Después de nuestra visita a Benabarre y a Graus, complemento de la preciosa ruta del Congost de Mont-Rebei a las Pasarelas de Montfalcó, cuyo relato se encuentra en la etapa anterior de este diario, nos adentramos en Cataluña, ya que desde hace tiempo queríamos visitar el Monasterio de Montserrat. Como nos pillaba de paso, decidimos conocer dos poblaciones muy importantes en la historia catalana: Solsona (Lleida) y Cardona (Barcelona), que distan entre sí apenas 25 kilómetros, con lo cual no es complicado visitarlas en una excursión de un día, incluso desde la propia Barcelona, ya que Cardona está a 95 kilómetros de la capital catalana, poco más de una 1 hora de viaje..
El itinerario de la excursión desde Barcelona sería el siguiente según Google Maps.
Sin embargo, nosotros optamos por alojarnos una noche en la antigua fortaleza medieval de Cardona, en cuyo impresionante escenario se encuentra actualmente ubicado el Parador Nacional de Turismo.
SOLSONA.
Se encuentra a 112 kilómetros de Lleida y es capital de la comarca del Solsonés. Está rodeada de bosque, sobre todo en la parte de la sierra del Port del Compte, se encuentra a 670 metros de altura sobre el nivel del mar y tiene una población un poco superior a los 2.500 habitantes.
Sus orígenes son bastantes antiguos, pue en sus inmediaciones se han hallado sepulcros que datan de 3.000 años a.C. y restos de un poblado ibero del siglo III a.C. Por aquí pasaron los romanos, los visigodos y los árabes, que apenas resistieron 70 años por la presión del imperio Carolingio, si bien sus inmediaciones no dejaron de ser terreno fronterizo entre cristianos y musulmanes por lo cual los enfrentamientos fueron numerosos. Los primeros documentos de Solsona con ese nombre datan del siglo IX, cuando se construyó una iglesia dedicada a Santa María, que se consagraría un siglo después. En el siglo XIII recibió el privilegio de celebrar un mercado semanal, lo que contribuyó a un periodo de florecimiento comercial, atrayendo a mercaderes y artesanos. En el siglo XIV sufrió una terrible epidemia de peste negra que acabó con buena parte de sus habitantes. Después fue repoblada y se construyeron nuevas murallas, fuentes y edificios. Felipe II le concedió el título de ciudad, para la cual pidió un obispado al Papa Clemente VIII y que la Iglesia del Monasterio de Santa María se convirtiera en Catedral. Los siglos siguientes fueron muy convulsos por los conflictos y las guerras como la de Sucesión española, la Guerra de la Independencia contra los franceses, las Guerras Carlistas y la Guerra Civil, llegando incluso al incendio de la Catedral.
Dejamos el coche frente a las murallas, muy cerca del Portal del Pont, en una zona de aparcamiento junto al Passatge de les Moreres que al ser domingo era gratis. Desde allí se ve la parte alta de la Catedral.
Muy cerca también encontramos un panel informativo con un recorrido turístico para realizar. Como todavía faltaban unos minutos para la hora de la comida, aprovechamos para dar una primera vuelta por el casco histórico de la ciudad.
Según pudimos entender leyendo otro panel informativo, las segundas murallas, ante las que nos encontrábamos, se construyeron entre 1310 y 1414, financiándose con impuestos recabados de todos los habitantes de la ciudad, tanto seglares como eclesiásticos. Tenía 9 puertas (portals), entre las que cabe destacar la del Pont, la del Castell y la de Llobera, y 21 torres, de las que actualmente solo se conservan 3.
Entramos por el Portal del Pont, de estilo neoclásico y concluido en 1805, que se convirtió en la principal entrada de la ciudad (antes lo era la del Castell) después de la construcción de un puente de 12 arcos a finales del siglo XVIII. Al lado se encuentra el Pou de Gel (Pozo del hielo), donde se almacenaba el hielo recogido en el río Negro para su venta en verano. Es una sala subterránea y abovedada construida a finales del siglo XII que se puede visitar
Puerta del Puente y Calle de San Miguel.
Subimos por el Carrer de Sant Miquel, dejamos de momento la zona de la Catedral a nuestra derecha y seguimos directamente hasta la Plaça Major, la más importante del casco antiguo. Escenario de fiestas y acontecimientos locales, está porticada y en ella confluyen las principales calles: Castell, Llobera y Sant Miquel. Se puede mencionar la Casa Aguilar, residencia de destacados nobles y mercaderes de la ciudad.
Plaza Mayor.
Continuamos por el Carrer de Llobera, con varias casas señoriales de personajes que fueron destacados comerciantes. En la Plaça de Sant Pere está la de August Font, con esgrafiados modernistas.
Calle de Llobera.
