Día 9: Akureyri-Hvammstangi
Hoy nos levantamos con la que es la peor mañana de todas las que llevamos en Islandia, llueve bastante, hace frío, tanto así que decidimos ponernos en marcha sin visitar la ciudad de Akureyri. Al final es que las ciudades no son gran cosa, salvo aquellos pueblos pesqueros con su pequeño puerto y las casas pintadas con las pinturas de colores que sobran de pintar los barcos, así que el esfuerzo de soportar la lluvia parece que no compensa.
Así pues, cogemos el coche para hacer del tirón el viaje de aproximadamente una hora y sólo paramos para hacer alguna foto con las nubes encima de los picos de las montañas:
Así pues, cogemos el coche para hacer del tirón el viaje de aproximadamente una hora y sólo paramos para hacer alguna foto con las nubes encima de los picos de las montañas:
Nuestro destino era Glaumbær. Actualmente es un museo que explica cómo era la vida en la Islandia rural de los siglos XVIII y XIX. Las exposiciones se encuentran en estas casas con tejado de hierba, pero también hay dos casas de madera, estas del siglo XIX, que son de las primeras que se construyeron así en la isla y que sustituyeron a la forma tradicional de cubrirlas con hierba para soportar las inclemencias del clima.
Así son por la parte de atrás, que es lo que habitualmente no vemos.
Formando parte de la granja también hay una iglesia.
Seguía lloviendo, así que aprovechamos que una de las dos casas de madera que hay en esta zona es una cafetería muy peculiar, Áskaffi. Realmente se trata de una vivienda del XIX, como he explicado antes. Se sube a la primera planta en la que hay una cocina y varias estancias que son salones, pero decorados con muebles y accesorios antiguos.
Este sitio es famoso por sus tartas, que puedes entrar a elegir a la propia cocina, donde las camareras están vestidas de la época. Nosotros elegimos una tarta de canela y otra de donuts y no nos pudieron saber más ricas, la verdad.
Este sitio es famoso por sus tartas, que puedes entrar a elegir a la propia cocina, donde las camareras están vestidas de la época. Nosotros elegimos una tarta de canela y otra de donuts y no nos pudieron saber más ricas, la verdad.
La siguiente visita que teníamos previsto hacer estaba al una hora y media de viaje. El tiempo iba mejorando, así que paramos varias veces en las múltiples granjas de caballos que hay en la zona. La verdad es que lo hacemos casi cada día, porque los caballos se acercan en cuanto te ven y nos encanta tocarlos. Nosotros solo les dimos hierba, por favor, que nadie les de dulces ni nada que pueda ser dañino. Simplemente cortas la hierba del suelo y te la comen de las manos.
Son preciosos.
Tras varias paradas y con el día cada vez más despejado (no nos lo podíamos creer, pero parecía que por una vez íbamos a ver el cielo sin una nube) llegamos a la península de Vatnsnes, donde se encuentra Hvítserkur. Se trata de una escultura natural formada por un afloramiento de basalto, que tiene forma de animal. En lo que nadie se pone de acuerdo es en qué clase de animal: hay quien dice que parece un rinoceronte, un dinosaurio, un bisonte... Se parezca a lo que se parezca no deja de impresionar, situado allí, en mitad de la playa.
Cuando llegamos la marea está todavía alta, por lo que no se puede llegar hasta el bicho (la foto de arriba es de después), pero aún así decidimos bajar a echar un vistazo. Sabíamos que en una zona un poco más al sur, enfrente de la playa de Ósar hay una colonia de focas, Vimos que había un camino y decidimos acercarnos. Cuando llegamos allí, efectivamente, en el otro lado había un montón de ellas.
Este es un pequeño croquis con el camino, para que no dudéis aunque la marea esté alta, se puede alcanzar la playa caminando unos 15 minutos.
Este es un pequeño croquis con el camino, para que no dudéis aunque la marea esté alta, se puede alcanzar la playa caminando unos 15 minutos.
Están bastante lejos como para verlas con detalle, así que se necesita una cámara con zoom. Eso lo teníamos, pero hay que hacer tanto zoom que sin trípode no íbamos a poder sacar ni una foto decente. Así que dijimos, pues vamos a volver al coche a por el trípode, que no había salido todavía del maletero. De vuelta por el camino del mapita de arriba de nuevo a la "playa del dinosaurio", al que todavía no se podía acceder porque la marea seguía alta.
