DÍA 5: La magia de Disney o cómo hacer dos horas de cola para montarte en un tiovivo y no cabrearte (en exceso).
Ji, ji, seremos los primeros, ja, ja, ja, ja, ja, ja.
Hoy era el gran día Disney. Como ayer nos acostamos prontito, la amanecida fue temprana, así que ¿para qué esperar más? Rer A, dirección Marne-la- Vallée, estrenando nuestras Navigo Pass (¡qué ilusión les hacía a los niños pasar su tarjeta). No tiene pérdida ninguna, y se llega en unos 30 minutos desde el centro de la ciudad.
No iba nadie en el tren ¡qué bien vamos! ¡los primeros vamos a ser! No habíamos tomado la precaución de comprar las entradas con antelación porque, total, con lo temprano que era (salimos sobre las 8:30).
¡Y cuando llegamos! ¡uf! ¡cuantísima gente! Pues sí, tuvimos que hacer una buena cola para comprar las entradas. Cuando nos tocó el turno descubrimos que la cola la ralentizaban los propios vendedores porque intentaban convencer a todo el mundo de que comprase la entrada de dos parques - un día (una barbaridad, que yendo con niños no se aprovecharía).
Bueno, al menos tuvimos una alegre recepción con músicos y todo.
Las entradas para el parque se pueden comprar el mismo día que se decide ir en las principales estaciones de metro, y desde luego es recomendable hacerlo.
Primera parada en Discoveriland.
Entramos en el parque con toda la ilusión, pero aún no estaban abiertas las atracciones principales, y la verdad es que resultaba muy poco Disney empezar el día entre mucha, mucha gente, corriendo para coger turno en determinados sitios. Main Street resplandecía, pero a esas horas ya estaba atascada.
Nos decidimos primero por la atracción “Autopía”, para resarcir a mi hijo del hecho de que en ese Parque Disney Cars (su dibujo favorito) no estaba. ¡Tremendo! Para montar en un cochecito de un recorrido de unos diez minutos fueron cuarenta y cinco minutos de cola. Además, unas colas insidiosas: parece que te queda poco, pero tuerces una curvita y ¡zas! descubres que se se alarga en plan serpiente. Al menos, la atracción resultó entretenida.
Ji, ji, seremos los primeros, ja, ja, ja, ja, ja, ja.
Hoy era el gran día Disney. Como ayer nos acostamos prontito, la amanecida fue temprana, así que ¿para qué esperar más? Rer A, dirección Marne-la- Vallée, estrenando nuestras Navigo Pass (¡qué ilusión les hacía a los niños pasar su tarjeta). No tiene pérdida ninguna, y se llega en unos 30 minutos desde el centro de la ciudad.
No iba nadie en el tren ¡qué bien vamos! ¡los primeros vamos a ser! No habíamos tomado la precaución de comprar las entradas con antelación porque, total, con lo temprano que era (salimos sobre las 8:30).
¡Y cuando llegamos! ¡uf! ¡cuantísima gente! Pues sí, tuvimos que hacer una buena cola para comprar las entradas. Cuando nos tocó el turno descubrimos que la cola la ralentizaban los propios vendedores porque intentaban convencer a todo el mundo de que comprase la entrada de dos parques - un día (una barbaridad, que yendo con niños no se aprovecharía).
Bueno, al menos tuvimos una alegre recepción con músicos y todo.
Las entradas para el parque se pueden comprar el mismo día que se decide ir en las principales estaciones de metro, y desde luego es recomendable hacerlo.
Primera parada en Discoveriland.
Entramos en el parque con toda la ilusión, pero aún no estaban abiertas las atracciones principales, y la verdad es que resultaba muy poco Disney empezar el día entre mucha, mucha gente, corriendo para coger turno en determinados sitios. Main Street resplandecía, pero a esas horas ya estaba atascada.
