bajaba a la izquierda, el Clivo dei Publici, que nos lleva prácticamente ya a la Boca de la Verdad, donde me esperaban sentados mi mujer y mis suegros, junto al coqueto Templo redondo de Hércules Victorioso (Ercole Vincitore), y admirando la plaza y la resultona Santa Maria in Cosmedin con su campanario.
Cruzando por el Ponte Palatino y contando la historia del Ponte Rotto, merced a la gran inundación de 1598, que está como un esqueleto sobre el río Tiber, nos plantamos en el Trastevere, donde había reservado por correo electrónico en el restaurante Carlo Menta (carlomenta@inwind.it), en donde habíamos cenado la vez anterior y nos había gustado.
Continuando por la Via della Lungarina, uno se empapa enseguida del ambiente bohemio y alegre del Trastévere, lleno de terracitas y puestos; todo recto cambiamos a la Via della Lungaretta hasta llegar a la Piazza Di Santa Maria in Trastevere, donde estuvimos callejeando un poco y comprando más souvenirs (hay un par de tiendas repletas de ellos justo antes de esta plaza) ya que los puestos ambulantes eran paquistaníes vendiendo pañuelos y baratijas varias.
Sobre las 21, hora de la reserva, nos acercamos al Carlo Menta, por el que previamente habíamos pasado y comprobado que estaba hasta los topes, aun así, tenían sitio de sobra en el interior y no tuve ni que mencionar la reserva (luego se lo dije al camarero para que la tachara, lo que agradeció). Nos metimos 4 menús turísticos, con 1º, 2º y postre, bebida no incluida, con los típicos primeros, penne (macarrones) al Carlo Menta, espagueti carbonara, lasaña etc , y de 2ºs cogimos Saltimboca a la romana, dos cottoleta a le millanese y pechuga de pollo; de postre macedonia, flan (crema e caramelo creo que se llamaba, pero era un flan de toda la vida) y pastel de la casa, que era con almendra y algo de crema; con la bebida, una botella de 1 litro de agua y una de cerveza grande (5€ pero de 66 cl), pagamos 59 euros y salimos a reventar.
Volviendo sobre nuestros pasos, para bajar la comida, íbamos con dirección al Metro de Cisco Mássimo, pero he aquí que de nuevo google maps nos indicó que justo donde la Boca de la Verdad había una parada y un bus que en 9 paradas terminaba en Termini, el 170, que llegaba en 10’, así que otro éxito de la tecnología