31 agosto Últimas visitas en el lado oeste.
Sigo con diarrea pero sin retortijones, duermo regular, me despierto varias veces en la noche y tengo pesadillas y además luego del desayuno tengo que ir precipitadamente a la habitación y no llego por poco. Ese "por poco" me hace cambiarme de pantalones pero no me impide comenzar con las visitas.
Hoy empezamos visitando Medinet Habu. Curiosamente Fátima, nuestra guía, vive muy cerca de allí. Pasamos por su casa para recogerla.
Medinet Habu
Es el nombre árabe de una localidad situada en el lado oeste del río frente a la antigua Tebas.
Durante siglos fue un centro económico y administrativo y uno de los primeros lugares asociados al Dios Amón.
El enorme recinto estaba protegido por una muralla de adobe de la que quedan vestigios. El edificio principal es el templo funerario de Ramsés III pero antes de el hay otro templo pequeñito imbuido en el recinto que pasamos de refilón y solo le dedicamos un par de fotos. Se trata del Templo de Amón.
Thutmosis III y la reina Hatshepsut, gobernantes de la dinastía XVIII, levantaron este primer pequeño templo ocupando restos anteriores, pero fue modificado posteriormente en diversas dinastías e incluso en el periodo greco-romano. Ahora no queda nada mas que un edificio rectangular, pequeño, con algunas inscripciones y vacío por dentro.
Ambos templos estaban rodeados de varios edificios administrativos, almacenes y capillas. Todos ahora inexistentes.
Templo funerario de Ramsés III
Ramsés III (dinastía XX) eligió este lugar para construir su templo funerario, a semejanza del Ramesseum. Es uno de los mejor conservados de todo Luxor. Construido con la entrada principal mirando al este, al río, lo que permitía participar en el festival anual en el que el dios Amón visitaba el templo para renovar los servicios y reactivar la creación y el orden del mundo.
En el primer pilono se encuentran 4 huecos en las alturas para colocar maderas con las banderas con la enseña del faraón y está decorado con bajorrelieves de batallas exitosas contra guerreros asiáticos, nubios y libios. Abundan escenas de masacres de prisioneros que luego se repetirán mas adentro. En un lateral puede verse una escena muy lograda de una caza de toros, considerada una de las mejores obras maestras artísticas de la XX dinastía. No tengo foto de eso porque ni lo sabía ni me lo enseñaron. La que pongo la traigo de la web.
La puerta, con alas de buitres en el dintel que protegían la entrada. Al estar en el interior son mas visibles las pinturas al resguardo de las inclemencias meteorológicas.
Este primer patio está sustentado por columnas, osirianas cuadradas las de la derecha y papiriformes las de la izquierda.
En las paredes continúan las escenas de batallas, esta vez con un despliegue explícito incluyendo los trofeos obtenidos a los prisioneros, montones de manos y falos que los guerreros del faraón solían cortar como símbolo de superioridad.
Otra gran puerta da entrada al segundo patio, esta vez columnado en sus cuatro caras. Del anterior viaje yo recordaba que algunos bajorrelieves de este templo son inusualmente profundos en un intento de impedir que pudieran ser borrados posteriormente.
En el segundo pilono esta construida la que se llama "ventana de las apariencias", lugar desde donde el rey contemplaba las ceremonias, en cuya estancia se cree que murió el faraón victima de un complot. Al menos se asegura que hubo un intento de asesinato por parte alguna de sus concubinas.
Junto al templo, comenzaban a despegar los globos aerostáticos, dando imágenes curiosas.
Justo después se encuentra esta estatua de la diosa guerrera egipcia Sekhmet, también deidad solar y protectora de los faraones. Aunque creo que no es originaria de este templo.
Desde el segundo patio se accede directamente a la primera de las tres salas hipóstilas de la que sólo se conserva la base de varias columnas, de las otras, ni eso. Nosotros casi llegamos hasta allí. Nos dimos la vuelta porque ya no quedaba demasiado en pie.
La historia de Noemí
La anécdota no es mía, ni siquiera la presencié. Pero me la creo.
Cádiz. Playa de la caleta. Pongamos un verano cualquiera. Domingo. Lleno hasta las trancas. Una madre y una hija (Noemí) de unos cinco o seis años están sentadas bajo una sombrilla multicolor. Mesita, lotería, taperguares con bistés empanaos, tortilla de papas y pimientos asados. En la nevera, danoninos para la merienda de la niña, sandía, tinto y casera.
Llega la hora en que la niña quiere bañarse. La madre no.
.- ¿Chiquilla, no puedes esperarte un poco?.
.- ¡No, Mamá, quiero bañarme ya!.
La pequeña se mete en el agua, tras el silencio de la madre, que la niña ha interpretado como "Sí, puedes bañarte solita y con cuidado".
Entra poco a poco. Una olita, dos, tres...
De pronto, se oye una voz aguda y enérgica que retumba en cuarenta metros a la redonda.
.- ¡Noemííííííí!
.- ¡Hasta el chochoooooo!
POSTDATA CIENTÍFICA: "El chocho" era la unidad de medida; el umbral de peligro que la niña no podía sobrepasar; el estándar ordinario de la magnitud física del sistema "chochogesimal", según el cual: Todo chocho sumergido en agua tapá, desaloja un líquido caletero que puede "ajogá" a la chiquilla; lo que en física cuántica y relativista se conoce por: "La Constante del Chocho".
Esa mañana yo había leído en Facebook esta jocosa anécdota gaditana. Cuando vi que mi mujer estaba grabando las explicaciones de la guía, no pude por menos que soltarlo. Pido perdón por ello. Definitivamente, arruiné la grabación.