Llegamos al Puerto de Algeciras un par de horas antes de la salida de nuestro ferry. Encontramos un puerto enorme, pero muy, muy bien organizado. Hay muchos trabajadores (se ve que contratados para el “Paso del Estrecho”) que te van indicando sin ninguna pérdida a qué lugar tienes que dirigirte.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Los billetes los habíamos cogido con la compañía FRS (básicamente porque eran los más baratos) a través de la página DirectFerries, por lo que tuvimos que dirigirnos a la ventanilla para que nos dieran los “billetes auténticos”. En todo el trayecto hasta Algeciras y en el propio puerto se pueden comprar los billetes, pero a precio más elevado que el nuestro que, como dije antes, fue de 280 € la ida y vuelta de los cuatro y el coche.
De ahí, ya nos dirigen al muelle de nuestro ferry y a esperar. Prácticamente no hay turistas, sólo marroquíes para pasar las vacaciones en su país (y a principios de julio tampoco muchos). El ferry sale con un cuarto de hora de retraso, que luego ganamos en la propia travesía.
Y aquí llega el tan temido tema “papeleo”, ¡tantas cosas que habíamos leído y escuchado! ¡y fue facilísimo! Lo primero es no olvidar ningún documento en el coche, porque luego no se puede bajar a la bodega. Nada más entrar en el ferry, se forma la cola para el control de pasaportes. Cogiéndola al principio no se tarda mucho. Ahí hay que llevar el pasaporte y un papelito blanco que dan junto con el billete del barco. Una vez que se pasa este control, hay otra cola para hacer el control del coche también en el propio barco. Hay que llevar la ficha técnica del coche y un papel (el D16) que, o bien se rellena por internet, o bien se completa en un documento que se recoje allí mismo mientras se espera la cola. Es muy importante no perder este papel, porque es lo que demuestra que el coche era tuyo antes de entrar en el país.
Hechas las colas y completada la burocracia… ¡a disfrutar de la travesía! que se hace cortísima, la verdad. El ferry es muy cómodo y dispone de todos los servicios, incluído un restaurante y un bar. Pero es precioso estar fuera, disfrutando del aire del mar, viendo cómo se enfrentan Gibraltar a un lado y el Jebel Musa al otro, las columnas de Hércules.
De ahí, ya nos dirigen al muelle de nuestro ferry y a esperar. Prácticamente no hay turistas, sólo marroquíes para pasar las vacaciones en su país (y a principios de julio tampoco muchos). El ferry sale con un cuarto de hora de retraso, que luego ganamos en la propia travesía.
Y aquí llega el tan temido tema “papeleo”, ¡tantas cosas que habíamos leído y escuchado! ¡y fue facilísimo! Lo primero es no olvidar ningún documento en el coche, porque luego no se puede bajar a la bodega. Nada más entrar en el ferry, se forma la cola para el control de pasaportes. Cogiéndola al principio no se tarda mucho. Ahí hay que llevar el pasaporte y un papelito blanco que dan junto con el billete del barco. Una vez que se pasa este control, hay otra cola para hacer el control del coche también en el propio barco. Hay que llevar la ficha técnica del coche y un papel (el D16) que, o bien se rellena por internet, o bien se completa en un documento que se recoje allí mismo mientras se espera la cola. Es muy importante no perder este papel, porque es lo que demuestra que el coche era tuyo antes de entrar en el país.
Hechas las colas y completada la burocracia… ¡a disfrutar de la travesía! que se hace cortísima, la verdad. El ferry es muy cómodo y dispone de todos los servicios, incluído un restaurante y un bar. Pero es precioso estar fuera, disfrutando del aire del mar, viendo cómo se enfrentan Gibraltar a un lado y el Jebel Musa al otro, las columnas de Hércules.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Marruecos nos recibe con una bienvenida en árabe en el monte cercano al moderno puerto de Tánger Med. Este puerto está entre Tánger y Ceuta y, como pudimos comprobar, es perfecto para ir con coche propio. Tan bien organizado como el de Algeciras, una cola rápida para que la policía marroquí hiciera el último control de aduana (sin bajarnos siquiera del coche) y en marcha. Andaban por allí a los tipos que sacan un dinerillo rellenándoles los papeles a los turistas. Se les veía realmente muy aburridos, sin clientes.
El cambio a dirham lo hicimos en las casetillas que están a la salida del puerto. Poniéndonos en la casetilla que tenía la cola más larga, conseguimos el mejor cambio que vimos luego en todo el viaje.
El cambio a dirham lo hicimos en las casetillas que están a la salida del puerto. Poniéndonos en la casetilla que tenía la cola más larga, conseguimos el mejor cambio que vimos luego en todo el viaje.