Día 1. Madrid-Bruselas (sábado) ✏️ Diarios de Viajes de Belgica

Volamos con Ryanair por el módico precio de 68 euros por persona (ida y vuelta, incluyendo una maleta facturada). Como nos llevaban y nos recogían del aeropuerto (T1 de Barajas), no tuvimos “problemas” para llegar hasta allí ni de aparcamiento del coche, así que nos fuimos directamente a facturar. No había muchas colas. Menos mal, porque casi nadie llevaba bien el equipaje e iba un poco lento el proceso. Si tenéis tiempo comprobad antes el peso de vuestras maletas, por si tenéis que reubicar algo. No dejaban pasar ni una. Eso sí, el personal tenía bastante paciencia, y ellos mismos te sugerían que cambiaras cosas de sitio. Así que allí veías a toda la gente en el suelo con sus maletas abiertas, pesando un jersey o una toalla para ver cuántos gramos eran y echando cuentas por si era o no suficiente. Y ojo, que lo volvían a comprobar luego en la puerta de embarque, para todos aquellos que no habían pasado por el mostrador de facturación. Allí iban asegurándose de que sólo llevaras un bulto (por muy pequeño que fuera el bolso, había que meterlo dentro) y volvían a comprobar las medidas del equipaje de mano. Unos cuantos tuvieron que pagar los 30 euros sobre la marcha porque se pasaban de las medidas.

Después de tanto pesar, repesar, medir y remedir, comenzó el embarque. Bastante puntual. El problema fue que tuvimos que esperar a que vaciaran el avión que acababa de llegar y a que lo prepararan, así que al final se retrasó un poco la salida, prevista para las 15:20. Total, que la puntualidad no sirvió para nada. Se ve que luego le pusieron el turbo al avión porque no llegamos con mucho retraso. El viaje no se hace muy largo, porque entre que te ofrecen comida, te ofrecen productos varios para comprar, te ofrecen el rasca, te ofrecen la revista, te quitan la revista (a la vuelta ya iba prevenida, je, je, y me la quedé de recuerdo. Por hacerles un poco de gasto más que nada), te vuelven a ofrecer comida, te piden la basura, etc, etc… en fin, “ideal” si queréis echar un sueñecito .

El aterrizaje tuvo lugar unos diez minutos más tarde de lo esperado, más o menos a las seis menos cuarto, así que bastante bien. Como el aeropuerto es más bien pequeñito, salimos del avión directamente a la pista y recibimos la primera impresión de Bélgica: frío. Eso pasa por ir con chanclas y pantalones cortos. Todo un poco mojado, pero no llovía:

En diez minutos teníamos las maletas en nuestras manos, así que nos fuimos a buscar el bus, dado que los horarios de trenes que habíamos mirado no nos venían muy bien. De precio salían por el estilo.
Justo cuando sales de la zona de recogida de maletas, andas un poquito y a la derecha tienes un puestecillo donde comprar los tickets para ir a Bruselas. La ida costaba 13 euros y la ida/vuelta, 22, así que optamos por la segunda opción. Se pueden sacar los billetes con antelación por Internet, pero no creo que sea necesario.
En la página del aeropuerto te explican cómo va el tema de los BUSES y de los TRENES.

Fuimos casi solos en el autocar. No había mucho tráfico y en una hora, aproximadamente, nos dejó en la estación (Gare de Bruselles-Midi), concretamente en la Rue de France. No es que sea caótica, como he leído por ahí, pero sí que es bastante grande. Total, que nos perdimos (sólo un poquito, nos perdimos bastante más a la vuelta). Muchas tiendas, así que si el último día no os habéis cansado de ver chocolaterías, podéis hacer las compras de último minuto ahí. Sobre precios, no os puedo decir, porque ya llevaba la maleta al límite de peso, así que pasé casi con los ojos cerrados por allí para evitar la tentación. Ahora que lo pienso, no me extraña que me perdiera…

Hay bastantes paneles con el plano de la estación, indicándoos vuestra posición, así que tampoco es tan difícil situarse. Para ir a la Gare Central teníamos dos opciones, una parada de tren o dos líneas de metro, con un transbordo. Mucho más corto en tren, claro. Aunque la primera vez andes un poco despistado, una vez que coges el primer tren y ves cÓmo funciona el sistema, te acostumbras, y es como si llevaras toda la vida cogiendo trenes allí. Todo está muy bien indicado y planificado.

