Sin lugar a dudas, ¡SÍ! Es la pregunta que nos hacíamos cuando empezó Islandia a materializarse como posible destino y empezamos a investigar: opiniones contrarias, familias que lo recomendaban con actividades para los más pequeños como montar a caballo, ver ballenas, frailecillos y focas, la casa de la navidad; otras que hablaban de peligros (precipicios, glaciares, lodos hirvientes, cascadas torrenciales...) y mejor esperar a que tuvieran más edad… Pero, habrá niños en Islandia y jugarán en algún sitio, ¿no?-me gritaba mi conciencia.
A esta pareja de tres nos gusta viajar buscando cierto equilibrio (casi siempre a nuestro favor) entre nuestros intereses –senderismo, fotografía, paisajes- y los suyos –investigar cualquier cosa y jugar; tiene aguante andando y tolera bien el abuso de kilómetros en coche, pero no se queda horas meditando sobre el origen y el destino del cosmos... Es un niño-niño.
Así que descartados los miedos, junto a la preparación del viaje en sí, investigación profunda vía Google maps/Earth para localizar parques infantiles (generalmente al lado de las canchas o escuelas), que nadie citaba, supongo que dada la obviedad de encontrarlos.
El alivio total vino cuando leímos en el blog de My family passport que acudían a diario a las piscinas de los pueblos y así solucionaban el tema de las duchas. ¡Nuestra salvación! ¿Duchas? ¿¿¿A quién le importa eso si existe el sitio predilecto de este terremoto para desfogarse??? Era casi el mejor momento del día, después del trote de kilómetros y caminatas, acabar con ese relax de aguas hirvientes. Y ya si en el camping había un parque infantil, día redondo.
Aquí dejé el listado de parques y piscinas que nos llevamos: Islandia con niños: recomendaciones
De todas formas, el país es un parque de aventuras por sí mismo y en cualquier parte hay algo que llama su atención. Ha aprendido muchísimo, ha disfrutado de la poza de Snaefellsnes y de la piscina natural de Seljavallalaug. Otro entretenimiento ha sido ir viendo animales por la carretera: caballos, cabras y ovejas... Los frailecillos en Dirholaey lo fascinaron y la experiencia de los trozos de hielo llegando a la costa desde la laguna de Jökulsárlón... para volverse loco.
Hemos visto familias con niños de todas las edades, desde bebés en brazos o mochila portabebé, hasta de menor edad que el nuestro y mayorcitos también. Todos, padres y niños, parecían disfrutar de lo que estaban viviendo.
Hicimos el viaje típico, sin grandes proezas, la circular con desvíos a las zonas más visitadas. Lo más "atrevido" que hicimos fue buscar Hengifoss un día de lluvia interminable, con la niebla cubriéndolo todo, camino de piedras embarrado... con la recompensa final de que llegamos hasta su base sin casi darnos cuenta; caminar por la orilla oeste y este de Detifoss en las mismas condiciones; bordear la parte superior de la Eyjan mientras veíamos los acantilados de Ásbyrgi; entrar en la cueva y caminar sobre las piedras del río/arroyo para ver Gljúfrabúi, al oeste de Seljalandsfoss; fumarolas; bordear el cráter Kerið ... nada fuera de lo común, con las precauciones normales del día a día, caminar a nuestro lado y de la mano.
La única nota negativa que pondría es el tiempo que hay que pasar en carretera, porque fuimos justos de días (11); el pobre recuperó la costumbre de la siesta que había perdido hace años
, pero entre ir parando para las visitas, jugar en algún parque si nos venía a mano, acabar el día en alguna piscina, ir a campings con columpios... se ha hecho más llevadero.
Dice que el año que viene quiere volver... ¡y yo! Así que si estás dudando sobre viajar a Islandia con niños, te animamos a que lo hagas, es inolvidable para toda la familia. Señalaré subrayadas las actividades infantiles.

A esta pareja de tres nos gusta viajar buscando cierto equilibrio (casi siempre a nuestro favor) entre nuestros intereses –senderismo, fotografía, paisajes- y los suyos –investigar cualquier cosa y jugar; tiene aguante andando y tolera bien el abuso de kilómetros en coche, pero no se queda horas meditando sobre el origen y el destino del cosmos... Es un niño-niño.
Así que descartados los miedos, junto a la preparación del viaje en sí, investigación profunda vía Google maps/Earth para localizar parques infantiles (generalmente al lado de las canchas o escuelas), que nadie citaba, supongo que dada la obviedad de encontrarlos.
El alivio total vino cuando leímos en el blog de My family passport que acudían a diario a las piscinas de los pueblos y así solucionaban el tema de las duchas. ¡Nuestra salvación! ¿Duchas? ¿¿¿A quién le importa eso si existe el sitio predilecto de este terremoto para desfogarse??? Era casi el mejor momento del día, después del trote de kilómetros y caminatas, acabar con ese relax de aguas hirvientes. Y ya si en el camping había un parque infantil, día redondo.
Aquí dejé el listado de parques y piscinas que nos llevamos: Islandia con niños: recomendaciones
De todas formas, el país es un parque de aventuras por sí mismo y en cualquier parte hay algo que llama su atención. Ha aprendido muchísimo, ha disfrutado de la poza de Snaefellsnes y de la piscina natural de Seljavallalaug. Otro entretenimiento ha sido ir viendo animales por la carretera: caballos, cabras y ovejas... Los frailecillos en Dirholaey lo fascinaron y la experiencia de los trozos de hielo llegando a la costa desde la laguna de Jökulsárlón... para volverse loco.

Hemos visto familias con niños de todas las edades, desde bebés en brazos o mochila portabebé, hasta de menor edad que el nuestro y mayorcitos también. Todos, padres y niños, parecían disfrutar de lo que estaban viviendo.
Hicimos el viaje típico, sin grandes proezas, la circular con desvíos a las zonas más visitadas. Lo más "atrevido" que hicimos fue buscar Hengifoss un día de lluvia interminable, con la niebla cubriéndolo todo, camino de piedras embarrado... con la recompensa final de que llegamos hasta su base sin casi darnos cuenta; caminar por la orilla oeste y este de Detifoss en las mismas condiciones; bordear la parte superior de la Eyjan mientras veíamos los acantilados de Ásbyrgi; entrar en la cueva y caminar sobre las piedras del río/arroyo para ver Gljúfrabúi, al oeste de Seljalandsfoss; fumarolas; bordear el cráter Kerið ... nada fuera de lo común, con las precauciones normales del día a día, caminar a nuestro lado y de la mano.

La única nota negativa que pondría es el tiempo que hay que pasar en carretera, porque fuimos justos de días (11); el pobre recuperó la costumbre de la siesta que había perdido hace años

Dice que el año que viene quiere volver... ¡y yo! Así que si estás dudando sobre viajar a Islandia con niños, te animamos a que lo hagas, es inolvidable para toda la familia. Señalaré subrayadas las actividades infantiles.
