24 de marzo. MÁS IGLESIAS, PASEAR POR EL CELIO Y EMPEZAR A DESPEDIRNOS DE ROMA
Queridas y queridos: Enviaros por estos correos un poquito de nuestro diario en Roma es sentiros cerca y compartir estos días. Hoy, día 24 de marzo, nos hemos dedicado sobre todo a pasear y ver Iglesias, casi todas de nuevo son basilicales bizantinas, con mosaicos y los famosos cosmatis, que eran el objetivo de nuestra vuelta a Roma, algunas están reformadas pero con detalles muy interesantes. Tras subir a la azotea de nuestro apartamento con unas esplendidas vistas y disfrutar con las campanas de la iglesia de la plaza de Monti mientras desayunábamos, nos pusimos en marcha.
Comenzamos muy cerca de casa por la Iglesia de San Cosme y San Damián que está en el Foro y tiene una puerta en el exterior sobre la vía de los foros Imperiales Fue construida sobre el siglo IV, parece que dedicada a Valerio Rómulo. Absorbe parte del templo romano de Romulo que se ve desde el Foro. En ella se ven algunos restos romanos como el pavimento de mármol del Foro de la paz, y el templo de Rómulo es con el Panteón el templo pagano mejor conservado en Roma. Nos gustó mucho, tiene unos bellos mosaicos bizantinos de los siglos VI y VII, pero no pudimos ver la sala de los belenes que tanto nos gustan porque estaba cerrada.
Seguimos hasta la Basílica de Santa Francesca romana, de origen románico del siglo X, y que guarda un bello icono del siglo V, el de la Virgen de la dulzura: Glycophilousa. Además del icono nos gustó mucho su esbelto campanario de estilo románico de unos 30 m de alto. La portada es del XVI, y no hay que dejar de ver el oratorio del siglo IV, que se respetó cuando se construyó la iglesia .
Rodeando el imponente Coliseo, no pudimos dejar de parar en el triunfal Arco de Constantino I el grande, erigido para conmemorar su victoria en la batalla de Milvio en el 312. Llegamos al barrio del Celio, donde en su colina se encuentra el conjunto de San Gregorio Magno, quien fue papá de Roma tras ser monje, este lugar eran terrenos de su familia y aquí construyó en el siglo VI una iglesia dedicada a San Andrés, de la que queda muy poco porque fue muy reformada y reconstruida en estilo barroco durante el siglo XVII y XVIII. No pudimos verla porque estaba cerrada, pero sí pasear por el tranquilo parque cementerio donde sí entramos en la dos capillas que también están restauradas. Hay hermosas vistas desde esta colina.

Nos esperaba la iglesia de San Juan y San Pablo, donde teníamos mucho interés por visitar las interesantes excavaciones de las Casas romanas del Celio, que no nos defraudaron y que recomendamos vivamente. Están situadas bajo la iglesia, y nos encantaron sus magníficas pinturas al fresco, un antiguo ninfeo dedicado a Proserpina y un oratorio paleocristiano. También se podían apreciar los restos de una ínsula, antigua casa de pisos romana, sobre la que se construyó después una casa señorial y ahora la dicha Iglesia. La iglesia aunque su origen está a finales del siglo IV , ha sido profundamente restaurada y reconstruida por lo que guarda poco de su estructura original, lo que más nos interesó fue la torre,el aspecto que se aprecia con los edificios colindantes anexionados, y el pasillo en la calle que da acceso a las casas romanas que es lo que realmente merece la pena.

Cerca nos esperaba San Stefano in rotonda, que aunque mucho se ha dicho sobre si era el antiguo macellum de Nerón, parece por los estudios y excavaciones que su construcción es del siglo V e inspirada en la del Santo sepulcro de Jerusalen. Nos gustó mucho con sus planta de cruz griega y sus tres círculos concéntricos, tenía un cuarto anillo que desapareció en una de las primeras intervenciones arquitectónicas de león Battista Alberti. Lo que más impresiona son los frescos del martirio de San Pomerancio, (la primera vez que escuchaba ese nombre), alrededor de la rotonda y sin ahorrarse ningún tipo de detalle.