En todas las estaciones hay paneles con las próximas salidas, donde os indican el principio y el final del trayecto, la vía y el tipo de tren:

Además, en la vía del tren te indican cuál es el siguiente tren y las paradas intermedias que realiza. En éstos también te indican si hay algún cambio de andén de última hora (nos pasó una vez) y si el tren llega con retraso (raro, pero también lo vimos en tres o cuatro ocasiones):

Si antes de bajar al andén queréis aseguraros de si un tren es el que os interesa, encontraréis en todas las estaciones (normalmente en el sitio donde venden los billetes y otras veces en los andenes) unos paneles con todos los trenes y sus paradas, ordenados por horas. Son realmente útiles:

Eso sí, no olvidéis que es posible encontrar el nombre de una misma población en dos idiomas. Por ejemplo, Bruselas es Bruxelles o Brussel.

Para consultar horarios y precios con antelación podéis usar la PÁGINA DE LA "RENFE" BELGA. Puede que también os sea útil la página de TRANSPORTES EN BRUSELAS, donde podéis encontrar las tarifas, diferentes bonos, plano de metro, etc.

En fin, que me enrollo, una vez situados, conseguimos llegar a la estación central. Ahí fue cuando empezamos a darnos cuenta de que las obras no son típicas sólo de España. Vaya rodeo que tuvimos que dar para conseguir salir de allí. Luego descubrimos que había una entrada que nos venía muchísimo mejor para ir a nuestro alojamiento, pero claro, como no podía ser de otro modo, la primera vez, con las maletas, salimos por la peor entrada por la que podíamos haber salido.

Por fin estábamos en pleno centro de Bruselas. Ahora sólo nos quedaba encontrar el apartamento (pobre del que nos estaba esperando, porque ya llegábamos una hora tarde). Aquí tengo que agradecer los consejos de todos aquellos que recomendaban apartamentos particulares en vez de hoteles, sobre todo de LauraRod. Decidimos probar y salió muy bien.

Elegimos un apartamento en Homelidays, muy cerca de la Gran Plaza.

Todo genial (una vez que nos acostumbramos a subir la escalera sobre todo). Eso sí, no intentéis iros sin pagar, porque se ve que al último que lo intentó, lo dejaron allí de advertencia:

Una vez dado el visto bueno al apartamento y de probar unas chocolatinas que nos habían dejado en una cestita, nos fuimos a buscar un súper para rellenar un poco la despensa. Como ya era un poco tarde, elegimos un Carrefour Express, que era de lo más barato, dentro de lo que quedaba abierto (cerraban a las 10 de la noche). Estaba en Rue au Beurre, 27. Luego descubrimos que dentro de la Estación Central había otro. De todas formas, sólo es recomendable para emergencias. Si estáis por esa zona y necesitáis comprar algo, hay muchos mejores precios y variedad en dos supermercados situados en Rue de la Vierge Noire/Zwarte Zusterstraat, 248 (cerca del edificio de la Bolsa). Uno de ellos era un Carrefour GB, abierto de lunes a sábados, de 9 a 20 horas.

Como curiosidad, al lado del Carrefour Express de la Estación Central nos encontramos otro día con este supermercado autoservicio. ¡Nunca había visto una máquina de estas tan grandota! Estuve un buen rato esperando a ver si alguien compraba algo para descubrir cómo hacían para que no se cayeran las cosas desde arriba y no se rompieran. En muy poco tiempo lo comprobé. Pues no, no se rompía nada, está muy bien pensado.

Después de llevar la compra a casa y cenar nos fuimos a dar una vuelta, sin rumbo fijo, para irnos situando en nuestro nuevo barrio. Sin poner mucho empeño, acabamos en el Manneken pis, pero lo dejaremos para otro día, que con eso de que era casi nuestro vecino, creo que lo vimos todos los días…