Puerto López
Viajamos en empresa Transesmeraldas hacia Manta (8 hs. y U$S 13,50 c/u) y de allí combinación con Puerto López (U$S 7 c/u). Como en varios lugares del viaje algunas empresas tienen sus propias terminales las que no coinciden con otras o con algunas generales. A Manta llegamos a las 4,10 de la madrugada y la terminal estaba a 2 cuadras aproximadamente. A esa hora ni taxi ni nada parecido. Fue bastante estresante caminar esas cuadras con el único sonido de las rueditas de la valija entre los paredones de los galpones que había en ese tramo. Por suerte llegamos sin problemas y desde allí sacamos el pasaje a Puerto López y, al rato, seguimos viaje. A poco de llegar el chofer cortó el aire acondicionado y llegamos todos transpirados ya que era un coche moderno sin ventanillas y no había renovación de aire por lo menos. Me dio la impresión que fue por chantas. En otra parte del viaje ocurrió lo mismo (norte de Perú).
Llegamos a Puerto López temprano, alrededor de las 7 de la mañana y tomamos una moto taxi hasta un hotel que nos había recomendado y reservado el empleado del hotel de Atacames al mismo precio. Al llegar nos encontramos que estaba cerrado porque “abre a las 8 hs.” según nos dijo un vecino. Seguimos viaje hasta otro que teníamos en nuestra lista y allí nos quedamos; Hotel Yamayá, el precio fue algo menos (U$S 25 la habitación), sin desayuno, con agua caliente, baño privado, tv, aire acondicionado y ventilador.
Puerto López está al oeste de Ecuador en la provincia de Manabí, tiene algo más de 20.000 habitantes. Es una ciudad de pescadores (hay una especie de mercado por la mañana cuando llegan) y operadores turísticos, en los meses de junio y julio se realizan excursiones para observar ballenas jorobadas y el resto del año con salidas de buceo, y visitas a las Islas de Salango y De la Plata. Nosotros hicimos ésta última a U$S 57 los dos, luego del regateo, con William como guía, en una lancha con capacidad para 16 personas y tripulación con dos motores de 150 hp. que demoró alrededor de 1 hora hasta la isla (46 km.) en un mar muy tranquilo.
Allí realizamos una caminata observando las características del ambiente (muy seco) y las poblaciones más importantes de aves que son los Piqueros Patas Azules y las Fragatas. Los Piqueros son especies muy adaptadas a la presencia humana y caminábamos al lado sin inquietarlas. Incluso pudimos tomarles fotos a hembras con pichones recién nacidos sin problemas. No hay mucha diversidad dadas las características del lugar. Algunas lagartijas, pocos insectos y, según nos comentaron, importantes poblaciones de ratas que alteran el delicado equilibrio del lugar al punto que las están combatiendo porque sus poblaciones han crecido a niveles riesgosos para algunas poblaciones silvestres.
Los paisajes fueron espectaculares y al mismo tiempo cansadores por la temperatura y humedad reinantes. Al regresar embarcamos y empezamos a ver 3 tortugas verdes (Chelonia mydas) de buen tamaño que nadaban muy cerca de la lancha. Luego de las fotos que pudimos sacar, nos dieron unos sándwiches de almuerzo con gaseosa y en minutos navegamos hasta el extremo de la isla para anclar y dedicarnos casi una hora a bucear (snorkel) sobre corales y muchísimas especies de peces de tamaños y colores increíbles siendo una de las experiencias más emocionantes de todo el viaje. Al iniciar el regreso nos ofrecieron cortes de sandía fresca y en un rato y con un mar mucho más movido que cuando salimos en la mañana, arribamos al puerto donde había una increíble concentración de pelícanos pescando entre las lanchas y gaviotas aprovechando los desperdicios.
Al igual que en Colombia, en la visita a la Isla de la Plata y en la recorrida por el P.N. Machalilla no vi una actitud activa por parte de los guardaparques, interactuando con los turistas, recibiendo consultas, motivándolos para que quieran conocer más del lugar ni carteles informativos o cualquier otro método de difusión/educación ambiental. Están desperdiciando importantes recursos y conformándose con un sistema tercerizado que busca sólo un servicio rentable.