Nos decidimos primero por la atracción “Autopía”, para resarcir a mi hijo del hecho de que en ese Parque Disney Cars (su dibujo favorito) no estaba. ¡Tremendo! Para montar en un cochecito de un recorrido de unos diez minutos fueron cuarenta y cinco minutos de cola. Además, unas colas insidiosas: parece que te queda poco, pero tuerces una curvita y ¡zas! descubres que se se alarga en plan serpiente. Al menos, la atracción resultó entretenida.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Salimos de allí con la sensación de tiempo perdido. Así que pasamos de largo de la atracción de las “Naves Espaciales” (de todos modos quizás hubiera resultado demasiado para los niños), y simplemente curioseamos un poco por Discoveriland.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Hicimos el pasaje del “Submarino del Capitan Nemo”, e increíblemente fue algo que les encantó a los niños, sobre todo cuando llegaba el pulpo a la escotilla. Les causó mucha curiosidad la historia del Capitán Nemo (¡qué raro! se llama como el pez).
Segunda parada: Fantasiland.
Este quizás sea el mundo más adecuado para niños de la edad de los nuestros, y aquí es donde estuvimos casi todo el tiempo. El decorado ambienta creando un aire de verdad fantástico: cada casita, cada puesto, está perfectamente cuidado para que ningún detalle falte. Aquí empezamos a hacer las paces con Disney.
Segunda parada: Fantasiland.
Este quizás sea el mundo más adecuado para niños de la edad de los nuestros, y aquí es donde estuvimos casi todo el tiempo. El decorado ambienta creando un aire de verdad fantástico: cada casita, cada puesto, está perfectamente cuidado para que ningún detalle falte. Aquí empezamos a hacer las paces con Disney.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Encontramos de paso una princesa Disney de sonrisa increíble firmando autógrafos (tenía una cola de niñas considerable)
Se ven poco personajes Disney en Disney, se sitúan a determinadas horas en determinados sitios y se organizan unas colas de aupa para hacerse la foto pertinente o conseguir un "autógrafo". Quizás sea de las cosas que más choquen.
El primer sitio: ¡el “Pequeño Mundo”! Después de lo visto pensaba que aquí habría otra cola tremenda, pero ¡qué va!, como es una atracción en la que puede montarse bastante gente a la vez, la cola es muy rápida. ¡Qué bonito! ¡qué bonito! Los niños, sobre todo la niña (y yo, me encanta esta atracción) alucinaban. Y es que es realmente bonito, con todos los muñecos cantando. Los niños, de todos modos, creo que alucinaban también por la sobrecarga estimular que lleva esto consigo, no se sabe dónde mirar.
Se ven poco personajes Disney en Disney, se sitúan a determinadas horas en determinados sitios y se organizan unas colas de aupa para hacerse la foto pertinente o conseguir un "autógrafo". Quizás sea de las cosas que más choquen.
El primer sitio: ¡el “Pequeño Mundo”! Después de lo visto pensaba que aquí habría otra cola tremenda, pero ¡qué va!, como es una atracción en la que puede montarse bastante gente a la vez, la cola es muy rápida. ¡Qué bonito! ¡qué bonito! Los niños, sobre todo la niña (y yo, me encanta esta atracción) alucinaban. Y es que es realmente bonito, con todos los muñecos cantando. Los niños, de todos modos, creo que alucinaban también por la sobrecarga estimular que lleva esto consigo, no se sabe dónde mirar.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Después de salir del “Pequeño Mundo”, nos animamos a hacer la cola para “Dumbo”, a mi hija le hacía ilusión, y pensamos que no tardaría mucho ¡otros 45 minutos! tremendo, y todo para las siete vueltas y media que dura (obviamente nos dio tiempo a contarlas). Afortunadamente los niños no se cansaron en exceso y disfrutaron de la atracción. Y la verdad es que las vistas desde arriba eran muy bonitas.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Y ya era hora de comer. Comimos en un banco, tranquilamente, la comida que llevábamos, mientras descansábamos de tanta cola.
