Al norte del magnífico templo de Ramsés II en Abu Simbel encontramos el que el monarca ordenó edificar, o más bien tallar, un templo de menores dimensiones, en honor a su esposa Nefertari y a la diosa Hathor. Situado en el promontorio conocido como Ibchek es un templo único, ya que en él el rey cede parte de su protagonismo a la reina.
En su fachada podemos ver seis estatuas de unos 10 metros de alto. Algo peculiar de esta construcción es que es la primera vez que una reina aparece representada a la misma escala que el faraón en la fachada de un templo. Estas estatuas, en dos grupos de tres [las de los extremos mostrando a Ramsés II y las del centro a Nefertari] están situadas dentro de unos nichos y aparecen representadas en actitud de marcha, con el pie izquierdo adelantado.
Los seis colosos tienen características diferentes, de izquierda a derecha podemos ver que la primera esta Ramsés II con la corona del Alto Egipto, luego Nefertari como Hathor (con los cuernos, las plumas y el sol en su tocado),Ramsés II de nuevo la corona del Alto Egipto, Ramsés II con la doble corona, Nefertari nuevamente como Hathor y por ultimo Ramsés II con la corona Ate.
En medio de estas seis estatuas nos encontramos con la puerta que conduce al interior del templo, y la cual está decorada con los cartuchos con el nombre del monarca, así como escenas de ofrenda a las diosas Isis y Hathor.
Al acceder entre los colosos de Ramsés II llegamos a la sala hipóstila, de unos 11 x 10 m. Seis pilares, colocados en dos filas en torno al eje, muestran a la diosa Hathor tallada en la parte superior de los mismos, quien también es la protagonista en la decoración de las paredes de esta sala.
Siguiendo la sala hipóstila llegamos al vestíbulo, a cada lado del cual existen dos cámaras laterales. Éstas, carentes de decoración, pudieron utilizarse como almacenes del templo.
Por último tenemos el santuario, donde vemos representada a la pareja real frente a varios dioses, así como a la diosa Hathor, representada con forma de vaca celeste con Ramsés II bajo su mentón. Otra escena muestra a Nefertari en actitud reverente ante las diosas Mut y Hathor, así como al monarca haciendo una ofrenda de fuego y agua frente a su propia imagen divinizada y la de su mujer.
Igualmente en los muros del templo encontramos una escena de gran importancia, la coronación de Nefertari por las diosas Isis y Hathor, quienes depositan una corona sobre la cabeza de la reina, una corona con cuernos de vaca entre los cuales aparece un sol sobre el cual hay altas plumas. En otra escena la diosa Hathor, con forma de vaca una vez más, va montada en su barca en medio de una maleza de papiros mientras Nefertari le ofrece lotos, símbolo de resurrección.
Para terminar esta visita, creo que es justo hablar de este Faraón y de la Reina Nefertari, cuya historia me encandilo, por la grandeza de este gran faraon y el amor infinito que le proceso a su esposa favorita. Como ya he mencionado al principio de esta entrada y también en la visita al templo de Luxor, Ramsés II fue uno de los gobernantes más destacados y recordados del Antiguo Egipto, gobernó desde 1279 a. C. hasta 1213 a. C. Bajo su mando, florecieron y llegaron al nivel más prestigioso elementos como la economía, la administración, la cultura o el ejército. Nació en el año 1303 antes de Cristo. Sus padres eran Seti I y la reina Tui; su abuelo fue el faraón Ramsés I.
Durante su ceremonia de coronación, además de recibir las insignias sagradas del cetro y el látigo, se le concedieron cuatro nombres que llegarían a describir su historia: ‘toro potente armado de la justicia’,'Ramsés el Grande', ‘defensor de Egipto’, ‘rico en años y en victorias’ y ‘elegido de Ra’. Con el tiempo, el esplendor de los templos que encargó le valió el nombre de ‘el rey constructor’.
Ramsés II lideró varias campañas militares y extendió el imperio egipcio desde Siria en el este hasta Nubia (actual Sudán) en el sur. Está claro que la presencia de Ramsés fue determinante para esta civilización y muchos historiadores le consideran el último gran faraón de Egipto.
A lo largo de su vida tuvo al menos seis esposas principales y muchas secundarias, además de varias concubinas. Dado a la obligación real de garantizar el futuro de la dinastía, lo llevó a que durante los 10 años del reinado de su padre Seti I, Ramsés ya había engendrado a cerca de diez niños y a muchas niñas, se calcula que tuvo alrededor de 152 hijos. Pero a pesar de todas sus esposas Nefertari siempre fue la principal y estaba profundamente enamorado de ella y lo demostró con la construcción de un templo a su honor junto a la diosa Hathor, y también mando a construir para ella en el valle de las reinas el sepulcro mas hermoso concebido para una esposa real pues decidió que su cuerpo mortal pasaría junto a ella al reino sobrenatural para vivir unidos el resto de la eternidad.
Su vida fue tan larga que sobrevivió a muchos de sus descendientes, en total a 13 herederos. Murió entorno a los 90 años y subió al trono su hijo Mineptah. Este dios con forma de hombre murió probablemente de una caries que le provocó una infección sanguínea. Tras la muerte de Ramsés II, comenzó la decadencia del poder de Egipto.
Después de esta apasionante visita de casi tres horas, salimos del templo y nos acercamos Lago Nasser, situado justo enfrente, que es impresionante de lo grande que es, parece como si fuera un mar, mide aproximadamente 550 km de largo y 35 de ancho en su punto de mayor amplitud.
Nos tomamos un café y nos dirigimos hacer el camino de vuelta, pero decidimos parar a mitad de camino para contemplar la majestuosidad del desierto del Sahara.
Llegamos al crucero descansamos un poco, comimos y nos pusimos en marcha para dar un paseo en Faluca por el Nilo en la región de Aswan, una experiencia maravillosa y te deleita con esos paisajes tan maravillosos.
Después de este día tan emocionante volvimos al crucero para descansar y prepararnos para hacer mañana nuestra ultima visita en el Templo de Filial en en Alto Egipto antes de ponernos rumbo al Cairo .