En Sta. María in Doménica, con una de las preciosas fuentes de Roma frente a su entrada, nos detuvimos poco porque ya que no estaba lejos quisimos volver a visitar de nuevo los Santi Quattro Coronati de la procesión del primer día, que tanto nos entusiasmó. Aunque tiene su origen en el siglo IV, fue reconstruida tras el incendio por los normandos del siglo XI. El tabernáculo es renacentista y frescos barrocos del XVII decoran sus muros, Esta vez si pudimos detenernos tranquilamente en su íntimo y encantador claustro, pero no pudimos ver los frescos de la capilla de San Silvestre que cuentan la conversión al cristianismo del emperador Constantino por el papa Silvestre porque ya la habían cerrado. Tendremos que volver a Roma
Bajamos por San Juan de Letrán para ver el mercado de vía Sannio que nos decepcionó porque esperábamos algo más que imitaciones de marcas, es un mercadillo normal sin interés, pero nos permitió ver parte de la antigua muralla aureliana y disfrutar de la impresionante Puerta Asinaria, sólo por esto ya mereció la pena, y además picamos en una camiseta heavy metal para mi hijo.
Tuvimos que coger un autobús para ir a las Puertas de San Pablo donde se encuentra la Piramide Cestia o de Cayo Cestio, que en el año 12 a.C. se construyó a la manera egipcia para que fuera su tumba.
El metro que allí mismo se coge nos dejó junto a la Basílica mayor de San Paolo fueri le mura, donde comimos algo ligero en un agradable kiosko frente al parque y la entrada de la Basílica, que rematamos con un riquísimo café a la crema, ¡qué bien hacen el café los italianos!
La Basílica nos sorprendió con el ensayo de un coro orquestal que nos tenía entregados y enmudecidos a los visitantes. Nos costó abandonar la representación y visitar la basílica y el impresionante claustro, y la verdad es que merecía mucho la pena. Esta la segunda basílica mayor de Roma, después de la del Vaticano. Anteriormente en esta zona había un gran cementerio donde la leyenda dice que enterraron a San Pablo y que por las continuas peregrinaciones al lugar, el emperador Constantino contruyó una pequeña basílica, de la que sólo se conserva la curva del ábside que es visible desde el altar. En el siglo IV se construyé sobre ella una basilica mayor de 5 naves a semejanza de la de San Pedro, que se mantuvo hasta 1823 que es destruida por un incendio. Se construyó una nueva basílica con la tipología de basílica paeocristia, pero con criterios del siglo XIX, que es la que actualmente se visita. Es llamativa y espectacular, y con la música y cantos que todo el tiempo estuvimos escuchando era un placer recorrerla. El baldaquino sigue siendo el del siglo XIII y también existen algunos mosaicos del mismo tiempo. El claustro que también es el del siglo XIII es majestuoso y da gusto pasearlo. Nuestro amigo Enrique estuvo muy presente en toda la visita porque en ella se anunció la convocatoria del Concilio Vaticano II, suceso muy importante para los cristianos que han querido reformar y transformar la iglesia en la que ellos creen.

Volvimos en autobús hasta el foro boario para entrar en Santa Mª in Cosmedín, donde se encuentra la famosa boca de la veritá, que estaba llena de turistas haciendo cola para la foto. Entramos en esta interesante iglesia con origen en los siglos VI y VII, con actual aspecto medieval, del mismo estilo que las anteriores que estamos visitando, con mosaicos esplendidos y suelo de cosmati, y un bien conservado cierre del coro y baldaquino de los siglos XII-XIII. En la sacristía se pueden ver los restos de un antiguo mosaico del siglo VIII de la antigua Basílica de San Pedro. Interesante cripta-columbario. En ella se celebra el rito bizantino (griego) al ser una iglesia greco-católica melquita. No hicimos la cola para la boca ya la habíamos hecho en nuestros anteriores viajes.

La tarde hacía muy agradable el paseo por el foro boario, llamado así porque en esta zona se encontraba un mercado de animales, deteniéndonos en los templos romanos de Portunos, Vesta y el espléndido arco cuádruple de Jano, del siglo IV a.C, que nos recordó el hermoso arco de Caparra en la provincia de Cáceres.
Aún visitamos San Jorge in Velabro, junto al arco, otra de las bonitas iglesias basilicales que estamos recorriendo en este viaje. Para reponer fuerzas paramos en la terraza de un bonito café con vistas al Capitolio para reponer fuerzas junto a la iglesia de la Consolación, a la que entramos por curiosidad cuando terminamos y que nos regaló un precioso ensayo del Ave María de Schubert, acompañado de una guitarra que sonaba genial.
Piano piano, nos fuimos parando en los encantadores callejones y plazas del barrio judío, sin olvidarnos de fotografiar la fuente de las tortugas en la Plaza Mattei y empezamos a despedirnos de esta querida Roma. Una última mirada al Largo de Torre Argentina, santuario gatuno entre los restos arqueológicos de los templos más antiguos de Roma, del S III, en el lugar donde fue asesinado Julio Cesar.
Subir hasta la bulliciosa y hermosa Piazza Navona, y pararnos en la fuente de los 4 ríos del genial Bernini, e imposible no volver al Panteón ya con la luz de anochecer para volver admirar esa esplendida cúpula que nos regala la visión de un cielo aún azul. A pesar de la gente fuimos hasta la fontana de Trevi, que como siempre estaba igual que una feria, como un homenaje continuo a la “Dolce Vita” que nos mostró el inolvidable baño de Anita Elkberg, tan bella y sensual .

Ya si que fuimos volviendo hasta nuestro querido rione de Monti, que es un barrio muy romano, con gente cada vez más joven que vive en él, despidiéndonos también del mercado de Trajano al pasar por su fachada. Se nos hizo de noche y nos paramos a hacer las últimas compras del día en los comercios de nuestra calle: un rico vino de la zona de los castelli, berenjenas , funghi y porqueta, un buen queso pecorino, y de postre tarta de manzana en la panadería del barrio, que junto a lo que aún nos quedaba, nos sirvió para prepararnos una buena cena. Antes de llegar, en una iglesia cercana aún tuvimos un último regalo entrar porque escuchamos música y disfrutamos de los últimos minutos del "Staba Mater" de Pergolesis. Al ser las fechas previas a la Semana Santa todas las iglesias tienen representaciones especiales.
Mañana nos espera Tivoli y nuestra última noche en Roma, ya hemos reservado cerca del apartamento la cena en un restaurante con encanto.
Ya os contaremos, miles de besos,