Se supone que en Disney no te dejan entrar tu propia comida, pero en la revisión de mochilas que hacen en la entrada no dicen nada, de hecho es mucha la gente que la lleva. De todos modos, hay restaurantes baratos en cada uno de los “mundos”, donde se puede comer tipo fast-food, razonablemente bien (aunque, para no variar aquí también hay cola). Además hay muchos puestecillos por las avenidas con comida rápida (no penséis en ellos para la cena, los cierran antes). Pero hay que pensar que Disney no es barato, se te antoja todo, y al menos una comida hay que hacer porque da para todo el día, así que…
Se nos ocurrió sellar el fast-pass de “Peter Pan” (cuya cola era de alucine) en ese momento (podían ser las 13:30) y nos lo dan ¡para las 19:00!
Hay algunas atracciones (no tantas como debiera) en las que se puede sellar la tarjeta de entrada (cuidado con no perderla) y te dan un ticket con la hora a la que puedes acudir a la atracción. Es un servicio llamado fast-pass, totalmente gratuito, que funciona realmente bien.
Decidimos continuar con el “Laberinto de Alicia”. Hay que hacer un poco de cola, pero es rápida. Realmente resulta muy divertido y colorista, estuvimos un buen rato y nos lo pasamos bien.
Se supone que en Disney no te dejan entrar tu propia comida, pero en la revisión de mochilas que hacen en la entrada no dicen nada, de hecho es mucha la gente que la lleva. De todos modos, hay restaurantes baratos en cada uno de los “mundos”, donde se puede comer tipo fast-food, razonablemente bien (aunque, para no variar aquí también hay cola). Además hay muchos puestecillos por las avenidas con comida rápida (no penséis en ellos para la cena, los cierran antes). Pero hay que pensar que Disney no es barato, se te antoja todo, y al menos una comida hay que hacer porque da para todo el día, así que…
Se nos ocurrió sellar el fast-pass de “Peter Pan” (cuya cola era de alucine) en ese momento (podían ser las 13:30) y nos lo dan ¡para las 19:00!
Hay algunas atracciones (no tantas como debiera) en las que se puede sellar la tarjeta de entrada (cuidado con no perderla) y te dan un ticket con la hora a la que puedes acudir a la atracción. Es un servicio llamado fast-pass, totalmente gratuito, que funciona realmente bien.
Decidimos continuar con el “Laberinto de Alicia”. Hay que hacer un poco de cola, pero es rápida. Realmente resulta muy divertido y colorista, estuvimos un buen rato y nos lo pasamos bien.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
A continuación teníamos previsto ver el espectáculo de Winnie the Poo. Como nos habíamos entretenido en el “Laberinto”, llegábamos casi con la hora justa y nos temíamos que no habría sitio, pero sí que había, ya se encargaban las azafatas de achuchar a todo el mundo en los banquillos.
Hay que hacerse con el horario de los espectáculos en la entrada del parque, ver alguno permite relajarse un rato.
Desde luego, no podíamos haber elegido un espectáculo más adecuado para los niños. Se lo pasaron genial, y desde luego lo que era genial era verles las caras alucinadas mientras iban saliendo los personajes. Hablaban en francés, claro, pero era el no va más, ya que cada uno hablaba con el mismo tono al que estamos acostumbrados en España.
Hay que hacerse con el horario de los espectáculos en la entrada del parque, ver alguno permite relajarse un rato.
Desde luego, no podíamos haber elegido un espectáculo más adecuado para los niños. Se lo pasaron genial, y desde luego lo que era genial era verles las caras alucinadas mientras iban saliendo los personajes. Hablaban en francés, claro, pero era el no va más, ya que cada uno hablaba con el mismo tono al que estamos acostumbrados en España.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
¿Y qué hacer ahora? Era la hora de la siesta y los niños acusaban el cansancio, así que decidimos montarnos en el trenecito que rodea todo el Disney ¡qué cola! Y es que claro, la hora de la siesta es más internacional de lo que pensamos, y en el tren una vez que te montas nadie te obliga a bajarte en un sitio concreto, así que… ¡todo el mundo iba adormilado! Cuando por fin nos tocó, pues nada, donde fueres haz lo que vieres: siestecilla en el trenecito.
