Día 2.- Museo Arqueológico. Un paseo entre Bayezid y Fathi. ✏️ Diarios de Viajes de Turquia

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Este día la idea era ir a la sinagoga Neve Shalom junto a la torre Galata para lo que teníamos una visita concertada a primera hora. Pero luego pensamos que ir hasta allí nos suponía tener menos tiempo para ver el museo arqueológico. Y preferimos ir a éste de primeras. Para ello subimos por el bonito callejón Sogukçesme Sokak, detrás de Santa Sofía, para comprobar que allí estaba el sitio donde pensábamos cenar esa noche, el Sarniç.


El callejón Sogukçesme Sokak


Empezábamos a darnos cuenta de la excelente situación del hotel que nos permitía ir andando a gran parte de los lugares del Estambul clásico. Pasamos por delante del restaurante y llegamos hasta el museo un poco antes de que abrieran. La verdad es que la fórmula de llegar a los sitios antes de su apertura nos evitó todo tipo de colas, aunque en el caso del Arqueológico parece que no hay problemas al respecto. Allí estuvimos unas 2 horas y media. Se nos había dicho que era una visita para toda la mañana pero eso debe ser para gente más o menos entendida en el tema. Nosotros solo nos fuimos parando en lo que nos llamaba un poco la atención. Pero había muchas vitrinas y salas que todas nos parecían lo mismo. Sé que esto es una herejía para quienes conocen un poco mas este tema de épocas pasadas pero las cosas son así. Especialmente nos gustaron las salas con los sarcófagos.


Detalle macabro en el arqueológico


Al salir nos fuimos dando una vuelta a la zona de Bayezid por la calle del tranvía. Muy turistizada esa calle. Una tras otra vamos entrando en las mezquitas de Bayezid, Laleli y Shezade, tras el correspondiente rito de quitarse el calzado y mi mujer colocarse el pañuelo en la cabeza. Las tres merecen la pena. No se trata de hacer su descripción que está mucho mejor expresada en un montón de sitios. Simplemente decir que las tres nos parecieron dignas de ver por su belleza.


Mezquita Bayezid



Mezquita Laleli



Mezquita Sezhade


En el camino habíamos pasado por delante de la Universidad en la que pululaban los jóvenes turcos y turcas y es que parece hay un avance sustancial entre la gente joven a la hora de la integración de la mujer, una de las asignaturas pendientes en el país. También en el camino y como pasábamos cerca del Gran Bazar nos acercamos para comprobar el ambiente. Creo que no tardamos ni 15 minutos en salir. No pensábamos comprar nada dentro que, además de que no entraba demasiado en nuestros planes de viaje lo de las compras, es que íbamos avisados sobre el hecho de que era preferible comprar en todo caso fuera del Gran Bazar. Nos pareció algo completamente fuera de órbita. Lo único que llama la atención es la tremenda extensión que se adivinaba. Como cosa turística vale. Pero me quedo con la Medina de Túnez. También pasamos por delante del acueducto de Valens. Me quedo con el de Segovia donde se aprecia mucho mejor la increíble capacidad de los ingenieros romanos. Pero resulta curioso comprobar como aquel imperio ha ido dejando su huella por muchísimos sitios.

Como se hacía la hora de comer nos fuimos hacia la mezquita de Suleymaniye para tomar un bocado en Daruzziyafe en el entorno de la mezquita. Precioso el patio en el que está el restaurante. Fue la primera gran alegría culinaria en Estambul, de las muchas que tuvimos durante el viaje. Absolutamente recomendable. Y no solo por lo bonito del lugar. La comida también está muy rica. Decir que en este tipo de lugares, que no son los kebab callejeros, comer puede costar con entrante, plato fuerte y postre y sin beber vino que sale muy caro por allí, entre 80 y 105 liras, cantidad que baja si no tomas postre y compartís un entrante entre los dos. Eso en euros resulta entre 35 y 50 € los dos, 17,5 y 25 € por cabeza. La mitad de lo que puede costar en España. A punto de la jubilación y con sueldo de funcionario con muchos trienios como es lógico, nos podíamos permitir aderezar el viaje comiendo muy bien. En España sería impensable tirarse tantos días comiendo en este tipo de restaurantes. Tal vez estudiantes y mileuristas noveles en el empleo puedan tener más dificultades. Para eso están otros lugares que por lo demás son bastante decentes. Lo que quiero decir es que comer en Turquía es muy barato comparado con España en la misma categoría de local. Lo único que el que esté acostumbrado a vino en las comidas verá aumentar la cuenta sensiblemente.


Entrada restaurante Daruzziyafe

Después de comer nos acercamos a Fatih porque, aunque sabíamos que no se podía entrar a la mezquita, habíamos leído que había por allí un mercadillo de los populares. Y la verdad es que no nos arrepentimos. Confraternizamos con los vendedores, que todos querían les hiciéramos fotos, y vimos otro Estambul distinto al del Gran Bazar y la Universidad. Allí sí que todas las mujeres llevaban su pañuelo en la cabeza. Y vimos productos comestibles en los puestos que jamás habíamos tenido delante de nuestros ojos. Hay que ver como vociferan estos turcos. Quien esté un miércoles por Estambul tiene nuestra recomendación de acercarse al mercado de Fatih.


Curioso detalle en el mercado de Fatih


Cuando nos cansamos de dar vueltas tomamos un “takxi” por ganar tiempo y porque andábamos algo cansados y nos fuimos a Eminönü con la idea de dar una vuelta por allí, la que dejamos en el tintero el primer día. Algunas cosas de las leídas sobre los taxis en Estambul nos tenían las orejas tiesas. Pero todo lo contrario. El tío se enteró a la primera de donde queríamos ir, puso el taxímetro en marcha, comprobamos que ponía lo de “gunduz” de la tarifa diurna y nos llevó en un plis plas a Gálata. Eso sí en plan rallye. Nos cobró 9 liras, lo que nos pareció correcto dado el trayecto que hay de Fathi al puente de Gálata. Nada más llegar no sé cómo vimos la casetilla cuya foto teníamos en los apuntes del crucero corto. No era nuestra intención hacer el crucero esa tarde pero ya que estábamos en el sitio pues cogimos el ticket y nos montamos al barquito. Es bonito el paseo porque te haces una idea del entorno del Bósforo. A ambos lado van apareciendo Dolmabhace, Ciragan, Ortakoy, unas murallas, y por la parte asiática Uskudar, Torre Leandro, Beylerbeyi. No había mucha gente en el barco por lo que nos podíamos mover de un lado al otro sin problemas.


Detalle de una de las orillas del Bósforo


A la vuelta todavía llegamos a tiempo para acercarnos al Mercado de las Especias, comprar té de manzana, y echarle un vistazo a la mezquita nueva más aparente por fuera que por dentro.


Mezquita Nueva por fuera


Como se puso a llover tomamos el tranvía y en un par de estaciones estábamos en la de Gulhane. Por cierto muy bien lo del tranvía. Los jetones te los venden en todas las estaciones y es muy sencilla su utilización, simplemente metiendo esa especie de monedita que es el jetón y pasando por el torno.

Al bajar del tranvía nos acercamos de nuevo al callejón Sogukçesme Sokak para llegar a cenar al Sarniç. Precioso el lugar en una antigua cisterna. Velitas, ambiente a media luz y servicio de altura. No obstante la factura no pasó de 105 liras los dos. La comida era buena pero quizás no tan redonda como en otros lugares que visitamos como Asitane o el propio Daruzziyafe. Después de cenar nos fuimos al hotel que estaba cerquita porque el día había sido cansado.

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