Último día, día de desapego. Me sobran siempre los últimos días de los viajes, me gustaría estar ya en casa. Supongo que es una defensa del cerebro antes de que la realidad nos devuelva a empujones a nuestra vida de siempre.
Bien temprano adecentamos la AC en el mismo camping Sangerdi y la devolvemos en el mismo polígono en el que la recogimos, con 2504 km hechos. Le dan una vuelta por fuera en la nave que está semioscura, un rápido vistazo por dentro… y adiós. ¡Qué envidia nos dieron los viajeros que estaban allí empezando hoy su aventura! Nos trasladaron al aeropuerto y en la misma oficina de Geysir recogimos el coche más barato que encontramos para nuestras últimas horas en Islandia. Nos salía más económico coche más noche en apartamento que un día más de AC.
En nuestro Renault Clio metemos todos los trastos como podemos, don terremoto casi no se ve atrás y nos sentimos ridículos en un coche tan pequeño y tan bajo, después de tantos días conduciendo en la AC . Pasamos por Comfort 4U a dejar las maletas. La dueña nos ha hecho el favor de permitirnos entrar a las 9.30 en vez de por la tarde y ha puesto un juguetito a nuestro niño encima de la cama; nos dejó la llave en un lugar pactado en el jardín y aprovechamos para desayunar (en teoría el desayuno es para el día siguiente, pero hay tanto, que nos sobra para cenar y volver a desayunar al día siguiente). Esta vez el apartamento es mayor que el anterior.
Hoy día sin prisas. Nos pesan ya los 2500 km que llevamos encima. A las 11 salimos de Keflavík con 13 grados, el día promete. Por la 45 y después por la 41 salimos de la capital y nos encaminamos por la 36 hacia Þingvellir. No haremos la visita ahora de este famoso lugar, se queda para el final del día, es lo que menos nos interesa del afamado círculo. No lo veremos nunca en realidad. Vamos bordeando hacia el norte el lago Þingvallavatn, que también pertenece al Parque Nacional. Es el lago natural más grande de Islandia y sus aguas proceden del río Öxará.
El cruce con la 365 nos lleva hasta otro lago, esta vez el Laugarvatn, que nos regala la última imagen de nieve islandesa.
En el encuentro de la 365 con la 37 seguimos por esta hacia el norte durante unos 16 km; vamos buscando el que será nuestro último flechazo, la cascada Brúarfoss . Se encuentra dentro del complejo vacacional Brekkuskógur, una vez pasado el puente que atraviesa el río Brúará, a la izquierda. Aquí dejé algunas imágenes de maps para localizar la zona: Cascada Brúarfoss en Islandia accesos
Nosotros íbamos siguiendo las indicaciones del blog de Xavier Gallego: xaviergallego.com/ ...bruarfoss/ pero nos encontramos con esta puñalada:
Nos empezamos a mosquear, algo iba mal. Y es que al parecer la joyita azul se fue haciendo famosa a la vez que se iban degradando los accesos, en propiedad privada.
Buscamos como si estuviéramos encerrados en una ratonera, más de hora y media bajo un sol que apretaba… No nos podíamos ir sin verla, pero teníamos claro que no íbamos a cometer ninguna ilegalidad pasando por encima o por debajo de un alambre de espino. La oíamos con angustia y veíamos a gente caminando más allá de la alambrada… Fuimos y venimos, con el navegador del móvil que nos indicaba que estábamos encima… Ya casi vencidos desistimos, pero una amable pareja que paseaba al perro nos señaló por dónde ir sin quebrantar la ley. Otros islandeses más que no nos despreciaron por ser turistas. Simplemente llegamos al otro lado del alambre. Todas estas indicaciones no valen hoy la pena, porque ese mismo verano estaban habilitando un acceso para llegar desde el aparcamiento que está a la izquierda en la 37 sin tener que caminar ilegalmente entre las casas de vacaciones. Ya aparece señalizado en Google maps. Con el corazón en un puño caminamos, más bien, galopamos unos 20 minutos y por fin dimos con ella:
El agua viene desde el río glacial Brúará y cae entre las formaciones de roca volcánica con forma de U. El contraste de colores entre la piedra oscura y el azul del agua te atrapa sin piedad .
Llegamos a dudar si de verdad estábamos viendo esto o era producto del sofocón que llevábamos entre el calor y la desesperación. Y así siguen sus aguas río abajo pasando el puente, con el mismo azul turquesa mezclado con otro más oscuro:
Ya nos daba igual lo que quedar por ver, nos podíamos ir tranquilos de la isla. Seguimos bastante tiempo saboreando este regalo de la naturaleza y fotografiándola desde distintos puntos.
De regreso a la 37 nos cruzamos con unas ciclistas que van buscando este tesoro y les señalamos el camino legal para llegar; no me las imaginaba con la bici a cuestas atravesando el alambre de espino.
Sin darnos cuenta son pasadas las 5. Nos dirigimos hacia Gullfoss, la última de las grandes que veremos. Comemos sobre la marcha en plan picoteo y seguimos. Hay bastante gente, pero no llega a ser agobiante. Primero la vemos desde el mirador que está más próximo al aparcamiento, en su caída lateral. Desde la parte más baja asistimos a la doble fractura por la que se desplaza el río Hvítá.
Luego nos dirigimos a la izquierda y vemos que la caída central realmente son múltiples saltos de agua juntos.
Desde aquí estamos sobre la caída lateral y sobre la garganta abierta del río Hvítá por la que huye el agua durante 2.5 km.
Bajamos y nos acercamos hasta el borde. Islandia nos regala el arcoiris que nos negó en Detifoss. Parece que es fundamental ver una cascada con arcoiris
Cuanto más avanzamos podemos comprobar la procedencia del agua en el amplio cauce del Hvítá.
Por último, y ya de verdad por última vez, la última visita: el área geotermal de los géiseres, en el valle de Haukadalur, con el contraste de colores que tanto me gusta.
Allí nos entretenemos viendo erupcionar a Strokkur cada 4 minutos, más o menos. A nuestro hijo le encanta, un buen cierre para su aventura.
Una vez más nos sentimos insignificantes ante la fuerza bruta de la naturaleza.
En esta zona cercana a Flúðir llevábamos anotadas un par de zonas de baños termales a las que finalmente no fuimos: el Secret Lagoon (Hvammsvegur, de pago, unos 2800 isk; en la propia web recomiendan evitar el horario entre las 15.00 y las 17.00) y las hot pots de Hrunalaug. También en Keflavík hay una piscina con zona infantil cubierta con muy buena pinta: Vatnaveröld, en la calle Sunnubraut 31 (la foto está tomada de www.visitreykjanes.is/ ...waterworld), sauna, piscina exterior y hot tubs.
Y así, con un total de 2842 km, un sueño cumplido, más de 3000 fotos, muchas cosas olvidadas, la esperanza de volver en unos años y nuestros seis flechazos nos volvemos a Keflavík para dormir, esta vez sí, el último sueño en la joya flotando en el norte del planeta.
¡Gracias por acompañarnos en nuestra aventura!
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¡Feliz viaje!