Quien espere tener una panorámica general de Disney en este tren, se equivoca, pues pasa justo por fuera, casi todo el recorrido va entre árboles e incluso alguna parte entre túneles, así que no se ve gran cosa. En todas las estaciones que vimos había bastante cola (sobre todo en la de Main Street), pero no así en la de Discoveriland.
Así que después de la siestecilla, volvemos a Fantasiland con las fuerzas renovadas. Y nada mejor que volvernos a subir en los barquitos del “Pequeño Mundo” ¡ay, qué bonito! y con menos cola aún que antes.
Nos quedaba ya poco que ver en esta parte del parque. Así que, apurando, apurando, llegamos al “Mundo de Pinocho”. Tuvimos que hacer algo de cola, aunque comparada con las anteriores, no demasiada. Esta es una atracción que está muy bien, pero para niños tan pequeños les da miedo y es demasiado ruidosa, oscura y pasa todo excesivamente deprisa (dura unos minutos sólo). Visto esto, no quisimos entrar en “Blanca Nieves”, porque recordaba que era algo parecido.
Quien espere tener una panorámica general de Disney en este tren, se equivoca, pues pasa justo por fuera, casi todo el recorrido va entre árboles e incluso alguna parte entre túneles, así que no se ve gran cosa. En todas las estaciones que vimos había bastante cola (sobre todo en la de Main Street), pero no así en la de Discoveriland.
Así que después de la siestecilla, volvemos a Fantasiland con las fuerzas renovadas. Y nada mejor que volvernos a subir en los barquitos del “Pequeño Mundo” ¡ay, qué bonito! y con menos cola aún que antes.
Nos quedaba ya poco que ver en esta parte del parque. Así que, apurando, apurando, llegamos al “Mundo de Pinocho”. Tuvimos que hacer algo de cola, aunque comparada con las anteriores, no demasiada. Esta es una atracción que está muy bien, pero para niños tan pequeños les da miedo y es demasiado ruidosa, oscura y pasa todo excesivamente deprisa (dura unos minutos sólo). Visto esto, no quisimos entrar en “Blanca Nieves”, porque recordaba que era algo parecido.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Como aún faltaba algo de tiempo para el fast-pass de “Peter Pan”, cambiamos de mundo y…
Surcando mundos: Frontieriland, algo de Adventuriland y vuelta a Fantasiland.
Frontieriland está ambientada en el Lejano Oeste. A nuestros niños les llamó menos la atención que los otros sitios, y realmente había menos atracciones para ellos. Así que, después de dar una vueltecita, optamos por un relajante el paseo en el Gran Barco de Palas (cogimos el último pase) y la verdad es que resulta realmente bonito.
Surcando mundos: Frontieriland, algo de Adventuriland y vuelta a Fantasiland.
Frontieriland está ambientada en el Lejano Oeste. A nuestros niños les llamó menos la atención que los otros sitios, y realmente había menos atracciones para ellos. Así que, después de dar una vueltecita, optamos por un relajante el paseo en el Gran Barco de Palas (cogimos el último pase) y la verdad es que resulta realmente bonito.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
De camino a Fantasiland, pasamos por Aventuriland y subimos a la “Casa de los Robinsones”. Está bastante bien, resulta muy curiosa, un poco al estilo de la atracción del “Submarino del Capitán Nemo”, pero mucho más llamativa, al estar instalada en un enorme árbol (artificial claro), desde cuya copa se ve todo el parque.
Y nada, vuelta a Fantasiland. Lo del fast-pass funcionó realmente bien, y pudimos entrar en “Peter Pan” en unos minutos (aunque menos duró el pase). Es una atracción chulísima, que tiene un efecto como si volaras que está realmente bien, pero a los niños les pasó como en “Pinocho”: demasiada oscuridad, todo demasiado rápido… les dio un poco de miedo.
Hay que tener cuidado con los horarios de cierre de las atracciones. Por ejemplo Fantasiland termina sobre las 19:30. De todo esto hay información por el parque y hay que tenerla en cuenta a la hora de decidir qué se va a ver.
¡Cabalgata Disney!
