30 de marzo. Hoy, con nuestro coche azul, recorrimos la costa amalfitana, parando cada vez que podíamos para que mi querido conductor, autista que llaman en Italia, viera el impresionante paisaje de la costa y de sus acantilados con los pueblos colgados y junto al mar, y yo hiciera una más de las miles de fotos que llevo hechas.
Nuestra primera parada fue en Furore, una aldea al final de un pequeño un fiordo, donde Ana Magnani y Rosselini vivieron una gran pasión mientras rodaban la película "El amor", pasión que terminó cuando Rosselini se enamoró de I. Bergman, y Magnani, dolida y furiosa se deshizo de la casita que habían comprado allí. El lugar es increíble y un cartel de la pelicula recuerda el rodaje en la escalera que baja a la solitaria y pequeña playita.
[align=center]Furore
Nuestra primera parada fue en Furore, una aldea al final de un pequeño un fiordo, donde Ana Magnani y Rosselini vivieron una gran pasión mientras rodaban la película "El amor", pasión que terminó cuando Rosselini se enamoró de I. Bergman, y Magnani, dolida y furiosa se deshizo de la casita que habían comprado allí. El lugar es increíble y un cartel de la pelicula recuerda el rodaje en la escalera que baja a la solitaria y pequeña playita.
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Hubo varias más, pero la parada larga fue en Amalfi, fundada como puesto comercial en el 339 durante la dominación romana, fue una de las repúblicas marineras del siglo IX que lucharon por el control del Mediterráneo.
Tiene un magnífico caserío blanco, con casas que van bajando desde la ladera de la montaña hasta el mar, callejeo intrincado y con pasadizos para ir de una a otra calle. Visitamos el imponente Duomo, o Catedral de San Andrés, que realmente son dos iglesias, la Basílica de Cristo con origen en el siglo VI, actual Museo diocesano y la Basílica de San Andrés del XIII, en un estilo románico, lombardo con aires árabe,que ha sido remodelada en varias ocasiones añadiéndole elementos bizantinos, góticos y barrocos. Se accede a ella por unas altas y majestuosas escalinatas. Muy recomendable la visita, en ella nos llamó la atención que en la Basílica de Cristo estaban oficiando un rito religioso que me recordó a los que yo asistía cuando era pequeña. El claustro llamado "del Paraiso", es también reseñable, con sus arcos entrelazados de estilo árabe-normando que en origen era cementerio y que nos recordó el de San Juan del Duero en Soria.
Seguimos hasta Paestum, a Amalfi ya volveríamos al día siguiente, encontrándonos con un monumental atasco a la altura de Salerno que con paciencia aguantamos. Hay que decir que como aquí conducen con la ley del más fuerte, mi compañero se portó pero que muy bien plenamente integrado porque no había otra forma de avanzar. Llegamos tarde y con hambre, así que en el bar de Museo nos tomamos unas birras peroni y lo que les quedaba de paninis. Paestum es también de lagrima: Un espacio natural con unos esplendidos templos griegos, paisaje repleto de lagartos verdes que nos indicaban la vida que aquí se percibe. Paestum fue fundada por los griegos alrededor del siglo VII a.C, con el nombre de Posidonia. El recinto, uno de los sitios más hermosos que hemos visto y de los que más nos han gustado, tiene tres impresionantes templos en estilo dórico, el Templo de Hera del VI a.C que es el más antiguo y carece de cubierta, el de Poseidón del silgo V a.C. el mejor conservado y más impresionante con unos bellos tonos dorados por el sol que lo iluminaba, y el dedicado a Athenea también del siglo V. También son visibles los restos del anfiteatro donde han expoliado bastante, y los restos del foro, y el interesante Bouleuterion, lugar circular donde los griegos se reunían para debatir de todos los temas que pudieran afectarles.
Nos hubiéramos quedado para ver atardecer, porque la tarde estaba preciosa, pero nos teníamos que marchar que el coche lo teníamos que devolver a las 19,30 y aún nos quedaba el Museo donde tienen las hermosas pinturas de la Tumba del Saltador, que si me gustaban antes de verla, ahora me gustan más todavía.
Tardamos más de lo previsto y es que el museo es muy completo y tiene tumbas y restos muy interesantes, entre las que me llamó la atención una que representaba a dos mujeres, me parecieron que bailaban y el conjunto me recordó una caseta de feria de las que se montan en abril en Sevilla.
A la salida los inevitables cafés machiatos y algo dulce, esta vez una tarta de chocolate y ricotta que estaba buenísima y nos reparó permitiéndonos retomar el viaje, sobre todo "al autista".
La vuelta la hicimos por la autopista, pero aún nos quedó a unos 20 km. de Sorrento batallar con los motorinis y coches que se meten cuando quieren y como quieren en un atasco monumental, que nos permitió ver una puesta de sol preciosa sobre la costa sorrentina. Llegamos a las 20 horas, pero nos dijeron en la Agencia que no pasaba nada que era normal. Hicimos varias compras y llegamos a la casa con ganas de quedarnos, relajados y no tener que salir de nuevo. Aún hemos tenido tiempo de ver un vía crucis desde nuestro balcón antes de tomarnos una rica ensalada con mozzarella con d.o. de campania, pomadorinis, lechuga y aceitunas al horno, queso ahumado y mortadela de bolonia con pistachos, pimientos rellenos y un rico lagrima christi del Vesuvio. De postre limonccelo de Sorrento con el que brindamos a vuestra salud. Buenas noches y mañana nuestro último día en Sorrento volveremos a Amalfi y a Ravello.
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