Archipiélago Los Roques, Venezuela — jueves, 12 de enero de 2012
Madrisquí, Crasquí, Francisquí y otras. Fueron nombradas a si por los arubeños y curazoleños, que como peones, laboraban para holandeses en esos cayos. La terminación fue dada por ellos a estos bancos de arenas llamados cayos en castellano, en inglés; keys y que a los isleños habladores del papiamento les sonaba “quís” y así le pusieron.
Por ejemplo: en castellano es Cayos Franciscos. En inglés; Francis Keys y en papiamento Francisquís, como hoy día se les conoce, y que se lleva a plural como Francisquises.
El papiamento es el dialecto que se habla en la Antillas Holandesas, no solo en las que están cercanas a las costas de Venezuela, sino y además la Isla de Saba y en la parte holandesa de La Isla San Tomé.
“Dios creó una esmeralda enorme; la arrojon al Caribe, golpeo una roca donde está Isla Grande, sus pedazos se dispersaron y formo el Archipiélago de Los Roques.”
Desde el punto de vista geológico, los Roque es un atolón, abundantes en El Pacífico, pero escasos en El Caribe.
Pudiéramos para efectos de descripción, dividir el cayo o islote en dos porciones; del punto medio, donde termina un camino y hay una casa con tejas y un higo de playa en toda la punta, haciendo un arco hasta los manglares del norte y en sentido contrario otra porción de playa que va de ahí y se desliza hasta conectar con Cayo Pirata.
Caminamos hacia los manglares primero. Se pasa entre alegres y a la vez distraídos y despreocupados turistas y visitantes. Luego vienen una casas más adelante, por donde no hay playas, sino un barranquito bueno como amarre de lanchas, que de por si las hay.
Pasando estas, se hace una semicurba a la derecha y se ven los mangles.
Bello espectáculo; una agua clara como el vidrio, una arena tan blanca que en algunos lugares bajos los efectos del sol, parece papel de escribir, o una sabana de hospital.
Todos los arboles son nobles, pero los mangles son abejitas u hormigas del mundo vegetal.
Intrépidos pioneros que suelta sus semillas cual dagas que se clavan en la arena y milímetro a milímetro, le van ganando espacio al mar.
Resistiendo el oleaje enfurecido y el embate inclemente, tempestades y huracanes, sin ceder un palmo de territorio conquistado, sin dar un paso atrás.
Entre sus raíces, que son como palafitos y solo cumplen función de anclaje, moran peces y moluscos. Se va acumulando la arena, hasta formar un terreno más o menos firme.
Luego se van desplazando hacia las orillas y dejan en medio de ellas una planicie de arena, todavía un poco blanda, que al secarse por efectos del sol, deja unas condiciones optimas para que crezca el pasto y la grama, que llega en semillas traídas por el viento o dejadas ahí por el excremento de las aves, llamado guano.
Ellas anidan ahí, deben hacer sus nidos en el suelo, pues no hay árboles, pero tampoco depredadores terráqueos que se los saqueen.
Así se prestan una ayuda mutua, pues el guano es un excelente abono orgánico.
Atentar contra estas nobles plantas es un ecocidio.
Cuidarlas y preservarlas una obligación.
Luego del pasto corto, llagan por las corrientes de la aguas y traídas por las olas, higos de playa y uvas de playas.
Que ni son uvas, ni son higos y nada tienen que ver con los del viejo continente, pues sus frutos no son comestibles, aunque es por la forma de estos que se les dio un nombre por asociación, o mejor dicho; fue lo primero que se le ocurrió a algún marino por el año la nana y así quedaron nombrados.
Pero dan una excelente sombra en un lugar donde la exposición prolongada al sol produce quemaduras de tercer grado.
Protejen del sol y han salvado la vida a mas de un naúfrago
Además es guarida de animalitos terrestres y trepadores.
Y cobijo para muchas aves.
Regrese, hay una vereda cementada y sinuante que pasa por detrás de unas casa tipo chalet de playa con tabiques huecos de aluminio, para hacerlas más livianas.
Lamentablemente, estas casas fueron cedidas a familias de ricachones en la “Venezuela Saudita” y antes de que fuera decretado Parque Nacional.
A los roqueños, no les perjudica y más bien hacen aportes a la comunidad y sería el colmo que no dieran algo, en fin, sigamos.
La parte del frente de las casas da a las playas que son totalmente públicas y no hay rollo par usarlas como las usa todo el mundo; con moderación y cortesía para con los demás.
Yo iba por la vereda, y en eso salió uno de los que allí estaban y me saludo, pero cuando yo pensé en responderle el saludo, no pude.