Como ya nos parecía muy fuerte volver con el trípode otra vez caminando hemos cogido el coche y por la carretera 711 hemos aparcado en el hostel de Ósar y bajado a la "playa de las focas" por el camino. Es un terreno privado, lleno de ovejas y tiene una puerta que hay que dejar cerrada. En caso contrario las ovejas se escaparán, el dueño se enfadará y prohibirá el paso a la playa por sus terrenos. Se llega en unos 10 minutos.
Como ya nos parecía muy fuerte volver con el trípode otra vez caminando hemos cogido el coche y por la carretera 711 hemos aparcado en el hostel de Ósar y bajado a la "playa de las focas" por el camino. Es un terreno privado, lleno de ovejas y tiene una puerta que hay que dejar cerrada. En caso contrario las ovejas se escaparán, el dueño se enfadará y prohibirá el paso a la playa por sus terrenos. Se llega en unos 10 minutos.
Había bastantes, no sólo fuera sino también dentro del agua. En el vídeo de la primera etapa de este diario se las ve saltar.
Algunas parecía que nos miraban.
Algunas parecía que nos miraban.
Otras dormían plácidamente.
Estuvimos un buen rato mirándolas, yo haciendo fotos y otros dándose el bañito de pies de rigor, que llevábamos un par de días sin catar el agua ...
Tanto rato hemos estado que se nos ha hecho la hora de comer, así que hemos decidido acercarnos de nuevo a la "playa del dinosaurio" y comer en unos banquitos que estaban allí. Seguía haciendo aire, por lo que aún había que abrigarse, pero había un sol espléndido y disfrutamos mucho de la comida al aire libre.
Cuando terminamos la marea estaba baja y pudimos por fin acercarnos a Hvitserkur. La playa es preciosa, merece un buen paseo, no solo por el bicho. También hay muchas aves.
Tanto rato hemos estado que se nos ha hecho la hora de comer, así que hemos decidido acercarnos de nuevo a la "playa del dinosaurio" y comer en unos banquitos que estaban allí. Seguía haciendo aire, por lo que aún había que abrigarse, pero había un sol espléndido y disfrutamos mucho de la comida al aire libre.
Cuando terminamos la marea estaba baja y pudimos por fin acercarnos a Hvitserkur. La playa es preciosa, merece un buen paseo, no solo por el bicho. También hay muchas aves.
Otra vez al coche para realizar una visita que nos encantó, no sé si porque realmente lo merecía o porque el día se había quedado tan azul y era la primera vez que disfrutábamos de un día así. Se trata del que llaman el Castillo Negro o Borgarvirki.
Es una formación también basáltica, en forma anular. Así se ve desde abajo.
Es una formación también basáltica, en forma anular. Así se ve desde abajo.
Una vez que se sube se entiende el sentido que parece tener. Se cree que se trata de un asentamiento defensivo de la primera época de la colonización de Islandia, entre los siglos IX y XII. Su altura por un lado y la forma cilíndrica por otro, hacen que este lugar fuera perfecto para defenderlo mientras se vivía en su interior.
Las vistas desde su cima son preciosas y también la soledad de la que se disfruta en estas latitudes.
Incluso desde arriba se podía distinguir la playa del dinosaurio, aunque las vistas hacia el otro lado también nos encantaron. Tal vez algo tuvo que ver el sol.
Solo consiguió bajarnos de allí el viento, que cada vez soplaba más fuerte...
Continuamos hasta nuestro último destino del día de hoy: la cascada en el cañón Kolugljúfur
Continuamos hasta nuestro último destino del día de hoy: la cascada en el cañón Kolugljúfur
Nos gustó mucho, a pesar de no tener la espectacularidad de otras cascadas, pero los varios saltos y sobretodo, el acercarte mucho, pero mucho a la parte más alta, donde de nuevo hubo quien se mojó los pies, le daban otra perspectiva. La cruza un puente que se atraviesa con el coche y caminando, de tal forma que se puede acceder a los dos lados. Dimos un pequeño paseo hacia el cañón, pero enseguida deja de ser accesible.
