Desayunamos sin prisas y a las nueve, vamos a dar un paseo con Jarvik, hasta un mirador de la catarata Yumbilla, que ha hecho la gente del pueblo. Hoy como es domingo, izan la bandera en la plaza del pueblo.
Vamos subiendo poco a poco, con vistas al valle y a la carretera que va a Tarapoto.
Y en una hora más o menos llegamos a un precario mirador que está a punto de caerse, desde el que se puede apreciar la cascada en casi todo su trayecto.
Lo malo es que a estas horas, la posición del sol impide casi totalmente vislumbrar nada. Se supone que ahí está la catarata Yumbilla, con sus 895 metros.
Pues miramos para otro lado
Estuvimos un buen rato allí, se estaba a gusto bajo la sombra del mirador, charlando con Jarvik, contemplando los vuelos de los carroñeros.
Pero no queremos aprovecharnos del tiempo de Jarvik y un rato después nos volvemos. Una última mirada a Yumbilla.
En un plis-plas nos plantamos en Cuispes. Por el camino, Jarvik nos comentó que tenían luz eléctrica desde hace solamente diez años. Parece la España de hace 60-70 años.
No tenía ocupada la habitación, así que pudimos ducharnos tranquilamente, rehacer una vez más las mochilas y dejarlas en la habitación hasta la hora de irnos.
Después de comer unos filetes de pollo y la que sería nuestra última cerveza Cristal, ajustamos cuentas. Fueron 390 Soles por el alojamiento de las tres noches, 3 desayunos 42 Soles, dos cenas y una comida 48 Soles, la cena del cuy fueron 40 Soles y 7 cervezas grandes 49 Soles.
A las cuatro y media vino a buscarnos Emerson, el guía que tuvimos ayer en Chinata, para bajarnos a Pedro Ruiz (fueron 10 Soles). Una vez allí, buscamos un locutorio y reservamos un hotel en Trujillo. Queríamos un hotel barato, bien situado y que nos dejara entrar sobre las nueve de la mañana que es cuando previsiblemente llegaríamos allí.
Una vez hecho, nos marchamos a la terminal de Moviltours, allí nos tomamos unas coca-colas y unos bocadillos, haciendo tiempo hasta las 20:30 que salía nuestro autobús nocturno hacia Trujillo.
OPINIÓN CUISPES:
Como ya decía, a Cuispes hay que saber a dónde y a lo que se va. Es una aldea situada en lo alto de la selva, y en la que apenas hay servicios. Allí vas a hacer trekkings y después de eso, no hay nada, no hay restaurantes, no hay bares, no hay wifi. Miento, sí que hay gallos, y todos los días o mejor dicho, noches, a las cuatro y pico empezaban su sinfonía. En contraprestación, hay trekkings muy chulos, no está nada masificado y es muy barato.
La posada de Cuispes, no ofrece ningún lujo, pero para nosotros estuvo bien, la cama era cómoda, estaba limpio y había agua caliente, comimos bien. Son muy amables en la posada.
A mí personalmente me gusta el proyecto de turismo sostenible que están intentando implantar. La gente está muy agradecida que vayas a visitarlos y para ellos es una fuente de ingresos muy importante. El dinero va directamente a sus manos.
Nosotros lo recomendamos.
