Era nuestro último día de ruta, esa noche dormíamos ya en Glasgow. Había una ruta que llevaba apuntada, pero no tenía seguro si la íbamos a hacer por falta de tiempo. Pero nuestro anfitrión de Skye nos la recomendó mucho y nos decidimos a hacerla. Es la ruta a Steall Falls, en el Glen Nevis, muy cerca de Fort William.
www.walkhighlands.co.uk/ ...alls.shtml
Llegamos temprano, por una carreterita estrecha y con curvas, pero que es un espectáculo de paisaje, y el aparcamiento ya estaba casi lleno, porque desde allí salen varios senderos. La ruta es preciosa, nos encantó. Va junto al río, con vistas al valle y a la cascada al final.



El sendero es muy sencillo, pero si se quiere acceder a la cascada la cosa se complica. Hay que cruzar el río por un puente tibetano, es decir, un puente que consiste en 3 cables, uno para los pies y dos para las manos. A mí me daba un poco de cosa, sobre todo en el medio, donde más se movía, pero pasito a pasito, crucé. Después la complicación vino porque el terreno estaba bastante pantanoso, y mi marido metió el pie hasta el fondo en el barro. Pero mereció la pena.



La vuelta se hace por el mismo camino, puente tibetano incluido (la segunda vez ya lo crucé con más seguridad). Había mucha más gente en sentido contrario, así que recomiendo hacer esta ruta a primera hora.
Después de la ruta empezamos nuestro camino hacia Glasgow. Teníamos dos opciones: volver por la carretera de Glencoe o seguir hacia el sur y ver por fuera un par de castillos. Hicimos la segunda, aunque se me quedaron las ganas de volver a ver Glencoe, me parece una pasada de paisaje.
Así que pusimos dirección al castillo de Stalker, que está en una isla dentro de un lago. Estuve buscando en internet y no vi claro el sitio desde donde se puede ver el castillo de cerca. Al final encontré que lo mejor era dejarlo en el parking del hotel The Old Inn. Cuando llegamos vimos un cartel que decía que era solo para clientes, pero allí no había ni un coche, así que le echamos morro. Desde el aparcamiento sale un camino que te lleva a un mirador sobre el castillo. Allí hay un banquito donde nos sentamos a comer disfrutando de las vistas. Después bajamos a la playa, pero el castillo se ve mejor desde arriba.

Después seguimos hacia el castillo de Kilchurn, pero antes nos encontramos con un grupo de vacas escocesas y paramos a verlas un rato hacerles unas fotos. Yo pensaba que por la isla de Skye iba a ser más fácil ver las vacas, pero no fue así, y me iba yo con la pena de no verla en este viaje.


El castillo de Kilchurn es de entrada gratuita, pero nuestra intención no era entrar, sino verlo desde fuera desde un mirador que yo había visto en internet, desde el cual se saca la típica foto con el castillo reflejándose en el lago. Resultó que para eso había que caminar hasta la orilla del lago por un terreno pantanoso, y no encontramos la manera de llegar sin hundir el pie entero. Así que nos limitamos a hacerle la foto de lejos, sin relejo en el lago. Como recompensa, en esa zona vimos muchas orquídeas, casi todas de la variedad orquídea moteada de los pantanos, la dactylorhiza maculata.


Continuamos hasta las Falls of Falloch, una cascada de muy fácil acceso. Se puede ver desde abajo, junto al lago al que vierte la cascada, o desde una plataforma mirador.

En nuestro camino a Glasgow fuimos bordeando el Lago Lomond, y paramos en un mirador que hay en la parte norte del lago, Inveruglas Pyramid (An Ceann Mòr). Se trata de una torre piramidal en la que hay habilitado un graderío con vistas. Paramos también en Tarbet, donde muchos locales disfrutaban del domingo a orillas del lago. Intentamos parar más adelante, pero no había muchos sitios desde donde se viera el lago que no fueran estos dos o el pueblo de Luss. En nuestro anterior viaje a Escocia le dedicamos un día entero al Lago Lomond, visitando una de sus islas (Inchcailloch) y subiendo a Conic Hill, y nos gustó muchísimo. Lo recomiendo.

En nuestros planes estaba ir a Finnich Glen, también conocido como Devil’s Pulpit, pero ya se nos había hecho tarde y tuvimos que prescindir de esta visita y seguir directamente hasta Glasgow. Nos encontramos con un atasco enorme y tardamos muchísimo en entrar en la ciudad. No sé si es lo habitual o era por ser domingo por la tarde y la gente regresaba de pasar el día en el Lago Lomond.
Aparcamos en la calle junto a nuestro hotel, el Sandyford. Es zona azul, pero en los hoteles te venden unos cupones de visitante por 2 libras medio día, 4 libras el día entero. Nos tocó el recepcionista más borde que jamás me he encontrado en un hotel. Yo que llegaba cansada y un poco nerviosa del atasco, era lo último que necesitaba. Y después de una discusión que me puso de mala leche, dejé que fuese mi marido quien tratase con él.
El hotel muy básico, pero fue lo mejor que encontramos de precio y que cumpliese con dos premisas: que tuviese fácil aparcamiento y que estuviese a distancia de caminar tanto al centro como a la SECC (el centro de convenciones y exposiciones). Además, incluía el desayuno.
Después de instalarnos salimos a tomar algo y cenar. Habíamos quedado allí con un colega y acabamos en el Wetherspoon, un pub de la conocida franquicia que hay por todo el Reino Unido, en el que se puede comer y beber a precio económico. Nos tomamos algunas pintas (me hice fan de la IPA de Brewdog) y algún que otro whisky.
