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15 de noviembre de 2018
Con mucha pena nos despedíamos del Kruger.
Habían sido unos días llenos de emociones intentando ver a los BIG 5.
Y sí. los conseguimos ver a todos!!
Bueeeno si, 4 y medio
Solo nos faltaba el escurridizo y esbelto guepardo. Pero aún quedaban días de aventura y había que salir del Kruger.
Hicimos el check out y pusimos rumbo hacia Orpen Gate, acercándonos un poco a la zona de Satara. Es donde más fácil se pueden ver felinos y yo estaba emperrada en ver si o si a un guepardo.
Así que carretera y manta!
La verdad es que este trayecto fue muy pobre, “bichomente” hablando.
Kilómetros y kilómetros sin ver ni un solo animal. Bueno si, algún impala.
Y cuando ya quedaban pocos km para llegar a Orpen Gate, veo que hay algo en la sombra de un árbol.
Poco a poco me voy acercando hasta que quedamos frente a EL.
Ahí estaba! Majestuoso, precioso, con sus marcas de guerra.
EL REY!
No era el guepardo, ni el leopardo. Era un precioso león, que de vez en cuando nos miraba y ni se movía.
Allí estuvimos un par de minutos. Con el coche parado. Solos él y nosotros. Un momento épico.
Y ahora quien era el guapo que arrancaba el coche y se iba de allí, porque yo solo quería quedarme allí observando a ese precioso animal
. Peeeeero no podía ser.
Aun teníamos desde Orpen gate hasta nuestro siguiente alojamiento 1 hora y cuarto de trayecto, por caminos de tierra llenos de baches. Cosa que con nuestro pequeño coche la hora y cuarto se alargaría un poco.
Si buscas Sabi SAND en Google, lo primero que lees es: Reserva privada de CAZA. Y solo leer esto y ya se me ponen los pelos de punta
. Claro que tampoco me había parado a mirar lo que pone del Kruger. Cosa que he hecho a posteriori. Y que pone??
Es una de las reservas de CAZA más grandes del mundo…
. Pero claro. Esto lo busqué después.
Así que ya podéis imaginar el conflicto interno que tenía en ese momento…
Después de un buen rato cruzando pueblos con nombres como Seville, Utha o Dixie (esto es real) llegamos a una garita (nada que ver con las entradas rusticas del Kruger), donde te piden pasaportes y comprueban la reserva con un listado de entradas que tienen por día y hotel dentro del parque. Y cuando todo esta ok, proceden a registrar el coche y preguntar si llevas algún arma. Para después abrir las barreras con un sistema de seguridad con lector de huella digital.
Si la definición “reserva de caza”, me tenia erizada, todo este sistema de seguridad y la posterior alambrada electrificada rodeando toda la reserva, me estaba revolviendo el estómago.
En el camino de la puerta hasta nuestro hotel ya nos cruzamos con algún impala, a los que casi no hacíamos ni caso… Era ya algo de lo más normal.
Hasta que llegamos al hotel donde nos estaba esperando una joven americana para darnos la bienvenida.
Elephant Plains Game Lodge
Nos enseñó las zonas comunes y nos explicó los horarios de las actividades y comidas, quedando de la siguiente manera:
- 05:00 h: Morning drive (03:15 horas aprox)
- 08:30 h: Desayuno
- 09:00 h: Bush Walk (2 horas aprox)
- 14:00 h: Comida
- 16:00 h: Sunset drive (3 horas aprox)
- 19:30h: Cena bajo las estrellas.
Y con un cacao mental de horas en la cabeza nos fuimos a ver nuestra enorme y gigante habitación. O debería decir habitaciones….
FLIPANDO!
Así estábamos desde el primer momento en que abrieron la puerta de nuestro bungalow doble con vistas.
En serio, que las fotos no hacen justicia.
Mirad que vistas desde la cama!!!
Era casi la hora de comer asi que nos fuimos directos al comedor, donde ya había una mesa de unas 10 personas de edades diferentes, otra mesa con una pareja joven de coreanos, 2 mesas mas con 2 parejas de alemanes y había una sola mesa de 2 vacía. La nuestra.
Así que tomamos asiento, y no llevábamos ni 15 segundos cuando apareció un ranger que parecía sacado de un programa de lucha. En serio, era más fácil saltarlo que rodearlo. Que barbaridad de contorno lleno de músculos!
Mientras yo alucinaba intentando no pensar en la tensión de los botones de la camisa y que en cualquier momento podía saltarnos un ojo, el nos explicaba que seria nuestro guía durante toda nuestra estancia y nos preguntaba que bebida queríamos beber al final de la excursión (vino, cerveza, refresco…) Agua siempre llevan a tu disposición.