Con esto dimos por terminado el día, solo nos quedaban unos 20 minutos de trayecto hasta nuestro alojamiento en Hvammstangi. Pensábamos que era una cabaña en una granja, pero cuando llegamos solo vimos una especie de contenedor de los de barco pintado de blanco , al lado de unas casas de madera. Llamábamos a la casa de la granja y no salía nadie, la puerta estaba abierta pero nos daba cosa entrar, aunque oíamos gente, que luego resultó ser la tele. Llamamos por teléfono y la dueña nos dijo que regresaría en seguida, que había salido a hacer la compra. La esperamos allí, pensado si nos iba a tocar contenedor o no. Ya estábamos cansados de haber pagado verdaderos dinerales por alojamientos bastante básicos y nos parecía el colmo dormir en un contenedor de transporte.
Cuando llegó la anfitriona comprobamos que sí, que nuestro alojamiento era uno de los dos contenedores, por lo visto las casitas de madera tenían baño compartido. La cara de Rafa era indescriptible. Sin embargo, abrió la puerta del contenedor y era una habitación espectacular, con un ventanal enorme que daba a la granja, una cama gigantesca y un baño chulísimo. Nos contó que la acababa de colocar, que era la primera temporada de la casa-contendor y bueno, mil cosas más porque hablaba por los codos y no sabíamos como echarla.
Una vez que lo conseguimos nos marchamos al pueblo a hacer compra, limpiar de nuevo el coche, que se había puesto de nuevo perdido de barro y dar un paseo. Nos pasa lo mismo que todos los días, el paseo no es de más de 10 minutos porque nos salimos del pueblo si caminamos más.
Cenamos en Sjavarborg, un restaurante bastante moderno, con decoración muy nórdica y con una comida exquisita.
Después de eso como quedaba poco más que hacer nos hemos ido a nuestra pequeña casa a descansar, esperanzados, porque parece que por fin las nubes se van del todo y podremos disfrutar del sol, que tanto se está haciendo de rogar en este viaje.
Con esto dimos por terminado el día, solo nos quedaban unos 20 minutos de trayecto hasta nuestro alojamiento en Hvammstangi. Pensábamos que era una cabaña en una granja, pero cuando llegamos solo vimos una especie de contenedor de los de barco pintado de blanco , al lado de unas casas de madera. Llamábamos a la casa de la granja y no salía nadie, la puerta estaba abierta pero nos daba cosa entrar, aunque oíamos gente, que luego resultó ser la tele. Llamamos por teléfono y la dueña nos dijo que regresaría en seguida, que había salido a hacer la compra. La esperamos allí, pensado si nos iba a tocar contenedor o no. Ya estábamos cansados de haber pagado verdaderos dinerales por alojamientos bastante básicos y nos parecía el colmo dormir en un contenedor de transporte.
Cuando llegó la anfitriona comprobamos que sí, que nuestro alojamiento era uno de los dos contenedores, por lo visto las casitas de madera tenían baño compartido. La cara de Rafa era indescriptible. Sin embargo, abrió la puerta del contenedor y era una habitación espectacular, con un ventanal enorme que daba a la granja, una cama gigantesca y un baño chulísimo. Nos contó que la acababa de colocar, que era la primera temporada de la casa-contendor y bueno, mil cosas más porque hablaba por los codos y no sabíamos como echarla.
Una vez que lo conseguimos nos marchamos al pueblo a hacer compra, limpiar de nuevo el coche, que se había puesto de nuevo perdido de barro y dar un paseo. Nos pasa lo mismo que todos los días, el paseo no es de más de 10 minutos porque nos salimos del pueblo si caminamos más.
Cenamos en Sjavarborg, un restaurante bastante moderno, con decoración muy nórdica y con una comida exquisita.
Después de eso como quedaba poco más que hacer nos hemos ido a nuestra pequeña casa a descansar, esperanzados, porque parece que por fin las nubes se van del todo y podremos disfrutar del sol, que tanto se está haciendo de rogar en este viaje.
ALOJAMIENTO HVAMMSTANGI:
• Guesthouse Neðra-Vatnshorn. Igual que una cabaña de madera pero con aspecto de contenedor de transporte de barco pintado de blanco. Por dentro está muy bien, que no os engañe el exterior.
INFORMACIÓN:
• north.is