En la zona hay otras playas que visitamos como Ayampe y Los Frailes trasladándonos en transporte público por pocos centavos y de manera muy eficiente, aunque manejan un poco rápido… Ayampe es una playa muy amplia, solitaria y linda, con algunas construcciones de troncos y techos que permiten disfrutar de la sombra, posibilidad escasa en la zona. La promocionan como una playa especial para surfers. Allí nos encontramos nadando entre una enorme bandada de pelícanos que estaba pescando entre nosotros.
Fue impresionante ver como se zambullían a no más de 8/10 mts. de nosotros.
Pudimos aprovechar las playas ecuatorianas, hermosas para nadar y disfrutar del agua templada y cristalina.
A los Frailes se llega en colectivo urbano a U$S 0,50 o en camionetas compartidas a U$S 1.- por persona. Al llegar la playa está a 20‟ de la ruta y el visitante tiene la opción de tomar un moto taxi o recorrer el camino de acceso y tomar algunos senderos que permiten apreciar distintos paisajes y acceder a diferentes playas. Está prohibido dejar basura en el lugar. La principal es una playa muy amplia con muy poca sombra salvo por las sombrillas que pueden alquilarse. Lamentablemente el mar estaba con “aguaje”, es decir muy fuerte y de acuerdo a la playa puede ser peligroso porque puede arrastrarte hacia adentro. Los Frailes en una muy buena muestra del ambiente típico del Parque Nacional Machalilla.
Vegetación adaptada a condiciones muy secas, hojas chicas, algunas plantas con espinas, etc. Encontramos, en la escasa cartelería informativa, un ejemplar de algarrobo del mismo género de nuestro árbol emblema del centro de Argentina. Vimos algunas aves muy coloridas y otras de tonos muy miméticos. Un árbol llamado Ceibo de Cercapes (Ceibo trichistandra) tiene espinas en el tronco muy parecidos a nuestro Coco (Fagara coco), árbol de las sierras del centro del país. Apenas llueve, la mayor parte de las especies vegetales reaccionan y comienzan a aparecer sus hojas y casi al mismo tiempo las flores para lograr una segura polinización y la consiguiente producción de semillas viables.
Las playas de Puerto López tampoco tienen sombra y si uno quiere descansar en la laya debe alquilarla, salvo sentarse a consumir en los lindos bares que hay sobre la playa. Allí, un desayuno continental (café, huevos revueltos, tostadas, manteca y dulce y jugo natural, cuesta U$S 3,50.
Tuvimos la sorpresa de no encontrar lugares para desayunar antes de las 9,30 hs. ya que estaban cerrados salvo un bar de un simpático ecuatoriano oriundo de Cuenca que abría muy temprano teniendo en cuenta que amanece a las 6 hs.
Conocimos un restaurant llamado Carmita cuya dueña es una mujer muy atenta, muy buena cocinera y servicial para con los comensales. Sus platos eran muy abundantes; una noche cenamos un plato de arroz marinero (Pescado frito con arroz, mariscos y patacones) y entre los dos no pudimos terminarlo a un precio de U$S 10, otras comidas fueron pescado con salsa de mariscos (U$S 9). Para la espera nos hicieron probar Chifles, que son cortes muy finos de plátano verde fritos muy parecidos a nuestras papas fritas, muy ricos. Al pedir la cuenta nos regaló los caramelos de menta más ricos de mi vida.
Una mañana tuvimos una sorpresa mientras caminábamos por la calle pegada a la playa. Después de desayunar en la playa caminábamos disfrutando la mañana y vimos a una persona a cierta distancia, saludando con sus brazos arriba; como no sabíamos quién era miramos hacia atrás y vimos que estaba una persona en una moto mirando hacia la playa y supusimos que era hacia él. Segundos más tarde esa persona apareció más cerca de nosotros con los mismos gestos y recién allí reconocimos que se trataba del empleado del hotel de Atacames que como tenía días libres vino, con su esposa, a su pueblo a saludar a su familia y casualmente nos encontramos en la playa.
Al igual que en Otavalo en la construcción usan mucho la caña guadua (Guadua sp.) y también como elemento decorativo (cortada longitudinalmente). Lo vimos en un bar/restaurante de un italiano que hacía una pizza muy rica y había decorado el lugar de manera muy elegante y acompañaba al visitante con una música suave muy agradable.