Desayunamos tranquilamente y sin prisa en el hotel, hemos tenido suerte y el tiempo nos acompaña a pesar de habernos ido a dormir con una gran tormenta. Hoy toca visita a la favela de Vidigal, es una favela que está pacificada junto a la playa de Ipanema. A pesar de estar pacificada tengo que decir que me impresionó bastante, no quiero ni imaginar cómo serán las que no lo están...
Llegamos en Uber a la parte baja de la favela y allí cogemos cada uno una moto-taxi que te sube a la parte alta de la favela por 5 reales cada uno. Fueron 8-10 minutos, no más, pero sinceramente los llevaba de corbata, por cómo conducen y por la incertidumbre de que si quieren te llevan a cualquier lado y te la lían pero te das cuenta que hay mucha presencia de policía, lo cual tranquiliza mucho. Allí vamos al bar Da Laje, depende a qué hora vayas te cobran entrada, creo que era a partir de las cuatro de la tarde. Las vistas desde la terraza del bar, una vez más espectaculares con la diferencia de que se ve lo que es la favela y al fondo la playa de Ipanema, como si fueran dos mundos distintos a una distancia muy corta.

Un nuevo Uber, transporte oficial casi de estas vacaciones, y nos vamos a la zona de Santa Teresa. Cuando estamos llegando vuelve a llover como si no lo hubiera hecho nunca, así que aprovechamos para meternos en un restaurante a comer. Nos lleva un buen rato porque en general los camareros y el servicio en Brasil se lo toman todo con muuuuuuucha tranquilidad, hay que ir con paciencia a todos los sitios.
Después volvemos al hotel, descansamos un rato y nos acercamos a la playa de Copacabana, no me podía ir de Río sin bañarme en una de sus playas. Nada más salir del agua, vuelve a llover pero esta vez tenemos paraguas y nos damos un paseo junto a la playa. El domingo está muy animada toda esta zona porque cortan el tráfico de coches y hay mucha gente corriendo, patinando, etc. mucho y muy buen ambiente.
Cogemos algo para cenar y al hotel a descansar, se acabó el día.