Y llega la gran hora. Había gente tomando sitio para la Cabalgata con horas de antelación. Si le quieres dar la mano a tus personajes, bueno, a lo mejor con un poco de suerte lo consigues y rentabilizas el tiempo que has echado, pero si no es ese tu objetivo no hace falta coger sitio. Nosotros la pillamos casi de paso, cerca del Castillo de la Bella Durmiente (uno de los puntos álgidos, porque realmente verla allí, mientras atardece sobre el castillo, resulta muy bonito), y la vimos muy bien.
Desfilan todos los personajes, y todo es muy colorido y alegre. La cabalgata termina con las impresionantes princesas Disney, de verdad, son para estudiarlas.
Y nada, vuelta a Fantasiland. Lo del fast-pass funcionó realmente bien, y pudimos entrar en “Peter Pan” en unos minutos (aunque menos duró el pase). Es una atracción chulísima, que tiene un efecto como si volaras que está realmente bien, pero a los niños les pasó como en “Pinocho”: demasiada oscuridad, todo demasiado rápido… les dio un poco de miedo.
Hay que tener cuidado con los horarios de cierre de las atracciones. Por ejemplo Fantasiland termina sobre las 19:30. De todo esto hay información por el parque y hay que tenerla en cuenta a la hora de decidir qué se va a ver.
¡Cabalgata Disney!
Y llega la gran hora. Había gente tomando sitio para la Cabalgata con horas de antelación. Si le quieres dar la mano a tus personajes, bueno, a lo mejor con un poco de suerte lo consigues y rentabilizas el tiempo que has echado, pero si no es ese tu objetivo no hace falta coger sitio. Nosotros la pillamos casi de paso, cerca del Castillo de la Bella Durmiente (uno de los puntos álgidos, porque realmente verla allí, mientras atardece sobre el castillo, resulta muy bonito), y la vimos muy bien.
Desfilan todos los personajes, y todo es muy colorido y alegre. La cabalgata termina con las impresionantes princesas Disney, de verdad, son para estudiarlas.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
¿Terminamos? en Adventuriland.
Adventuriland tiene uno de los decorados más atractivos, al menos para mi gusto.
Los niños se lo pasaron genial entre carreras y risas por el “Puente colgante” y el “Barco Pirata”. Se notaba además que era hora de recogida para bastante gente porque todo se iba despejando un poco.
Adventuriland tiene uno de los decorados más atractivos, al menos para mi gusto.
Los niños se lo pasaron genial entre carreras y risas por el “Puente colgante” y el “Barco Pirata”. Se notaba además que era hora de recogida para bastante gente porque todo se iba despejando un poco.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Y como postre final, ¡conseguí convencerlos a todos! ¡vamos a los “Piratas del Caribe”!, una de mis favoritas. No tuvimos que hacer cola ninguna, la hora, supongo. Fue divertidísimo… para mí. La niña no miró un momento en todo el recorrido porque le daba miedo, el niño no podía dejar de mirar y mi marido se ponía blanco cada vez que venía una cascada, yo me reía con ganas.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
¿Una cenita antes de irnos? Buscando, buscando sitio, mesa… nos pilla la última cabalgata ya por Main Street. Todo el parque a oscuras, iluminado por las luces de las carrozas y de los disfraces resulta genial, así que a pesar del cansancio nos alegramos de haber llegado hasta el final. No vemos los fuegos artificiales de casualidad.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Corremos hasta la estación de tren (y no somos los únicos) para conseguir asientos en el camino de vuelta a París. Lo conseguimos, así que los niños duermen plácidamente.
Conclusión: a los niños les gustó Disney, pero no tuvo más efecto en ellos que el que pueda tener una feria con cosas para montarse (casi éramos nosotros los que propiciábamos que se ilusionasen más que ellos por sí mismos). Incluso hubo otras cosas de París que les gustó mucho más, y no es de lo primero que recuerdan cuando cuentan el viaje, bueno, ya casi sí porque todo el mundo les pregunta por lo mismo. Les viene aún demasiado grande, les aturde en exceso por el tipo de atracciones que tienen. Así que, bueno, con 4 y 5 años, un día está bien, pero más… yo no lo aconsejaría, claro que también eso es algo muy personal.