Algo se trabó en mi garganta y fue que me tragué un zancudo, que es como llamamos a los mosquitos por aquí.
Seguramente que el señor que si bien de buena posición económica era educado y sencillo, un caballero, se sentiría algo herido por mi falta de educación, pero al rato cuando le expliqué, se rio con migo.
Continúe por la vereda hasta el final de ella, justó en el hito donde yo hice la división imaginaria de partir en dos la playa para su posterior comentario... había el mayor monumento a la insensatez humana, y digo insensatez, usando una palabra dominguera y no las que uso usualmente, por aquello de que estos diarios los puedan leer los niños.
¡Han hecho una casa de bloque, o sea ladrillo hueco, con techos de tejas sobre una superficie que es toda arena! y por lo tanto tiene los días contados. Esto se hunde.
Será que ni La Biblia leen, porque ahí llama insensato, o sea necio al hombre que construyó su casa sobre la arena (Mateo 7:26).
O será que le regalaron los materiales y la casa se la hicieron de gratis.
Vaya usted a saber.
Pero nosotros continuamos por el siguiente trozo de playa. Esta es tan hermosa como la anterior, tanto que parecen gemelas y hay veces que uno alucina en cuál de las dos esta.
Seguimos bordeando el límite entre la arena y el mar hasta el final.
Hago un breaker en la nota, o sea un intermedio en el relato, para comentar que las lanchas que te llevan a los cayos, te vienen a recoger a la hora que tú digas y en el pago va la ida y el regreso incluidos.
Y ahora viene lo mejor:
Estuve tres veces en Madrisquí, la primera vez, fue cuando conocí a la chica de Sao Paulo, debía regresar temprano y regresé con ella para ir a despedirla al avión, esa fue mi primera noche que por cierto dormí en la posada de Aerotuy.
Luego por segunda vez fui e hice un recorrido más extenso, como íbamos; al finalizar nuestro segundo trayecto de playa hiendo hacia Cayo Pirata.
Al finalizar este tramo, hay un paso de arena sumergido, donde el agua llega a los tobillos a lo sumo y comunica las dos aéreas del lugar, o sea comunica a Madrisquí con Cayo Pirata.
Este es un rancherío de pescadores y tiene un par de restaurantes, especializados en pescados y langosta.
Las langostas están en una canasta y cada quien escoge la que se va a comer. Bueno, debo ser un poco sentimental, pero si me enseñan unos pollos vivos y me preguntan cuál de ellos me quiero comer, me lo comería con un poco de pesar, digo yo.
Pero parece que ese no es el caso con relación a las langostas, que las escogen y las devoran sin cargos de conciencia, y a pesar de que valen 270 bolívares el Kg. Eso sí, todos concuerdan es que saben y son exquisitas.
Por tercera vez, regrese y esta vez pude compartir un rato con una chica que nos visitava del Sureste Asiático, muy linda ella.
Apenas un poco más distante, están los Francisquises, tal cual los llaman y son tres cayos el de Franciquís de Arriba, el Franciquís de Abajo y por supuesto el Franciquís del Medio.
Uno de ellos tiene una plataforma sumergida de arena de un medio metro de profundidad y al borde de esta un talud, donde pueden anclar los yates.
De manera que preparan el asado en el barco y ponen mesas y sillas de plástico al lado, sumerjidas en pleno agua, y... ¡a comer!
También tiene un restaurante en el cayo y muy bueno por cierto.
Hasta por vacilar será que dicen que esta es la playa de los ricos y famoso, pero en verdad que entra Raimundo y todo el mundo, es de lo mas democrático.
Luego que regrese de este cayo, yo por puro bochinche, decía que por fin encontré una playa a la altura de mi estatus, pero nada mas que por bromear, porque aquí y gracias a Dios, no estamos con esas pavadas.
Lo que sí es importante, es lo siguiente;
El boleto de Aerotuy incluye la estadía de una noche en una de sus posadas, puede ser la noche que tú escojas. Yo agarre la primera noche, pero para la segunda, no tenia donde quedarme y busqué posadas pero según y que estaban ocupadas y una que halle valía un montón de dinero y si la tomaba no me iba a quedar casi nada, y tendría que comerme un cable.
¿Cómo hice? Eso les queda para el próximo capítulo.
Así que de inmediato me fui a Aerotuy y cambié el pasaje del viernes 6 de enero, día de mi cumpleaños para el martes próximo, pues el lunes uno de los aviones estaba en reparación, o algo parecido escuche yo.
Page la cuota de penalidad de 120 bolívares.
CONTINUA...