Al final de la calle, llegamos al Portal de Llobera, que se abrió en el siglo XVII para que pudieran entrar en la ciudad exclusivamente los habitantes de Solsona ya que se había declarado una epidemia de peste. Sobre ella se colocó una capilla dedicada a Santa Ana que todavía se conserva.
Puerta de Llobera.
Rodeando el exterior de la muralla, sobre la que se han construido casas, llegamos al Portal del Castell. Se llama así porque se encontraba junto al antiguo castillo. Por esta puerta entraban los señores de Solsona al tomar posesión de la ciudad, después de jurar respeto a sus leyes y costumbres.
Puerta del Castillo.
El recinto amurallado estaba muy poco concurrido y apenas había “forasteros”. Así que, como no encontrábamos ningún restaurante que nos convenciese en el casco antiguo y frente a la Puerta del Castillo vimos una zona a la sombra con varias terrazas, allá que fuimos. Parecían restaurantes de tipo italiano, pero también servían menús muy apañados a 12 euros. Nos quedamos y comimos bien, a gusto, muy tranquilos..
La Puerta del Castillo por la parte interior; al fondo, la zona de terrazas donde comimos.
Después del almuerzo, dimos otra vuelta por el casco antiguo, empezando por el Carrer del Castell, una calle con mucho sabor medieval, donde se encuentran varias casonas señoriales y el Ayuntamiento, un edificio blasonado renacentista del siglo XVI, que fue una antigua casa de mercaderes. Más adelante en la misma calle, llegamos a la Torre de les Hores, del siglo XV.Tenía dos campanas, una que antiguamente llamaba a rebato en caso de fuego o ataque y otra para marcar las horas, que todavía funciona. Algo curioso es que en el campanario todos los años durante el carnaval se cuelga un burro de cartón en recuerdo de la leyenda que apoda a los habitantes de Solsona “mata-rucs” (mata burros).
Calle del Castillo, al fondo la Torre de las Horas; en el centro, el Ayuntamiento.
Desde aquí, salimos enseguida a la bonita Plaça de Sant Joan. Tiene una llamativa fuente gótica del siglo XV, sobre la cual se levantó en el siglo XVIII una capilla dedicada a San Juan Bautista, lo cual acaeció, según se cuenta, porque en esta plaza se celebraban antaño las ejecuciones y ahorcamientos.
Plaza y fuente de San Juan.
En el Carrer dels Dominics, se encuentra el Palau Llobera, edificio gótico de principios del siglo XV, utilizado sucesivamente como hospital, colegio de dominicos, universidad literaria, seminario y escuela. Actualmente es la sede del Consell Comarcal de Solsonés y también funciona como Oficina de Turismo.
Aprovechamos que ya habían abierto la Catedral para ir a visitarla, aunque primero pasamos por la Plaça del Palau, donde está el Palacio Episcopal. Adosado a la Catedral, fue construido en el siglo XVIII por el obispo Lasala y su fachada está considerada una de las más bonitas de Cataluña en estilo neoclásico. Alberga el Museo Diocesano.
En la Plaça de la Catedral se encuentra la Font de l’Esglesia, una de las tres fuentes góticas del siglo XV que hay en la ciudad.
Fuente de la Iglesia en la Plaza de la Catedral.
La fachada principal de la Catedral, que da a esta plaza, es neoclásica, de 1780, y se construyó para sustituir a la anterior, románica; tiene una escultura dedicada al éxtasis de San Agustín. La portada de la fachada lateral, que da a la Plaza del Palau, es barroca, del siglo XVII.
Fachadas de la Catedral: la de la Plaza de la Catedral, la de la Plaza del Palacio y una posterior.
Catedral de Santa María. Leyendo el panel informativo que hay en la entrada supimos que no se concluyó hasta 1630, aunque se empezó a construir a finales del siglo XIII sobre una iglesia románica del siglo XI, de la que se conservaron los tres ábsides, el campanario, el claustro, la bodega y el comedor de canónigos.
Altar Mayor.
Detalles.
Detalles.
Es de estilo gótico y en su interior destacan la Capilla de la Merced con un retablo barroco de Carles Morató, a la izquierda del crucero; mientras que a la derecha se encuentra la Capilla donde se venera la imagen de piedra de la Mare de Deu del Claustre (Virgen del Claustro), del siglo XII, considerada una de las tallas más importantes del románico catalán.
Capilla con la imagen de la Virgen del Claustro, talla en piedra del siglo XII.
Tres de las Capillas, en el centro, la Capilla de la Merced y retablo barroco de Carles Morató.
Me resultó bastante interesante esta visita a Solsona, que tiene un casco antiguo pequeño, pero bonito y bastante cuidado. Además, lo vimos con tranquilidad porque había muy poca gente aunque era domingo (o quizás era por eso, no sé).