Nos limitamos a comer (todo delicioso) y fuimos a estirarnos un ratito antes de nuestra primera excursión.
Un poco mas descansados nos fuimos a la recepción donde estaban la pareja de coreanos y los 4 alemanes.
Íbamos en coches sin techo de 10 personas (lo que lo hacía mucho más emocionante). Así que faltaban 2. Una pareja de franceses que acababa de llegar al hotel y se apuntaba a la excursión.
Nos dieron una charla con temas de seguridad e hicieron varias preguntas sobre alergias, animales que queríamos ver etc, y empezamos con el bicheo
En cada coche van las 10 personas, el conductor que es el que te explica absolutamente todo (si, el de la camisa) y luego sentado sobre una silla en el capo del coche llevan a otra persona, normalmente un local, que conoce la reserva como la palma de su mano, que es quien, mirando el suelo dice por donde debemos ir para ver un animal u otro.
Nosotros veníamos de pasar unos días en el Kruger por lo que ver un búfalo, elefante, o impala no nos sorprendía. O eso era lo que pensábamos.
La chica francesa cosió a preguntas a Harard (el de la camisa). Sobre todo, preguntaba con pillería con temas de caza.
Bien, era una de las mías y no se cortaba un pelo.
Y aquí mis prejuicios pasaron a un 2º plano, o 3º o 4º.
Las respuestas de Harard me cerraron la boca. El y todos los componentes de la plantilla del Elephant Plains Game Lodge, eran unos locos de los animales VIVOS. Totalmente en contra de la caza, es por lo que su hotel esta destinado principalmente a parejas y grupos de viajes fotográficos.
Personas que amamos la vida y la naturaleza. Y eso hacia que me relajara y disfrutara aun mas de esta gran sorpresa que me tenia preparada mi maridin.
De repente el coche, por indicación de Derek (el del capó), se salió de la pista y empezó a andar campo a través hasta ponerse a escasos 2 metros de un grupo de elefantes.
Yo me sentí un poco violenta al acercarnos tanto y ver como de primeras alguna elefanta nos marcaba diciendo “no paséis la línea”, cosa que Harard respetó en todo momento.
Y allí con el coche parado y el silencio de la reserva escuchamos un sonido maravilloso. Era una cría mamando!!
A la francesa le caían lagrimones como puños, y los demás estábamos alucinando. Incluso Harard dejo de explicarnos curiosidades de este grandioso animal para disfrutar de ese momento como toca. En silencio.
No se pueden describir los miles de sensaciones que teníamos en ese momento.
Los animales se habían relajado totalmente, y actuaban como si no estuviéramos. Siguiendo con su vida.
Seguimos la marcha y vimos a 2 simpáticos “pumbas” dándose un refrescante baño en el barro.
Ese día el calor estaba siendo asfixiante. Yo llegué a tener un momento critico bajo el sol en el que me estaba empezando a marear… Suerte que llevábamos agua fresquica.
De repente vemos que Harard coge el walkie y dice que nos agarremos fuerte que vamos a saltar un poco.
Curva pa un lao, curva pa el otro, salto en un bache, otra curva más, bajada casi en picado hacia un río… y empieza a bajar el ritmo hasta llegar a un arenal.
Allí estaban los compañeros del tour fotográfico que se alojaban en nuestro hotel. Que casi no iban preparados….
Y ahí, entre las hierbas, apareció el animal mas maravilloso que e visto nunca.
Es perfecto. Es un precioso leopardo.
Con los coches parados y todos con la boca abierta. El animal debió sentirse como una estrella de Hollywood porque nos deleitó con un espectacular paseo rozando nuestros bastos coches. Solo se escuchaba alguna cámara. Podría asegurar que nadie de todos los presentes estaba respirando. Ni el más mínimo sonido.
Fue épico! Una mirada que nunca olvidaré.
Allí estuvimos hasta que el precioso animal decidió irse y seguir con su ruta en solitario.
Nosotros también seguimos con nuestro recorrido mientras (por suerte) el sol iba bajando, hasta llegar a un claro donde pararon el vehículo y nos dijeron que tranquilamente podíamos ir a hacer un pis y podíamos estirar las piernas mientras nos tomábamos nuestro vinito viendo el atardecer.
Una maravilla oye.
Y ahora ya si que hemos terminado con el día de bicheo. Toca llegar al hotel, darnos una refrescante ducha y embadurnarnos bien de antimosquitos, porque toca una preciosa cena alrededor del fuego y bajo las estrellas.
¿¿Se podía pedir mas??
Y con esto damos por acabado otro día de nuestra gran aventura. Tocaba descansar que a la mañana siguiente el despertador tocaría muy muy temprano.
¡¡A soñar con leopardos!!
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